En el puerto de Asunción, Paraguay, una imponente carpa azul y amarilla asoma detrás de los runners que realizan su actividad por la Costanera, a pesar de los 31 grados que se burlan del invierno en el hemisferio sur: el Cirque du Soleil desembarcó en Latinoamérica una vez más. Ambientado en una isla fantástica, la máquina de sueños montó un espectáculo en honor a la feminidad marcada por una dinámica armoniosa pero intensa, al ritmo de la banda musical integrada en su totalidad por sus mujeres. Amaluna es una expresión artística innovadora con un hilo conductor muy marcado, anclado en la destreza y las habilidades de los 46 artistas que aparecen en escena.
La compañía canadiense tiene 18 shows itinerantes en todo el mundo, con un total de 1300 artistas. Dirigida por Diane Paulus e inspirada en La Tempestad de Shakespeare, Amaluna es su 33° producción que, después de su gira por Europa, llegó a Latinoamérica y se presentará en la Argentina con shows en Rosario (del 14 al 18 de febrero en el Autódromo), Buenos Aires (del 15 al 25 de marzo en Costanera Sur) y Córdoba (del 26 al 29 de abril). Las entradas estarán a la venta desde el 23 de este mes en compratuticket.com.
Una familia itinerante
En la imponencia de la carpa, los artistas -todos entre 19 y 33 años- que darán saltos hasta el infinito y realizarán contorsiones imposibles no son más que humanos cumpliendo su función familiar. Mientras unos lavan su ropa, algunos elongan y otros ensayan sus piruetas. Dos sillones delimitan el espacio de una suerte de living con un televisor, en donde los acróbatas observan las grabaciones de sus prácticas y buscan mejorar hasta el más pequeño detalle. Muy cerca, Larry Edwards, director de vestuario, cose con sus propias manos una máscara que se utilizará esa noche, en el debut de Amaluna en Paraguay.
"Somos como una familia de muchas personas y para sobrevivir tenemos que estar unidos. Pueden estar niños de cualquier edad con nosotros. Los míos ya regresaron a su hogar porque tienen nueve años y van al colegio. Muchos de los chicos que nos acompañan quieren ser artistas: hay un integrante actual del show que ha vivido de viaje con nosotros durante varios años", cuenta a Teleshow James Santos, director artístico de Amaluna.
El idioma no es una barrera para comunicarse y las diferentes nacionalidades -15, en este show- no son más que un dato en una partida de nacimiento. Siempre una sonrisa en el rostro y si el truco no sale, se repite con una perfección que ni el más optimista se hubiese imaginado. Si bien muchos se conocen de otros espectáculos, otros han estado viajando los últimos tres años con Amaluna. Un auténtico circo como los del Lejano Oriente, aggiornado al siglo XXI.
Por lo menos así lo entiende la canadiense Laura-Ann Chong, una de las estrellas del show de barras asimétricas, que ha estado diez meses lejos de su hogar; o el brasileño Gabriel Machado, que demostrará sus habilidades cerca de su casa en Belo Horizonte y su familia podrá verlo en acción por primera vez: "Hace nueve años que trabajo en el Cirque du Soleil y ya estoy acostumbrado a estar lejos de mi familia. Estaba en la Selección Nacional de Gimnasia de Brasil y nunca pensé que iba a hacer circo; me vio un cazatalentos y me invitó a un entrenamiento. No me gustó mucho la idea, pero en mi país las condiciones para entrenar no eran muy buenas y decidí experimentar: me apasioné y ahora no quiero volver a la gimnasia".
El sol se pone en la tarde asuncena pero el tiempo no corre dentro de la carpa. Los espectadores y curiosos que se empiezan a acercar al puerto marcan la hora de empezar con los preparativos. "La previa requiere mucha concentración porque el timing, la comunicación y la atención de los artistas tienen que ser perfectos, si alguien erra tenés que salvar a tu compañero para que no se lastime", cuenta Machado. El brasileño tarda unos 25 minutos en maquillarse -todos aprenden a hacerlo-, y media hora antes del inicio del show comienza con los trabajos de precalentamiento y estiramiento. Luego, el vestuario. Todo está listo para que comience el show.
