"Vengo de una familia muy pobre, sin condiciones económicas de ningún tipo" recuerda Soldan, que en sus inicios intentó estudiar abogacia pese a sus deseos por ser actor. Será por eso que su primer sueldo importante lo destinó a regalarle un tapado de piel a su madre: "Pobrecita, soñaba con un tapado de piel y le compré el tapado de piel".
Hoy conduce la quinta temporada de Volver pregunta y le gusta destacar que en sus 56 años de carrera se dedicó siempre a programas sanos: "No hice ninguna cosa que pueda ser objetada, me pueden objetar a mí profesionalmente, pero los programas fueron dirigidos principalmente a la familia".
Se refirió también a su vínculo con Mirtha Legrand "Me encanta. La amo profundamente. La última vez tuvimos un par de desencuentros porque a ella le gusta mucho pegar pero no le gusta que le den nada a ella. Pero no importa, yo la quiero lo mismo" y destacó la conducción de Santiago del Moro, Mariana Fabbiani, Marcelo Tinelli, Beto Casella y Alejandro Fantino; aunque recordó una anécdota que vivió en su programa: "Un día me invita a su programa, la producción me dice: 'Es un mano a mano', 'Ah fantástico, no hay problema'. Cuando llego al canal había veinte opinólogos 'y yo qué, estoy aparte' pregunté, 'No, no'. Me fui. Lo esperé a Alejandro, le di la mano, lo saludé, lo respeto y lo quiero mucho. Le dijé: 'mirá, a mí me invitaron para un mano a mano con vos. No tengo ningún problema, pero ahí prefiero no estar'. Una semana después empezaron los mano a mano de Fantino".
— En los momentos difíciles, en la cárcel…
— Perdón, perdón ¿qué? No, no, en el country.
— En el country, ok.
— En el country de Devoto. Una zona importante y cara de Buenos Aires.
— ¿Creés que en ese momento algunas cosas te costaron más por la fama?
— Pero qué te parece. Parecía que estaban transmitiendo en cadena nacional, todos los canales. Yo estaba en el country y de repente de un rincón me decían "Soldán, poné Canal 9", estaban hablando de mí. Salía otro y decía "Che, poné Canal 7", "Che, poné el 13". Terrible.
— ¿Cómo te trataron adentro?
— Maravillosamente bien. Una sola vez hubo un problema: Había un patio, ahí jugaban al fútbol los internos, el único momento que tenían de expansión, descargaban toda su energía, jugaban, corrían, gritaban, pegaban patadas. Y un día les prohíben jugar ¿por qué? Porque un opinólogo de los tantos programas de televisión, dijo: "Soldán tiene una cámara fotográfica. Está sacando fotos que va a mandar a la televisión. Además tiene un teléfono" me endilgaron un montón de cosas que no eran ciertas. Lo peor que le pueden hacer a los tipos es que no jueguen más a la pelota. Viene otro de los compañeros de esa aventura y me dice "Hay bronca con vos", "Por qué", "Por esto, por esto y por esto".
— Que miedo.
— Puede ser muy grave, te pueden dar una paliza, te pueden matar, cualquier cosa. Pedí inmediatamente hablar con el director por teléfono me concedieron la entrevista y le expliqué: "Yo no tengo cámara fotográfica, no tengo teléfono, no tengo nada. Todo lo que dicen en televisión corre por cuenta de la gente que lo dice, tengo miedo que me pase algo porque ya me dijeron que yo soy el responsable y estos quieren jugar al fútbol, si no juegan al fútbol se la van a agarrar conmigo". Levantó la incomunicación enseguida y fue el único problema que tuve, nunca más pasó nada, gracias a Dios.
— ¿Se aprende algo?
— Tienen códigos ahí adentro, a veces más códigos que la gente de televisión o la gente de afuera.
— ¿Sí, los presos?
— Sí, sí, sí. Yo no tenía mucho contacto. Tenía contacto cotidiano pero cuando ellos se reunían a mí me dejaban afuera, yo no era del palo. Ellos se verían para sus cosas futuras seguramente, qué sé yo. A mí no me dejaban acercarme.
— ¿Y en la televisión faltan códigos?
— Si, muchos. No es momento para analizar eso pero hay una falta de códigos total. Además lo que hicieron conmigo fue un descuartizamiento. Después se pasó, y yo no tengo rencor. Jamás hice ninguna vendetta ni nada que se le parezca. Es más, he ido a los programas de la gente que me pegaba muy feo sin ningún problema; pero cada uno sabe lo que hizo, lo que dijo y lo que fue.
— ¿Con Rimolo volviste a hablar con los años?
— No, nunca más, nunca más. La vi solamente en un juicio oral que le hicieron a ella pero a la distancia. Así que no hablé, ni quiero hablar ni quiero verla. Yo con la gente que termino así totalmente es como si estuvieran muertos.
— ¿Te sorprendió que Silvia Suller se fuera a vivir afuera?
— Muchísimo. A ella le habían declarado la quiebra, con un quebranto no podes salir del país. O levantó la quiebra o alguien no se dio cuenta y la dejó salir.
— Si viene hoy alguna de ellas y te dice que quiere tomar un café con vos.
— No tomo café.
—¿Les concedés una charla o no?
— No, categóricamente no. Para mí no existen. En el cementerio, para mí no están vivas. Ojo, ojalá sean felices, les vaya muy bien.
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Agradecimiento: Producción de vestuario Paula Balmayor. Maquillaje Michelle Dutrey.