En las últimas semanas tanto Facebook como Google estuvieron en el centro de atención por la gran difusión de noticias falsas que circularon en la web.
Si bien no es novedad que la información engañosa es moneda corriente en el ciberespacio, en el último tiempo esto generó revuelo porque varias de esas noticias giraban en torno a Donald Trump y Hillary Clinton, y se cree que podrían haber tenido un impacto el curso de las elecciones.
Uno de los tantos ejemplos es un artículo que aseguraba que Trump había ganado el voto popular. El artículo, publicado por el sitio 70 News, apareció por varios días entre los primeros resultados de Google.
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La compañía pidió disculpas, reconoció su error y dijo que sigue trabajando en los algoritmos para mejorar su motor de búsqueda. Pero más allá de esos ajustes, el gigante informático decidió castigar a los espacios web que "tergiversen, confundan u oculten información", quitándoles la posibilidad de que empleen el sistema de anuncios digitales de la compañía, según difundió Reuters.
Es decir que los sitios con información falsa no podrán utilizar la red de publicidad AdSense, el servicio de Google que permite que los propietarios de los sitios puedan ganar dinero por medio de anuncios.
Por su parte, Facebook prohibirá la integración de publicidad en la red social, cuando estos se vinculen a contenido falso o ilegal.
En los últimos días, Mark Zuckerberg repudió el hecho de que se responsabilizara a Facebook por el triunfo electoral de Trump. Y destacó que "más del 99% de lo que la gente ve" en Facebook es real.
La información que ven lo usuarios en esa red social es fruto de una selección automática que hacen los algoritmos. Las búsquedas de Google también están motorizadas por esta misma lógica.
El problema es que esos sistemas no tienen la capacidad de detectar cuándo una información es inexacta. Prueba de ello fue que luego de que Facebook despidiera a los editores humanos encargados de seleccionar los temas más relevantes, se comenzaron a viralizar más artículos con datos falsos.
La presentadora estadounidense Megyn Kelly fue una de las primeras víctimas de esos algoritmos que no filtran información engañosa. No fue la única ni la última. Los errores se siguen reproduciendo en la web, y todo indica que, por ahora, no hay una solución definitiva, sino apenas esfuerzos para limitar la difusión de información falsa.
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