Guillermo López: "Me quisiera retirar de la tele yo, y no que la tele me retire"

"Hoy la tele está muy combativa" dice el conductor en este mano a mano con Teleshow. Además, la pareja con Sofía Jiménez, los grupos de amigos y cómo impacta la fama con el levante: “Me dio ojos claros y pelo”.

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Su sello es el humor, como conductor, entrevistador u ocupando el mismo el lugar del entrevistado; es imposible no estallar de risa con sus hilarantes respuestas.

El 2017 fue el año de su vuelta a la pantalla de canal 13 con Las puertitas del Sr. López, tras 14 años en Cuatro Cabezas: "Me trataron muy bien. Hicimos todo lo que teníamos que hacer en los trece capítulos que estaban pactados. El cierre estuvo bien" dice en referencia a la finalización del ciclo que contó con invitados de lujo, y ya pensando nuevos proyectos con el canal y la productora Mandarina.

Mientras planifica sus próximos pasos televisivos, continúa con su programa en La 100 (Ranking Yenny, que lleva ocho temporadas al aire) y genera nuevos proyectos digitales.

Infaltable en su charla anual con Teleshow. Guillermo López (48) se ríe: "Tengo un chequeo general con el doctor Yebara, que le mando un beso y el segundo es con vos, una vez por año vengo". Y agrega: "Hoy estaba preocupado pensando: 'Y ahora qué me va a preguntar'. Porque si me voy a casar o voy a tener hijos, es siempre la misma respuesta, no hay una actualización".

—Bueno, hiciste una propuesta pública de matrimonio.

—Ella hizo un chiste después de una campaña de vestidos de novia y yo levanté la apuesta, pero era un chiste. De repente, vi en muchos portales que nos casábamos y pensé: "Hay que cuidarse, fue divertido igual".

—Vamos a morir de corrección política cuidando los chistes.

—Exactamente, sí. Otra cosa que estuve pensando… Si querés te ahorro las preguntas (risas). Soy políticamente demasiado correcto. Soy un tipo siempre demasiado respetuoso, me parece que tengo que empezar a faltar el respeto.

Junto a Sofía “Jujuy” Jiménez llevan más de cuatro años de pareja.
Junto a Sofía “Jujuy” Jiménez llevan más de cuatro años de pareja.

—¿Cómo fue la experiencia con Las puertitas del Sr. López?

—Fue un placer, la verdad. Hicimos un producto lindo, cuidado, con unos invitados de lujo. Había días que miraba y decía: "Tengo una selección acá." La tele está muy de pelea, entonces a veces los programas donde se puede conocer a los personajes desde otro lugar pero que no haya discusión parecieran formatos antiguos. Hoy está todo como muy combativo.

—Algunos dijeron que lo estabas copiando a (Jorge) Guinzburg.

—El domingo previo a estrenar en Clarín justamente yo decía que él para nosotros era una gran musa inspiradora, de ahí a pensar en copiarlo. Donde habíamos hecho un formato que tenías cinco invitados, no cuatro, tenía cuatro notas afuera. Para mí fue un halago que piensen eso, con Jorge tenía una relación hermosa, es un referente. Es como si hubiesen dicho: "Tiene como un aire a Sábado Bus". Buenísimo. Feo hubiese sido que de algún programa que yo no admiro.

—¿Eran 13 capítulos? ¿Estuvo acordado desde un principio que fuera así?

—Sí, era así. Se podría haber renovado, quizás. A mí me hubiese gustado, pero teníamos la duda de a quién más invitamos, porque eran 66 muy buenos invitados. El Trece tiene ganas de hacer algo nuevo con Mandarina, con Mariano (Chihade) y Mario (Cella). Venía de 14 años en Cuatro Cabezas y rápidamente me hicieron sentir como si trabajáramos desde hace mucho, eso me parece que no es fácil en ningún laburo. Generamos un re lindo vínculo.

“Las puertitas del Sr. López” marcó su retorno a la pantalla de canal 13, juntos ya están pensando nuevos formatos.
“Las puertitas del Sr. López” marcó su retorno a la pantalla de canal 13, juntos ya están pensando nuevos formatos.

—La tele, dijiste hace un ratito, está muy peleadora.

—Sí, a lo mejor está bueno también ponerse a reflexionar un poco. El otro día vi El punto rojo, de Julián Weich, el programa se ve hermoso. O el de Bonadeo de las entrevistas. Está bueno que la tele tenga esos espacios. Si todo es pelea, funciona, mide, pero capaz se pierde un poco. ¿Sólo lo que mide está bien? Está bueno que Matías Martin haya vuelto con sus charlas en Telefe, el programa nuevo de Andy. Que haya conversación y que no sólo sea: "Trajimos a Pedro porque ayer se peleó con Juan y entonces Juan ahora… Pero esperá, tenemos en comunicación a la mujer de Juan".

