En una mano su celular; en la otra, las llaves del auto. La mirada en ningún lugar, el caminar titubeante, y una otra vez, gritando la misma frase: "¡No puede ser, no puede ser…!". Este mediodía Nicolás Vázquez se encontraba en el estacionamiento del centro comercial de Nordelta, adonde vive con su esposa, Gimena Accardi, cuando recibió el llamado con la peor de las noticias: Santiago Vázquez había muerto durante sus vacaciones en Punta Cana.
Y entonces, según le contaron testigos de la escena a Teleshow, Nico perdió la mirada, empezó a errar los pasos, gritó esa frase desgarradora una y otra vez. Desconsolado, trastabilló a metros de llegar a su auto. Se descompensó. Terminó sentándose en el piso. De inmediato lo auxiliaron dos, tres personas. Le acercaron una botella de agua.
Ante la preguntas sobre qué le pasaba, qué había sucedido, alcanzó a decir que su hermano había sufrido un accidente. Que estaba muerto.
Quiso irse, apenas creyó que podía pararse. Quienes estaban a su lado le dijeron que no estaba en condiciones de manejar, y que lo más aconsejable era que se comunicara con alguien -Gimena, un familiar, un amigo- que pudiera venir a buscarlo. "Ayudénme a llamar a mi representante", dijo.
A los pocos minutos, Nicolás dejó el lugar. En su cabeza -y en la de todos los que vieron la escena- había una sola certeza: "No puede ser…".