La educación necesita aprender a hablar un nuevo idioma, como a utilizar las nuevas herramientas de la vida cotidiana y a acoplarlas a las necesidades de estos tiempos de cambio. Y precisa enlazar de una manera más óptima y productiva la fase de estudio con la etapa profesional de la vida. Esos son algunos de los principales lemas en los que se apoyará el II Congreso de la Educación y Desarrollo Económico, a realizarse mañana, jueves 30 de junio, en la Usina del Arte.
"Se está dando continuidad a un debate que nació en la primera edición del Congreso el año pasado. Nosotros vemos que sigue estando muy mal coordinado el mundo del trabajo y sus necesidades con el producido por los sistemas educativos. No es una particularidad de la Argentina, pero es algo que sucede", le aseguró a Infobae el presidente del evento y un experto en educación e innovación, Juan María Segura.
Para el Congreso se esperan oradores de todos los ámbitos educativos, empresariales y gubernamentales del país, así como la presencia de personalidades del marco internacional, como María Isabel León, ex presidenta de la Asociación de Institutos y Escuelas de Educación Superior de Perú, Eugenio Severín, consultor de educación de Chile o Fernando Valenzuela, CEO de Linnea Lab, de México.
Dar el paso adelante
Quizás la principal problemática en la que se apoya esa falta de sintonía entre las necesidades profesionales y la oferta de recursos educativa es la falta de reacción del sistema de enseñanza ante la última gran revolución de la información: internet.
La mayoría de las entidades formativas de la región aún se rigen con programas de estudio de hace décadas, con mecanismos obsoletos y con un material ya desactualizado respecto a la necesidad específica de los alumnos del siglo XXI.
"El sistema educativo con el que funcionan la mayoría de los países de este momento es un acuerdo construido bajo un paradigma de información escasa. Bajo un paradigma en donde la información era regulable y regulada y discrecionalmente recortada. Las instituciones corrían un rol muy importante. Eran un generador de oportunidades de aprendizaje que fuera de ese sistema no se daba con tanta naturalidad. Eso se rompió por completo", afirmó Segura.
Y agregó: "Hoy, el monopolio del manejo del contenido de la información ya no es una propiedad exclusiva de las aulas o de las instituciones de la educación. Cualquiera que quiera saber una cosa, lo puede saber en cualquier momento".
La falta de adaptación a los recursos y la inmensidad de información que ofrece internet dejó en evidencia a un sistema que todavía se niega a dar el salto y a escuchar lo que los estudiantes, protagonistas principales de la historia, reclaman.
"El año pasado estuve en un Congreso en Qatar, que fue abierto por la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama. Ella dijo que si los que hoy trabajan en educación no se dan cuenta de la urgencia con la que deben reformar el sistema educativo y la escala en la que deben pensar, no están dándose cuenta del desafío de época que tienen", detalló Segura.
La falta de autocrítica
Uno de los desafíos previos a la realización del Congreso era el de conocer de primera mano cuál era el panorama por delante. De tal manera, todos aquellos especialistas en educación que se inscribieran en el mismo debían participar previamente de un cuestionarios sobre el presente y la realidad del sistema educativo argentino. Los resultados fueron aún más preocupantes.
"El 70% de las personas que se inscribieron en el Congreso creen que hacen un aporte positivo a la educación. Entonces, acá hay algo que no cierra. Tenemos un sistema educativo que produce resultados agregados de mala calidad, no logra revertir problemas de repitencia, no logra bajar índices de abandono, no tiene egresados que destaquen masivamente contra otros países de la región, en todos los rankings medimos mal… y el 70% de los que vienen al Congreso dicen que son buenos. Entonces, parece un diálogo de sordos. Nos reúne una misma problemática y el mismo auditorio nos está diciendo que no es un problema de los que están, sino de otros", reflexionó Segura para Infobae.
Además, un 53% de los encuestados considera que el egresado universitario argentino es mejor que sus pares de la región, mientras que los últimos informes y registros internacionales demostraron que países como Chile o Brasil se encuentran por delante en el plano formativo.
Personalización de la enseñanza
Ya pasaron dos décadas desde que internet se instaló en la vida cotidiana de los ciudadanos. Por eso, es cada vez más normal la aparición de jóvenes prodigios que logran destacarse en un ámbito específico y, a la hora de indagar en su formación, sale a la luz una educación informal y hasta ahora inédita: en su casa, con su computadora y mediante internet.
"El 40% de los los chicos abandona el colegio porque se aburren. Se va del colegio y al irse empieza su propio trayecto. ¿Por qué los chicos se aburren en el colegio? ¿Por qué encuentran más entusiasmo interactuando con contenidos de manera libre que dentro de un sistema donde está todo regulado y repartido de manera disciplinada y trata a todos los chicos de la misma manera, como si todos tuvieran el mismo interés o el mismo nivel de formación previa?", se cuestionó el especialista.
La solución es evidente: gracias a las herramientas que brinda la propia tecnología, se debe apuntar a una enseñanza lo más personalizada posible.
Para el especialista, la meta para poder encauzar una solución productiva se basa en alimentar la capacidad de autocrítica y animar a perderle el respeto al eterno temor a los cambios.
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— Tendencias (@InfobaeTrends) 25 de junio de 2016
"Un filósofo norteamericano, Daniel Dennett, decía que las instituciones, las costumbres y los acuerdos de las personas muchas veces trascienden su propia utilidad. Y que en algún momento ya se comportan como parásitos. Dejan de ser funcionales a las necesidades del hombre. Tenemos que tener la firmeza de poder decir qué de lo que estamos haciendo sigue sirviendo y en dónde tenemos que tener la audacia de salir a buscar nuevos acuerdos funcionales para la época".
Y sentenció: "Hay que observar los avances de internet y ponerlos en un contexto de época. Tenemos un desafío de época y que hay que enfrentarlo para poder pensar en un nuevo sistema".