El sueño siempre fue una obsesión del hombre. Aparece en muchas de las grandes obras artísticas, de la literatura a la pintura, pasando por el cine y la música, como una presencia inquietante, una bestia que por las noches despierta grandes preguntas, nuevas ideas, imágenes que luego se plasmaron en trabajos que marcaron una época.
En la biblia, por ejemplo, era una señal de haber sido elegido por Dios, quien elegía ese momento para transmitir sus saberes, su conocimiento. De hecho, en el Génesis, el libro inaugural, Adán cae en el descanso y despierta con una compañera a su lado. Otros pueblos antiguos, griegos, egipcios, hindúes y mesopotámicos, tenían sus propias deidades protectoras de lo onírico, como Hipnos, Bes, Parvati y Nanshe respectivamente.
Ya desde tiempos inmemoriales, el sueño tuvo un espacio destacado y así continuó, siendo fundamental para movimientos artísticos como el dadaísmo y, sobre todo, el surrealismo. Sin embargo, en esta época de grandes conocimientos, esas horas de 'apagado' se convirtieron -para la mayoría de las personas- casi en un trámite burocrático, una obligación para poder afrontar la rutina del día siguiente.
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En el marco del ciclo científico de Infobae #La vida secreta de la mente, Mariano Sigman, doctor en Neurociencia, preguntó: "¿Si pudieses elegir estar bien durante el día sin necesidad de dormir, lo elegirías?"
Sigman sostuvo que "la mayoría responde que sí, porque la percepción es que el sueño hay que atravesarlo porque es necesario". En ese sentido, el especialista reflexionó sobre cómo en la vigilia ocupa el centro de las preocupaciones, ya que "la vida, la existencia, lo que somos sucede en el día".
"Los que trabajamos, los partidos que ganamos, los amores que tenemos, las relaciones que hacemos, todo sucede de día. El sueño es una especie de juego, un reposo necesario, que tenemos que hacerlo para tener una buena respuesta".
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Para darle mayor magnitud a esta especie de desdeño moderno hacia esta narcosis natural sostuvo: "Cuando uno va a un trabajo presenta un Currículum Vitae, que dice estudié acá, trabajé allá, estas son mis habilidades, pero nunca se escribe nada sobre el sueño. Imaginemos si hubiese un currículum del sueño, donde uno cuenta tengo sueños extraordinarios, con estos paisajes, con estas cosas".
Es que el sueño no solo se convierte en una ventana hacia lo imposible, una aliada de la creatividad y la imaginación, sino que además tiene múltiples beneficios para la salud. Según diferentes estudios científicos, aquellos que no descansan tienen mayor propensión a resfriarse, sufrir migrañas, padecer desórdenes alimenticios y hasta aumentar los riesgos de tener diabetes.
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¿El descanso es un trámite?
El director del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Di Tella e investigador del CONICET preguntó: "¿Será realmente así? ¿El sueño es un tiempo perdido, necesario, que solo sirve para estar bien en la vigilia?"
Los efectos del sueño no son solo propiedad de los artistas, de los creadores, también es la obsesión de miles de científicos alrededor del mundo, que indagan en cómo afecta la vida cotidiana. Entonces, ¿qué pasa en el cerebro durante el descanso?
"Lo que la ciencia nos enseñó masivamente, con Jan Born, el gran maestro del sueño alemán, a la cabeza, es que durante el sueño el cerebro no se apaga. No solo eso, su volumen aumenta".
"Si se pudiera escucharlo desde afuera, como si fuese un partido de fútbol desde lejos, los goles, los cánticos de la hinchada, se podría oír un murmullo eléctrico, mucho más alto del que sucede durante el día. En esta etapa, el cerebro está más activo".
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Sigman explicó que en esas horas nocturnas se produce "un repaso mental de aquellas cosas que vivimos durante el día. Durante el sueño se aprende, sin sueño no recordamos, no aprendemos".
Además, comentó que durante la fase REM -en español MOR: Movimientos Oculares Rápidos-, en el que las personas se agitan un poco más, tanto en las extremidades como en los ojos, hasta se llega a hablar; "ocurre el sueño narrativo": "Hay un espacio creativo, en el cual uno repite lo que sucedió durante el día, cambia las relaciones, los roles, una especie de juego mental y en esa didáctica aparecen ideas nuevas sobre elementos conocidos, ladrillos que ya existían".
Para demostrar la importancia de este momento, Sigman recordó una vieja anécdota de la historia del rock: "Pensemos en la canción Yesterday. Paul McCartney la compuso en un sueño y durante días creía que esa canción era de otro, que la había escuchado y soñado como un recuerdo, hasta que se convenció que la había compuesto durante el descanso".
Cuatro claves para entender el mundo de lo onírico. Sigman responde:
-¿Por qué hay sueños que se recuerdan y otros no?
El sueño tiene distintas fases. Recordarlos está relacionado con el momento en que uno se despierta. Cuando esto sucede en la primera fase, la REM, es mucho más sencillo tener matices, que cuando pasa en la cuarta, cuando el sueño es mucho más profundo.
Cuando uno se despierta, el sueño vive una una suerte de memoria corta, una especie de número de teléfono que si no se lo anota rápido se lo olvida. Por otro lado, hay sueños más emocionales que otros y hay una enorme regulación de lo emotivo en la memoria, por lo que son más difíciles de olvidar.
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La vieja idea de Sigmund Freud tiene bastante asidero en estudios más modernos de neurociencia, el sueño es en cierta manera el residuo del día y, a su vez, una especie de espacio de proyección para los días futuros. Hay muchos estudios que demuestran cómo las personas que se pasan todo el día, por ejemplo, jugando al tetris, sueñan con ladrillos.
–¿Qué pasa con las personas que nunca pueden recordar los sueños?, ¿No sueñan?
Hay gran variabilidad individual y no se conoce del todo las razones. Hay personas con mayor propensión. Tiene que ver en cierta medida con la profundidad del sueño y con cómo la gente se despierta, cuando los sueños comienzan a ser reemplazados por pensamientos matutinos conscientes.
El ánimo también juega un rol importante. Hay gente que no recuerda sus sueños nunca, pero sí lo hace en situaciones de estrés. Otras, que pueden identificarlos cuando se van de viaje, por ejemplo. Estos son temas que la ciencia todavía no pudo resolver del todo en el puzzle de la memoria.
–¿Por qué hay sueños que nos despiertan?
En general no se conoce del todo bien qué es lo que hace que uno se despierte. Sabemos que la estimulación externa, como un despertador, tiene resultados, si bien cada persona necesita su propio umbral.
Esa actividad interna del cerebro genera un estímulo sensorial, que a veces es parecido a lo que uno ve o escucha. Por ejemplo, hay gente que incorpora el sonido del despertador a la narrativa del sueño.