Luego del tratamiento de quimioterapia, y tras una intervención que se habría realizado este lunes, Luisana Lopilato y Michael Bublé escucharon de parte de los médicos aquello que tanto deseaban: su hijo mayor, Noah Bublé, habría superado el cáncer. Eso indicarían los últimos estudios realizados en el hospital especializado de Los Ángeles donde el pequeño, de apenas tres años, es asistido desde principios de noviembre por un tumor en el hígado.
"Noah está libre del cáncer", fue el mensaje de texto que se reenviaron los integrantes más íntimos de la familia. Teleshow habló con allegados a Luisana y Micahel, quienes confirmaron la buena nueva, y el mensaje enviado por los Lopilato-Bublé.
En los últimos días de diciembre, cuando todavía no se habían cumplido dos meses de la primera sesión de quimioterapia, los pronósticos ya eran optimistas: no sin contratiempos -esperables, por supuesto-, Noah había superado con éxito la primera etapa del tratamiento. La segunda fase comenzó el 26 de diciembre. Y con el correr de las semanas, la mejoría se sostuvo.
"(El cáncer) fue encontrado de modo temprano -había contado Guillermo Francella, muy amigo de Luisana y su hermano Darío Lopilato, poco después de que la familia hubiera hecho pública la situación con un comunicado-. Me he interiorizado, y sé que tiene gran porcentaje de cura, y de que se estabilice de nuevo. Es el anhelo de todos". Y aquellas palabras del actor fueron corroboradas en estas horas, si bien los controles sobre la salud de Noah -y pese a los resultados favorables- deberán continuar durante un tiempo.
Luisana y Michael, quienes suspendieron todos sus compromisos laborales para acompañar a su hijo mayor (Elías Bublé acaba de cumplir un año), aún no se manifestaron en las redes sociales. No lo hacen desde que supieron el diagnóstico. Sin embargo, Darío Lopilato, quien dejó la obra teatral que protagonizaba para viajar a los Estados Unidos para acompañar a su sobrino, dejó en Twitter un mensaje por demás elocuente:
Muy creyente –Luisana también es muy devota-, Darío tuvo fe. En Dios. Y sobre todo en Noah, este pequeño guerrero…