Dejó un oscuro pasado y se convirtió en caminante de Google

Se llama Cristiano Bento y vive en Río de Janeiro, donde durante mucho tiempo estuvo atrapado en un submundo de ilegalidad al que describe como un infierno. Ahora trabaja en una ONG y participó de un proyecto del gigante tecnológico que permite recorrer las favelas de manera virtual

Guardar

Cristiano Bento tiene 35 abriles y si bien su cuerpo, por demás magro, no acusa más edad, hay algo en su mirada y su forma de expresarse que haría pensar que lleva unas cuantas décadas más en la Tierra. Se toma su tiempo para hablar, y camina sin apuro. Hay un halo de sabiduría ancestral en él. Quizás sea porque tuvo un andar intenso. La vida, dice, le pegó duro, pero ahora eso quedó atrás.

Cristiano es uno de los más de 100 habitantes de distintas favelas de Río de Janeiro que formaron parte del proyecto de Google para incluir a estas comunidades en su servicio de mapas. La iniciativa se comenzó a gestar en 2015 y ya se incorporaron 26 favelas donde hallaron más de 3.000 negocios.

Se estima que uno de cada cinco habitantes reside en estos asentamientos. Una forma de integrar y dar a conocer a estos barrios a los que probablemente más de algún turista se vaya a acercar en los próximos días cuando se celebren los Juegos Olímpicos.

La Rocinha, antes y después del proyecto de mapeo
La Rocinha, antes y después del proyecto de mapeo

Detrás de este mapeo, que lleva mucho tiempo y trabajo, están los caminantes, como Cristiano. Ellos, tal como indica su nombre, tienen que salir a transitar las calles, con cámara en mano, así como papel y lápiz "por si se cae la conexión" -aporta-, para llevar un registro de los comercios, calles y demás sitios de interés que luego serán incluidos en el mapa.

Caminantes durante el proceso de mapeo de la favela Vidigal en Río de Janeiro,Brasil (gentileza de Google)
Caminantes durante el proceso de mapeo de la favela Vidigal en Río de Janeiro,Brasil (gentileza de Google)

Cristiano dice que disfrutó mucho de su trabajo y que vio cómo ayudó a muchos de sus compañeros a tomar nuevos caminos. En su caso, aclara, el cambio ocurrió mucho antes y fue por amor. "Comencé vendiendo drogas porque tenía un amigo que consumía. Sin querer me acerqué a su mundo y cuando me quise acordar ya era demasiado tarde. Nunca experimenté con drogas pero sí comercializaba. Vendía en distintas favelas", recuerda Cristiano, en diálogo con Infobae.

El cambio ocurrió hace ocho años cuando, en pareja y enamorado, decidió ser padre. "No quería que mi hijo pasara todo lo que yo viví", remarca. En ese entonces comenzó a buscar otras alternativas. Quería ayudar a la gente. Así fue que se sumó a AfroReggae, una ONG, donde él se desempeña como mediador. A su vez es parte de Segunda Oportunidad, un proyecto de esa entidad para ayudar a que personas que salen de prisión obtengan un empleo.

Caminantes tomando fotos de los comercios en la favela Vidigal en Río de Janeiro Brasil (gentileza de Google)
Caminantes tomando fotos de los comercios en la favela Vidigal en Río de Janeiro Brasil (gentileza de Google)

Esta agrupación es también la que se asoció a Google para llevar adelante el proyecto en las favelas. Cristiano se sumó a esta iniciativa a comienzos de 2015, y colaboró en el mapeo de las favelas Babilonia y Chapéu Mangueira, entre otras. La tarea le llevó aproximadamente dos meses, que es lo que duran los proyectos con los caminantes. Ahora sigue con su trabajo en AfroReggae que, dice, le da mucha alegría.

Desde que cambió de vida y dejó atrás lo que describe como un infierno, Cristiano se siente totalmente diferente y eso, no tiene precio. "Cuando vendía drogas ganaba 15 mil reales al mes, ahora apenas 200 pero soy feliz porque soy libre. Puedo ir a cualquier lado sin temor", subraya. Además, lo que más le importa es darle un buen ejemplo a su hijo. "Antes caminaba con miedo, no estaba tranquilo. Una vez quedé atrapado en medio de un tiroteo y por suerte salí ileso", dice.

Los caminantes recorren entre 5 y 8 kilómetros por día, aunque eso puede variar. "Por lo general nos guiamos por objetivos. Al finalizar la jornada había que tener 7 puntos de interés recopilados. Yo estaba a cargo de supervisar, así que nos reuníamos temprano, establecíamos objetivos y luego al finalizar la jornada se agrupaba y subía la data", detalla Cristiano.

"Es una experiencia laboral que a muchos les permite acceder a mejores empleos en el futuro", reflexiona Luiz Guilherme Brandão, líder de proyecto del mapeo de favelas. También contribuye a que los negocios tengan más visibilidad y, por ende, más oportunidades de crecimiento.

Guardar