Estados Unidos padece la congestión de tránsito causada por la tecnología. Es que las aplicaciones de navegación, como Waze, están desviando el tráfico a zonas que antes estaban casi desoladas. Así, rutas que solían ser tranquilas ahora reciben cientos y hasta miles de autos por hora.
Por eso, muchos vecinos cansados de esta invasión de vehículos, decidieron boicotear estas app dándoles información falsa.
Timothy Connor, que vive en el pueblo de Takoma Park, en el estado de Maryland, es uno de los tantos que se sienten agobiados
por estas nuevas congestiones de tránsito.
Por eso Connor decidió emplear una táctica que leyó que se está usando en el Sur de California y otras regiones: se convirtió en un impostor en Waze.
En las horas pico, ingresaba a la app y publicaba falsos reportes donde detallaba que en su calle había problemas de tránsito, bloqueos o bien pavimentos dañados. Lo que fuese para desviar el tránsito.
Llevó adelante esta estrategia durante dos semanas hasta que la app se dio cuenta de que los informes eran falsos y lo bloqueó.
Connor no es un ejemplo aislado. En todo el país hay usuarios que decidieron hacer estas jugarretas para poder liberarse de la invasión de vehículos en calles que solían ser casi secretas.
"Antes solo los locales sabían sobre los atajos, pero Google Maps y Waze están revelando esta información a todos", dijo Bates Mattison, un concejal del Brookhaven, en los suburbios de Atlanta.
En algunas zonas residenciales, llegó a haber un incremento de 45.000 autos por día, a raíz del uso de las app. La ciudad decidió poner carteles para restringir la posibilidad de doblar en algunas intersecciones claves.
¿Las empresas tecnológicas le esconden al Gobierno los datos de sus usuarios para… https://t.co/QUP1mfSCAB pic.twitter.com/wyPZqEm82A
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Waze, que cuenta con 50 millones de usuarios en el mundo, provee consejos de navegación en función de los datos que tiene en su mapa más la información que recibe en tiempo real de los conductores.
Por eso, cuando un automóvil encuentra una buena ruta en seguida tiene la opción de compartir esa data y que otros miles de usuarios de Waze se sumen a esa propuesta.
En Portland, Oregon, por ejemplo, cuando se vieron colapsados por conductores que -tratando de evitar demoras en las rutas principales- invadieron una calle que había sido rediseñada para uso exclusivo de ciclistas, el Gobierno local decidió colocar barriles en el camino para desviar el tránsito. Y funcionó.
En California, donde las app de navegación son extremadamente populares, muchas comunidades tienen que lidiar con problemas de tránsito en calles que antes eran tranquilas.
En la región de Los Ángeles están considerando pedirle a los programas que excluyan de sus algoritmos algunas rutas ubicadas en zonas residenciales.
Según Waze, no es sencillo engañar al sistema por mucho tiempo. Por empezar, la app sabe si la persona que envía la data está quieta y no circulando por la calle. Y más importante aún: hace correcciones constantemente en base a lo que otros conductores informan.
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"Si una persona ingresa un accidente falso, las próximas diez van a informar que eso no es cierto", explicó Julie Mossler, vocera de Waze. Y añadió que la app suspende a los usuarios que estén afectando el correcto uso del sistema.
En Takoma Park, Connor se quejó a la policía y al departamento de obras públicas de la ciudad pero no obtuvo respuestas concretas.
Puso dos figuras grandes de plástico pero una fue arrollada por un auto y la otra, robada. Junto a sus vecinos, instaló carteles para frenar el tráfico y el concejal Tim Male intentó que Google Maps incluyera el dato en su sistema. Pero nada funcionó.
Una tarde, Connor llegó a contabilizar un vehículo cada dos segundos en una calle de un carril único. Se cansó y comenzó a enviar reportes falsos a Waze. Pero su treta apenas funcionó por unos días.
El tráfico disminuyó cuando la construcción de la ruta principal terminó. De todos modos, sigue siendo entre tres y cuatro veces más intenso que antes porque algunos conductores ya incorporaron esta vía alternativa a su camino habitual.