—Con el programa de Andy se enojó Mirtha (Legrand), dijo que la estaba copiando.

—Los almuerzos y las cenas son de Mirtha. Pero en ese formato hay otros momentos.

—Tiene un objetivo de buscar las similitudes.

—Es muy difícil. Nosotros hicimos un programa donde había gente sentada a mi alrededor y es una copia supuestamente de tal formato. Si ponés una mesa, es una copia de Mirtha…

—¿Quedan cosas para inventar en la tele o está todo inventado?

—Me parece que más menos está todo inventado. Si no, por ejemplo, cuántos programas hay con panelistas, se tendrían que estar peleando todos los programas. Cuando arrancó Zapping TVR, no decía: "Uy, se copiaron de nosotros".

Hay gente en paneles que habla como dueña de la verdad con 15 minutos de trayectoria

—¿Hay un abuso de los paneles en tele hoy?

—A mí me parece que está bien, porque genera laburo a mucha gente, hay un espacio de un conductor y a lo mejor seis personas más, de la otra manera sería un conductor solo. El tema a veces es quién está en el panel. A lo mejor, hay gente que habla desde un lugar siendo dueños de una verdad que después de 15 minutos de trayectoria es medio raro.

—¿Cómo te llevás con el tiempo libre?

—Me da un poco de culpa el tiempo libre, siempre me busco actividades. Me gusta generar. No me puedo quedar todo el día en mi casa viendo la tele.

“La televisión está muy combativa” reflexiona el conductor en esta charla.
“La televisión está muy combativa” reflexiona el conductor en esta charla.

—¿Sabés que hay mucha gente que fantasea con que ser tu amigo está buenísimo?

—Y está muy bien que lo fantaseen.

—¿Es así?

—Tengo muy buenos amigos. ¿Querés que hagamos una prueba? ¿Me permitís el teléfono? Yo tengo un grupo que son los de Villa Sarmiento. Son mis amigos apenas hace cuarenta y pico de años. Después, tengo un grupo de Pinamar que hace 15 años que voy a hacer radio y ya tengo como una amistad de diez años con ellos, ponele. Mi mesa de cumpleaños son doce más o menos, son mis amigos.

El conductor toma su teléfono y manda un mensaje de audio a su grupo: "Si alguno escucha este audio, estoy en una nota y me preguntan cómo soy como amigo. Me gustaría que no sean estúpidos y digan cualquier pavada porque esto va a salir al aire" solicitó. El resultado de esa convocatoria puede verse en el video a continuación.

—¿Cambió con la fama el levante? Martín Bossi me dijo el otro día: "La fama te vuelve lindo".

—Comparto con él exactamente. A mí me transformó en tener ojos claros y pelo, imaginate. No solamente lindo, me generó pelo. Soy como un rasta con onda en realidad, si vos me mirás bien. El tema, como siempre digo, es saber que eso es mentira, si vos creés: "Yo era súper fachero pero antes de la tele no me había dado cuenta", ahí estás pifiando.

—Bueno, pero que seas consciente de que tiene que ver con el efecto de la tele no quita que lo hayas disfrutado en algún momento.

—No, he pasado unos muy lindos momentos y el actual ni hablar. Vos estás hablando del primer año de CQC, donde iba a lo mejor a la noche a un bolichito y decía: "Reconoceme, reconoceme, reconoceme". Bueno, eso todos los que trabajan en la tele en algún momento lo han transitado. Pero por suerte antes de la tele yo tuve novias. Como esa frase del Turco García, jugador de fútbol, que dijo: "Si no era por el fútbol, me moría virgen". Bueno, por suerte no me pasó eso.

—¿Del uno al diez, cuán pollerudo estás?

—Cero.

—Dale.

—¿A qué llamamos "pollerudo"? Vamos a hacer un debate. Una cosa es ser romántico, pollerudo es que está sometido, que "sí, querida". No tenemos un vínculo así.

Está más enamorado que nunca, sin embargo Guillermo López asegura ser “cero pollerudo”.
Está más enamorado que nunca, sin embargo Guillermo López asegura ser “cero pollerudo”.

—A mí me dicen que estás enamorado como nunca en tu vida…

—Eso seguramente, pero lejos de ser pollerudo, justamente hoy estuve haciendo unas marcaciones de orden.

—Contame eso, por favor.

