Conor es un chico retraído de 12 años que vive con su madre, enferma de cáncer, y que a raíz de la condición de su madre, debe hacerse cargo de muchas de las tareas del hogar. Además debe lidiar con su fría y calculadora abuela y con un padre ausente. En ese marco, el niño recibe por las noches, la visita de un monstruoso gigante que le ayudará a hacer frente a sus miedos.
Casi como si se tratará de una trilogía, J.A Bayona vuelve a hondar en las relaciones de madres e hijos, como lo hiciera en la terrorífica El Orfanato y en la extrema Lo Imposible. Y en este caso lo hace en el marco de una fábula gótica, heredera del cine fantástico de Guillermo del Toro, su mentor en su Ópera Prima.
La presencia del Monstruo del título, cuya voz profunda pertenece a Liam Neeson, departiendo con el niño protagonista, componen las secuencias más atractivas de un filme climático, de trama lenta pero contundente.
A pesar de moverse en un terreno fantástico, el filme nunca olvida el tono realista del drama que le toca en suerte a esta familia destrozada. Eso sí, Bayona compone cada plano como si de una pintura se tratara, logrando fotogramas bellísimos, elocuentes e hipnóticos.
El montaje, la fotografía y la edición de sonido, invitan a apreciar esta obra de arte en pantalla panorámica, y en cine, en donde realmente puede disfrutarse correctamente.
Además de un reparto de actores inmensos, con Felicity Jones y Sigourney Weaver a la cabeza, el niño que encarna a Conor, Lewis MacDougall logra conmovernos. Su labor es magnífica y creíble, su dolor y sus temores traspasan la pantalla, y los momentos más melodramáticos harán llorar a los espectadores de lágrima fácil.
Mi calificación: 8 puntos