Luciana Salazar sueña con tener hijos y formar una familia. Por este motivo decidió recurrir a la congelación de óvulos: el pasado 20 de julio se sometió a un tratamiento en Miami con un prestigioso médico argentino.
"En mi último viaje a Miami, que se dijo que me había inseminado y estaba embarazada, me fui a hacer una congelación de óvulos, para prolongar la posibilidad de ser madre. Será cuando Dios quiera que sea, pero mi deseo está. Es una garantía para una saber que va a ser mamá en algún momento", aseguró en una entrevista con la revista Caras.
La modelo aprovechó que su pareja, Martín Redrado, se tomó unas vacaciones a Italia con sus hijos para realizar este tratamiento en los Estados Unidos: "Tuve que ir a diario a la clínica a sacarme sangre, justo a mí que me dan pánico las agujas y me baja la presión. Me pincharon los brazos todos los días, todavía tengo las marcas. Estaba llena de moretones. Y después me tenía que dar tres inyecciones en la panza casi todas las noches durante 15 días. Ya me venía preparando en Buenos Aires, porque el proceso completo lleva un mes".
Además, Salazar explicó que le contó al economista que iba a congelar sus óvulos, pero aclaró que no influyó en la toma de esta importante decisión: "Fue una decisión mía, de mujer, de querer tener óvulos bien jóvenes que están perfectos y contar con la posibilidad de ser madre más adelante".
Este año, ella dejó de lado sus compromisos laborales, para acompañar a Redrado que trabaja tanto en Buenos Aires como en Washington. Además de aprovechar su tiempo libre para estudiar, también continúa con algunos proyectos relacionados con su carrera de cantante y en el verano, tiene previsto lanzar un tema con el grupo musical Luli & Maluco. "No podría dejar mi carrera por amor, porque no me sentiría bien conmigo misma", manifestó.
Luego, Luciana dio detalles de cómo es la 'semiconvivencia' con Redrado: "Duermo más en la casa de él que en mi casa, de cuatro a cinco días por semana. El también vive con sus hijos así es que tengo que respetar esos tiempos, más allá de que está todo bien. Tenemos una muy buena convivencia entre todos. Martín es muy caballero, siempre paga él. Es una persona que trabajó mucho en su vida y se puede dar el lujo de invitar a su novia. Tampoco es que estamos viviendo afuera. Como digo yo, 'We are living in the sky'. He dormido más en aviones este año que en mi propia cama".
Por otra parte, confesó que pudo hacer las paces con los hijos de su pareja, tras haber tenido algunas peleas en el pasado: "En esta segunda etapa, viví el acercamiento con sus hijos. Lo más lindo fue de parte del mayor, con quien más conflictos mantuve, que tuvo el gesto de acercarse a hablar conmigo. Y nos pusimos al día de todas las cosas y concordamos en qué tontos que fuimos porque eran malos entendidos. Una vez que tuvimos la posibilidad de hablarlo nos dimos cuenta que habíamos perdido cinco años sin ningún sentido".
Por último, aseguró que todavía no tienen planes de casarse: "No me quita el sueño una boda. Estoy en una etapa en mi vida en la que si las cosas se dan se dan y sino todo bien. Me adecuo a la realidad. Aprendí a que uno puede ser feliz si enfrenta la realidad de la mejor manera posible. Esa es la forma para que uno esté bien. Pero si vos te amargás frente a tu realidad y las dificultades te llevan a deprimirte, nunca vas a poder estar bien".