—Hay cosas que son innecesarias. Hoy a la mañana tuve un intercambio justamente por el tema migas. Decime si es necesario, puso bandeja, puso el papel blanco del rollo de cocina y dos tostadas. ¿Y el plato? De ahí fue a la cama, cama donde yo duermo también. No tengo ganas después, te acomodás en la cama y sentís cosas que te pinchan.

—La miga en la cama es molesta.

—La amiga en la cama no sé si será molesta, pero la miga, sí (risas). Igual hoy tuvimos dos marcaciones.

—¿Las migas y qué otra?

—Estaba sacando las tostadas con un cuchillo sin desenchufar la tostadora. Estuve a punto de aquel querido y recordado Ricardo Fort gritándole a la madre. ¿Cómo terminó la cosa? Me quemé en la explicación de cómo la tenía que sacar porque la quise agarrar y me quemé. Eso no lo hace un pollerudo. ¿Un pollerudo qué hubiese dicho? "Muy bien, mi amor, muy bien, querida". ¿O no?

Fui infiel, alguna vez he estado desprolijo

—¿Fuiste infiel?

—Sí, claro, alguna vez he estado desprolijo.

—¿Y te descubrieron?

—No.

—¿Te sinceraste después?

—Sí, claro. Era en el final de una relación, si estaba pasando eso, es porque algo no estaba bien.

—¿Qué hacés si viene Jujuy hoy y te dice: "Están muy de moda las parejas abiertas, probemos"?

—Yo le abro la valija, le pongo su ropita y le digo: "Vaya, pruebe. Y después un día me llamás y me contás". No, no estoy para esas cosas.

—No.

—Tampoco pediría yo eso. ¿Pero hay mucha pareja abierta? ¿Me estoy perdiendo una parte? Netflix tiene la culpa de eso.

—¿Por qué?

—La gente tiene muchas series, piensa que todo es como en Estados Unidos (risas).

—¿Qué pasa con la serie que mirás con tu pareja y van a destiempo?

—No tenemos un prepacto.

—¿Cómo es?

—Si es una que estamos viendo juntos, se sigue juntos. Si ella, por ejemplo, se fue de viaje, yo tengo una paralela. Así y todo, tuve algunas recaídas. Ella está trabajando en Telenoche ahora, y viaja mucho. Le dije: "Bueno, si vos no estás, lamentablemente tuve que ver el capítulo. Si a vos se te ocurrió laburar, o sea, y encima lo hacés con profesionalismo…".

—El feminismo y todo eso con qué necesidad.

—Ahí está. ¿Querías trabajar? Es eso, te perdés un capítulo.

—¿Te quisieron seducir muchos hombres?

—No. Sí a veces en la radio, cuando yo jodo que en otra vida voy a ser gay sólo para que no me rompan más en la actual, los oyentes se suman al chiste. Tengo buen vínculo.

—¿Y las mujeres respetan que estás en pareja ?

—Sí, sí. Yo creo que perdí todo mi sex appeal.

—¿Si se terminara la fama y el trabajo en los medios, podrías volver a lo anterior?

—¿A laburar de vendedor?

—Lo que fuera. A remarla.

—Sí. Por suerte, me ha ido bien y puedo proyectar otro trabajo que no tenga nada que ver con los medios, pero trataría de estar en otro lugar no tan remado como antes. Siempre pienso que me quisiera yo retirar de la tele y no que la tele me retire. No estirarla, no da. La radio me gusta mucho y me parece que es algo que tiene más tiempo. Hoy también se han abierto tantas opciones de cosas para hacer que tienen que ver con lo que nos gusta que no me puedo imaginar mucho ponerme un local gastronómico, por ejemplo.

—¿Cuál fue tu peor trabajo?

—Tenía un amigo que importaba pañuelos descartables, y a los únicos que no les podía vender era a los supermercados chinos, y yo le dije: "Dámelos". Llegaba, le mostraba el paquete, el chino lo agarraba, lo olía, no sé por qué pero lo olía: "¿Cuánto?". Negociábamos y cerrábamos. Así me generaba un mango en un momento que me había quedado sin laburo. Había terminado de trabajar en el Parque de la Costa como clown, venía haciendo bolitos de tele, todo previo a CQC, unos meses zafé con eso.

—¿Cómo te voy a encontrar el año que viene en nuestra charla de chequeo?

—Dios quiera que nos encontremos bastante parecidos a ahora. Por supuesto, pasan los años y uno algunas cosas las va mejorando, otras no lo logra, pero también los años te dan como cierta experiencia de cuestiones y las vas manejando mejor.

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