Emma Stone es la nueva cara favorita de Hollywood. Su papel en La La Land le permitió destacarse y consagrarse como una gran actriz. En el film de Damien Chazelle interpreta a Mia, una camarera de un café de unos estudios cinematográficos, que aspira a alcanzar en estrellato. En esa búsqueda conoce a Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz, de quien se enamora perdidamente.
Su papel en este musical le otorgó una nominación como mejor actriz protagónica para le próxima entrega de los Oscar. Y, según los especialistas, ella es la principal candidata a ganar en ese categoría. De hecho, esta bella chica de Arizona se impuso – sin obstáculos – como mejor actriz en los premios de cine de la Academia Británica (Bafta), en los Globo de Oro y en el Festival de Cine de Venecia.
Lo que pocos conocen es el lado más sexy y audaz de Emma. El 11 de noviembre de 2014 se puso en la piel de Sally Bowles y brilló en Broadway con Cabaret, una obra con la soñaba cuando era chica. Ocupó el lugar que dejó libre Michelle Williams y el éxito hizo que el musical siguiera en cartel hasta el 1 de febrero de 2015.
En una entrevista en The Tonight Show, Stone aseguró que vio a Alan Cumming protagonizar el musical en 1998. "El show más inapropiado para llevar a una niña de 9 años. Así que no traigan a sus hijos", comentó a Jimmy Fallon.
De todos modos, Emma reconoció que amó lo que vio. "Me enamoré del show. No sé por qué a los 9 años quería interpretar ese papel porque es algo raro para una niña", manifestó. En Cabaret, derrochó provocación y demostró que es una mujer alucinante y una excelente intérprete.
Evidentemente, La La Land le dio una proyección sin igual, pero el pasado de Emma comprueban que tiene lo que una buena actriz necesita: versatilidad para asumir un rol dramático o cómico con total facilidad.
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