A 7 años de la muerte de Sandro, una perla del archivo: entrevistado por Juan Alberto Badía en 1973

Recién llegado al Aeropuerto de Ezeiza tras una gira interminable por México, en la cual bajó varios kilos, “El Gitano” fue abordado por el inolvidable Badía. En la nota habla de mujeres y música, mientras cumple con ese hábito que nunca pudo o quiso dejar: el cigarrillo

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El 4 de enero de 2010, en Mendoza, el corazón de Roberto Sánchez dejaba de latir. Y así Sandro -aquel que había hecho galopar los corazones de todas las argentinas- claudicaba a los 64 años en su lucha contra un enfisema pulmonar, que 45 días antes de su muerte había obligado a un trasplante cardiopulmonar. Se iba con un legado de 52 discos y más de una decena de protagónicos en el cine, en una carrera realmente prolífica.

Pero justo a 10 años de iniciada su trayectoria, Juan Alberto Badía le hizo un reportaje en el Aeropuerto de Ezeiza. En marzo de 1973, Sandro pisaba suelo argentino después de muchos meses, y el locutor, con el micrófono de Radiolandia, iniciaba el diálogo con una humorada. "Pensamos que nunca ibas a volver a la Argentina… Te habían ido tan bien las cosas, según noticias llegadas". Pelo largo peinado al costado, patillas, saco y polera, anillos y pulsera, sonrisa franca y mirada profunda, Sandro respondía: "¡Nooo! ¿Cómo que no? ¡Qué te parece!".

El Gitano venía de realizar una interminable gira por distintas ciudades de México que le trajo consecuencias físicas. "¡Adelgazó! ¡Qué figura!", le señala Badía. "No, ya ni figura me queda. ¡Estoy delgadísimo!", ríe Sandro, que hacía un par de shows por noche, cada uno de casi dos horas. "Terminás de trabajar a las 4 de la mañana y ya no hay nada para comer en ningún lado, y te quedás hasta el otro día sin comer. Me vino muy bien porque tenía un par de kilos de más, y los adelgacé".

Sandro y Juan Alberto Badía
Sandro y Juan Alberto Badía

Aquella gira, que había sido postergada el año anterior por un accidente que sufrió el cantante, le permitió conocer a importantes productoras para , en un futuro, filmar distintas películas. "¿Y mujeres?" "Sí, mujeres también se conocen…", respondió, pícaro, al tiempo que debía desmentir un insistente rumor de boda: había sido uno de sus músicos quien había dado el sí durante el extenso periplo mexicano.

La de Badía es una nota que se extiende por cuatro minutos, durante los cuales Sandro, en los movimientos de sus manos -esas que enloquecían a las nenas-, muestra el cigarrillo que siempre lo acompañó. Aquel que provocó un enfisema pulmonar. Y que siete años atrás provocó su partida, dejando en ese último suspiro 52 discos, más de una decena de protagónicos en el cine, y millones de corazones que ya nunca más volvieron a latir como lo hicieron con él…

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