Paz Ferreyra es la nueva voz de una generación saturada de discursos arcaicos, de femicidios que se desparraman y de un futuro opaco. Una mujer, como cuenta en sus letras, de vida dura. Arrancó a conquistar escenarios en 2008 con su música, dejando de lado la profesión de psicóloga, y hoy vende decenas de discos.
-Desde que empezaste despertas conciencia social con tus letras…
-Eso. Yo creo que son intervenciones del orden psicológico pero en vez de hacerlo en un consultorio y en el diván, lo haces en un escenario con un micrófono. Cambia el dispositivo pero todo lo que tiene que ver con el empoderamiento, sanación, hacerse preguntas, tomar posturas críticas, eso que yo pueda generar a través de la música, para mí es genial y lo siento útil socialmente, también.
-Sobre todo en esta época donde pasan tantas cosas como los femicidios, ya tu canción lo dice "paren de matarnos" a pesar que es un poco brusco y agresivo pero es la realidad…
-Sí, y más agresivo y brusco es que nos maten como nos matan. A veces pienso que hay enfermedades y síntomas que tienen un caudal y una potencia arrasadora y solo se pueden combatir con herramientas del mismo nivel porque hay asuntos donde ya no hay cabida para la metáfora y la poesía, hay asuntos en los que tenes que ir a la acción directa.
-¿Crees que la sociedad está anestesiada? Uno lee en el diario estos casos frecuentemente… ¿Crees que la gente se acostumbró?
-Parecería, afortunadamente, que no. No nos estamos acostumbrando. Siento que va pasando el tiempo y hay un crecimiento del grado de alerta y registro de las violencias múltiples que van tejiendo nuestra sociedad. También ha bajado el umbral de tolerancia, hay cosas que ya no pueden ser, son condenadas socialmente, simbólicamente, que antes pasaban. Creo que hay una transformación en ese aspecto. Luchemos contra los femicidios pero también luchemos contra la agresión que implica un piropo, contra la diferencia remunerativa en relación de las mujeres a los hombres, y observando los derechos que están vulnerados, que son derechos fundamentales y todo el tiempo flagela a la comunidad femenina.
-¿La mujer es igual al hombre en el amor? En esto que quizás el hombre tenga que invitar a la mujer a salir por primera vez, que el hombre tenga que pagarle a la mujer, esas cuestiones sociales que de alguna manera ya están preestablecidas. ¿Tiene que ser así?
-Sí. Creo que el amor romántico, tal como se concibe hoy en día, desde ya hace siglos, es una herramienta más del sistema capitalista para ejercer el control social junto a la familia, el Estado, la Iglesia, los hospitales. Un montón de baterías que hace que el sistema controle a los individuos. El amor arreglado y el amor romántico tienen guiones ultra machistas como esto que el hombre tiene que invitar a la mujer. Yo no creo que el hombre y la mujer en el amor sean iguales pero tampoco una mujer y otra mujer o un hombre y otro hombre. Creo que el amor es un lugar donde se puede despegar la individualidad.
–Dicen que la felicidad es la relación entre la expectativa y los logros. Con esta definición, ¿cómo es tu relación entre lo que has logrado y tus expectativas?
-Siempre tengo más expectativas. Es algo que por más que las vaya saldando aparecen otras nuevas, es el motor que me mueve. Sin embargo, si tuviera que hacer un balance, estoy en un momento de mucha gratitud. Estoy muy conforme y muy contenta de poder estar haciendo lo que me gusta que tenga que ver con el arte, que haya un feedback de las personas que escuchan las canciones y que me escriban: gracias, esto me hace bien.
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