La primera computadora electrónica digital creada en Estados Unidos se llamaba ENIAC -la primera de todo el mundo fue la Z3, un equipo alemán construido en 1941- y fue presentada el 15 de febrero de 1946. Era enorme. Tan gigante como el hito que marcó en la historia de la computación: ocupaba una superficie de 167 metros cuadrados, pesaba 27 toneladas y tenía 17.468 válvulas electrónicas que permitían realizar cerca de 5000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo.Fue pensada inicialmente para calcular las trayectorias balísticas para el Ejército de Estados Unidos.
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El hardware o cuerpo de la ENIAC fue construido por los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly. Sus nombres se inmortalizaron en la historia por haber sido considerado los responsables de uno de los grandes avances del mundo.
Sin embargo, las mentes brillantes detrás de este megadesarrollo quedaron invisibilizadas en el relato. Esas mentes brillantes que se encargaron de programar el equipo para así terminar de darle vida a ese gran invento fueron Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence.
Las seis matemáticas fueron contratadas por el Gobierno de Estados Unidos para escribir los programas en sistema binario y para realizar las diferentes operaciones que, en ese entonces, implicaba conectar y desconectar cables.
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Antes de ENIAC, los cálculos de las tablas de balística eran realizados, a mano, por 80 mujeres matemáticas que trabajaban en la Universidad de Pensilvania. Esas seis mujeres eran parte de ese grupo y fueron elegidas para que le enseñaran a la mega computadora realizar cálculos como los que ellas hacían.
Fueron las encargadas de crear las rutinas, aplicaciones de software y de ofrecer las primeras clases de informática. Su rol fue fundamental en el desarrollo de la inteligencia artificial de esos primeros momentos, sin embargo, por muchos años su desempeño pasó desapercibido.
En el evento de presentación de ENIAC, donde se destacaron los logros de los ingenieros y la asombrosa capacidad de la computadora, ellas ni siquiera fueron nombradas.
Fue recién en 1997 que se reconocieron sus méritos, al ser incluidas en el Salón de la Fama de Women in Technology International. Además, en 2014 se hizo el documental The computers basado en la historia de ellas.
El caso es muy similar a la de las protagonistas del film Talentos ocultos (Hidden Figures), mujeres a cargo de realizar complejas ecuaciones para el desarrollo de proyectos aeroespaciales. Ellas también permanecieron invisibles para la historia durante muchos años.
En ese entonces, eran varias las mujeres computadoras que se empleaban para realizar cálculos de todo tipo. No sólo las contrataron por su talento sino porque también eran un recurso mucho más económico. Algo que todavía sigue ocurriendo.
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En la actualidad, las mujeres ganan, en promedio y a nivel mundial, USD 100 por cada USD 140 que gana un hombre. Y si se tiene en cuenta que ellas son menos propensas que ellos en obtener un empleo remunerado (50 y 75% respectivamente) , la brecha salarial oculta se agranda aún más. En este sentido, por cada USD 100 que gana una mujer, un hombre percibe USD 258, según datos de la consultora Accenture.
¿Qué fue de la vida de esas mujeres? Cuando terminó el proyecto de ENIAC, Holberton se hizo cargo del desarrollo de las instrucciones en C-10 para BINAC . Luego ayudó a elaborar los primeros estándares para Fortran y COBOL.
Fue la única de las seis programadoras en ganar el premio Ada Lovelace, uno de los más importantes en el mundo de la informática.
Bartik, también siguió sus pasos en BINAC y después en UNIVAC I. Antonelli y Lichterman, por su parte, continuaron su carrera en Aberdeen Proving Ground Ballistics Research Lab., cuando ENIAC fue trasladada allí.
Meltzer y Spence dejaron sus empleos y carrera profesional de lado para abocarse a formar una familia.
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