"Uno pica una cebolla y se pone a llorar, tráigame usted una hortaliza que me haga reír". Fidel Pintos, célebre humorista argentino, falleció hace más de 30 años. Pero su frase, que se popularizó en el mundo del espectáculo, está más vigente que nunca: es mucho más fácil sacar una lágrima que una sonrisa. O por lo menos ese es el reflejo de la televisión actual, sin espacio para las comedias y los programas de humor que, en algún momento, supieron ocupar el lugar más destacado en la grilla de los canales de aire y dejaron su huella en la pantalla chica.
El arte de hacer reír ha sido explotado en la televisión argentina a lo largo de varias décadas, con excelentes humoristas y programas de calidad. Tato Bores probablemente haya sido el precursor de un género que propició un momento de unión y distensión en la siempre alborotada Argentina.
Operación Ja-Ja es otro de los ciclos que quedará por siempre en el recuerdo: un programa con sketches que luego tendría su propio espacio. Era la época de oro de grandes humoristas como Fidel Pintos, Jorge Porcel, Alberto Olmedo y Juan Carlos Altavista.
La lista de programas de humor es muy extensa. Matrimonios y algo más, Calabromas, Hiperhumor, Mesa de Noticias y No toca Botón dejaron su sello en el medio y consagraron a comediantes de la talla de Javier Portales, Juan Carlos Calabró, Juan Carlos Mesa y Berugo Carámbula. Luego llegarían los históricos Cha, Cha, Cha, Poné a Francella y VideoMatch. Con estilos bien diferentes acorde al paso de los años, pero siempre con el mismo objetivo: sacar una sonrisa.
Según los especialistas
Surge de manera inevitable una pregunta al observar diariamente la TV: ¿Qué pasó con los programas de humor? ¿Ya no se mira televisión para reír? ¿Cambiaron los consumidores o es el producto el que se modificó? Estas suposiciones –no antagónicas- se las realizan los propios humoristas que cada vez encuentran menos lugar en el aire para hacer su arte.
"Hoy el humor está diseminado en todos los programas", reflexionó Dady Brieva sobre los motivos de este fenómeno en diálogo con Teleshow. Según su testimonio, "el comentarista deportivo hace humor y hasta el conductor del noticiero hace humor", por lo tanto, el comediante queda un tanto relegado y "tiene que hacer algo mucho más fuerte" para sobresalir.
El sketch "murió" en la televisión local. Peter Capusotto, el mayor representante de este formato en los últimos tiempos, se pasó al cable, mientras que el segmento de humor político Gran Cuñado no tiene mucha regularidad en el programa de Marcelo Tinelli. Campi, por su parte, es uno de los "sobrevivientes" con un ciclo de imitaciones diario de 15 minutos en la pantalla de Telefe.
"El humor está más abierto. El noticiero antes era rígido. Los programas de chimentos siempre fueron un tanto abiertos al humor pero ahora lo son mucho más. Puede ser que no haya tantos programas netamente de humor porque está más repartido", precisó Martín Campi, en sintonía con lo expuesto por Dady Brieva.
Siguiendo el hilo del tema, Pichu Straneo, una de las figuras de Sin Codificar, dijo que no entiende el motivo por el cual levantaron el programa de la pantalla de Telefe y argumentó que las nuevas plataformas de comunicación le quitan espacio al humor. Este fenómeno lo ve con sus hijos, quienes se ríen más con los youtubers que con la televisión: "Creo que antes había programas de humor y de alguna manera ahora todos hacen humor. También las redes sociales le sacan un poco de espacio a la comedia. Ha cambiado mucho la sociedad y las sensaciones: ahora los pibes le dan mucha bola a los youtubers. Yo los respeto, pero los veo a mis hijos mirando esos videos y les pregunto '¿qué gracia les da?' Va por otro lado el humor", dijo a Teleshow.
"En Sin Codificar habíamos logrado un estilo propio que a la gente le gustaba mucho. Hacíamos cosas populares y también delirantes. Pero hoy un programa neto de humor casi no existe. Yo creo que para la risa siempre hay lugar, el problema es que la gran mayoría de los productores dice que es caro hacerlo. Nosotros habíamos logrado justamente eso: un formato con una sola escenografía. Hay mucha gente que pide que volvamos y eso me hace re feliz", agregó Pichu, al tiempo que manifestó confianza en un pronto regreso de Sin Codificar.
Diego Pérez, histórico comediante de VideoMatch, está de acuerdo con que actualmente "priman los conductores con desenvolvimiento distendido" y que eso atenta contra los programas de humor que supieron tener tanto éxito en la TV. "En cualquier noticiero hay un segmento que nosotros antes lo llamábamos 'bloopers' y que ahora le dicen 'bromas de las redes sociales'. Hasta el presentador ya no es el mismo de antes. Ahora tenés a un Germán Paoloski que tiene un programa relajado con Darío Barassi que hace la parte divertida. O también a Sergio Lapegüe con el "Rifle" Varela, que pegaron buena onda en el noticiero". En la vereda opuesta a Pichu, no cree que los productores consideren al humor un producto caro, sino que lo que falta es "más imaginación".
En el recuerdo
"Yo me río mucho con la televisión argentina". A pesar del fenómeno analizado, Dady Brieva confiesa divertirse con la programación en la pantalla chica. Y los demás entrevistados adhieren. "ShowMatch no se podría decir que es un programa de humor pero están trabajando Fredy Villarreal, José María Listorti, el 'Bicho' Gómez y Fátima Florez, entre muchos otros. Más allá del tema del Bailando, que es un certamen, tenés la impronta de Marcelo Tinelli con todos los personajes que van al programa. Hoy Tinelli es el mayor humorista, si fuese de APTRA lo convocaría a los Martín Fierro como humorista", explica Diego Pérez.
Dady Brieva, por su parte, considera que los más grandes cómicos de la TV son Cacho Buenaventura y Jorge Corona. Y asegura: "En los últimos 20 o 30 años lo que más me gustó fue Poné a Francella". Mientras que Campi elije como a sus comediantes preferidos a Tato Bores, Carlitos Balá y Antonio Gasalla, aunque no tiene intenciones de permanecer en la nostalgia: "También me río con las comedias de Telefe, Bendita me hace reír al igual que mi mujer (Denise Dumas) cuando baila en Infama".
Que reconocidos humoristas no se encuentren en la televisión y el público los pida es un síntoma que hacen falta más risas. Los tiempos cambiaron, la televisión también y las formas de entretenimiento ofrecen una multiplicidad nueva y cada vez más amplia de opciones. Lejos de cambiar su rumbo, Dady Brieva sigue firme a sus convicciones: "Hay que apostar al humor".