Girl power
En ninguna otra ocasión a lo largo de sus 33 años de vida la compañía canadiense había incursionado en un show con mayoría femenina. Fuente ilimitada de magia, las acrobacias y el rock conviven en una isla fantástica habitada por mujeres y gobernada por la reina Próspera, que desata una tormenta y permite la llegada de los primeros hombres. Su hija, Miranda, que acaba de cumplir 18 años, conoce a Romeo y entre cuerdas aéreas, aros flotantes, trampolines dobles y el cuenco de agua se desata el amor. El aliento se corta cuando una equilibrista desafía las leyes de la gravedad sosteniendo en el aire trece hojas de palmera durante varias minutos para llegar a un final con un enorme despliegue sobre el escenario.
En un balance perfecto entre la imaginación y la realidad visual, la sensualidad y el poder marcan el camino. "La idea original del Cirque du Soleil es desafiar los límites y hacer algo diferente: Amaluna tiene un alto porcentaje de mujeres y transmite un mensaje en ese sentido", cuenta Santos a Teleshow.
Hasta dos años de práctica le dedicaron algunos artistas a la preparación de Amaluna, antes de su debut en Canadá en 2012. Para muchos de ellos se trata de la primera experiencia en circo, como el caso de Laura-Ann: "Este show se destaca por la presencia femenina y su dinámica. Es especial ser parte de Amaluna porque le da mucha importancia a las mujeres y transmite que podemos ser fuertes sin importar nuestro tamaño. La música es clave en el espectáculo: ver a los músicos en escena es algo mágico y no suele suceder. Ellos forman parte de la historia y rockean todas las noches. Amo que la banda sea solo de chicas".
Los músicos sobre el escenario son fundamentales para que el "mensaje sin voz", tal como le gusta llamarlo a Santos, se transmita con efectividad y precisión: "La voz está en nuestros movimientos físicos, el vestuario y la música. Poner a las mujeres en la banda les da una posición poderosa: las mujeres son poder".
El brasileño Machado hace una pequeña pausa en sus saltos sobre el trampolín y habla mitad en portuñol, mitad en inglés: "Este es uno de mis shows preferidos. La primera vez que vi Amaluna me quedé impresionado con las mujeres y toda su fortaleza, su poder y lo especial que es esto para ellas. Amo la historia de amor que se cuenta: es un show muy especial con un mensaje distinto. En otros espectáculos hay más diálogos, pero este es más poderoso y dinámico".
El alma del show
La magia del Cirque du Soleil se esconde detrás de uno de sus mejores trucos: el vestuario. Larry Edwards es la cabeza del equipo -integrado por cuatro personas, sumado a otras tres locales de cada país al que viajan- que, en un rincón, silencioso y casi solitario, se encarga del diseño previo y el arreglo de los impresionantes trajes que lucen los artistas.
Son mil piezas de vestuario y 320 disfraces los que se utilizan en en el show, diseñados hace cinco años por un equipo de 20 personas. "Lo que dura cada disfraz depende de cómo lo trates, por eso lavamos todo a mano y lo secamos al aire libre así duran más. Todo lo que tenga contacto con la piel humana se lava después de cada función. En algunas partes de la obra los artistas evitan caer al suelo por el disfraz, por eso es importante que estén bien cuidados y que no se rompan. Muchas veces hay que repararlos de emergencia para que no sea peligroso", cuenta el hombre que hace diez años trabaja en el circo.
El vestuario debe estar a tono con la naturaleza que rodea la isla donde viven los personajes, reflejar la personalidad fuerte en las mujeres y, a la vez, tiene que ser cómodo y seguro para los trucos: "Los acróbatas usan solo lycra así pueden subir al caño y colgarse de los aparatos. Es un show sobre la fortaleza de las mujeres, entonces eso hay que expresarlo con el vestuario. Para eso, algunas también usan cuero".
La otra clave es el maquillaje: los artistas hacen su propio make up todas las noches de función. Dependiendo de la complejidad de su producción, algunos tardan hasta una hora y media en hacerlo. Se utilizan hasta tres pestañas para "crear fortaleza y drama" en los ojos de los protagonistas.
El circo y el rock habitan en armonía en la isla dominada por mujeres que emprenden un viaje lleno de sensualidad y poder. Un equilibrio que se rompe con la llegada del hombre, y el aplauso interminable de los 2500 espectadores.
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