Gustavo Martínez, el tutor de Marta y Felipe, los hijos de Ricardo Fort , contó cómo están los pequeños, a dos años y medio de la muerte de su papá. Además, recordó el momento más difícil de su vida: contarle a los pequeños que su padre había fallecido.
"Están bastante aniñados todavía, tienen muchos amigos, hacen piyamadas", contó el amigo de Ricardo en Implacables y dijo que Martita es igual a su padre en lo que a carácter y forma de ser respecta.
Gustavo es el encargado de llevar a los mellizos todos los días a la escuela y Marisa, la niñera lo ayuda. El año que viene los nenes comenzarán la escuela secundaria y es por eso que ya arrancaron a preparar el ingreso para su nuevo colegio.
"Ellos mantienen el recuerdo de su papá. Hay un cuadro de Ricardo en la casa, eso es movilizador, hay que convivir con eso, pero también se modifico bastante la casa. Ahora la habitación que era de Ricardo es de Feli", contó. Incluso, dijo que los llantos de los menores están relacionados a la ausencia del mediático.
A pesar de que los chicos están todo el tiempo con Gustavo y que él se ocupa de todo, no le dicen "papá": "No me gusta que ellos digan que soy el padre, porque la muerte no quita la paternidad, Ricardo es su papá, ellos me dicen padrino o Gus. Él decía que tenían dos papás, yo me oponía".
En un momento muy emotivo de la entrevista, el amigo de Ricardo contó cómo fue que empezó a vivir con ellos: "Yo vivía solo en Las Cañitas y después de operarme de la rodilla, me fui a hacer la recuperación a la casa de él, los nenes tenían tres años. Cuando yo quería volver a mi casa, él me dijo si me quedaba, acepté de cabeza y ahí estoy hasta ahora".
Para Gustavo, el peor momento fue cuando tuvo que contarles a Marta y Felipe que su papá ya no estaba: "Los senté y les dije que les tenía que decir algo que tenía que ver con Ricardo y Feli me dijo que sabía, que lo presentía, y Marta se echó a llorar, y ese dolor que sentís no te lo saca nadie".
"Es duro, venís con un dolor que no podes manejar. Yo me metía al baño para llorar para que no me vieran y Martita me dijo un día 'yo sé que vas al baño a llorar'. Pero no podía quebrarme, cuando te das cuenta que esos dos chiquitos se quedan solos, no podés", cerró.