Tres gendarmes que estuvieron el 1° de agosto en la zona de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, durante el mediodía en que se vio por última vez a Santiago Maldonado, declararon en la mañana del martes como testigos ante el juez federal Guido Otranto. Dos de ellos, cocineros, contaron que escucharon cuando un compañero comentó que le había pegado un piedrazo a un mapuche en la orilla del río Chubut. El otro, en tanto, relató que observó a un grupo de manifestantes cruzar el curso de agua.
Walter Ruíz Díaz, César Peralta y Juan Carlos Pelozo se presentaron apenas pasadas las 10 en el despacho de Otranto, aquí en Esquel, para dar su versión de los hechos ocurridos hace 42 días. Los dos primeros gendarmes trabajan como cocineros, por lo tanto, mientras se desarrolló el operativo de ingreso a la Pu Lof se quedaron sobre la ruta 40 en uno de los vehículos de la fuerza preparando los alimentos para sus compañeros. Los hombres relataron al juez Otranto y a la fiscal Silvina Avila que cuando los agentes volvieron del interior de la Pu Lof "escuchamos que un compañero dijo que le había pegado a uno de los encapuchados", pero que no obstante este logró cruzar el río.
Ni Ruíz Díaz ni Peralta dieron el nombre de ese compañero. Pero según publicó La Nación este martes sería Neri Armando Robledo, quien declaró el lunes 11 de septiembre ante un funcionario del Ministerio de Seguridad que "uno de los individuos encapuchados le arrojó una piedra que impactó en su rodilla" y que "en defensa personal" le arrojó una piedra a los manifestantes que estaban nadando para cruzar el río. Ese proyectil, según este agente, impactó en la espalda de uno de los mapuches que cruzó el río Chubut.
En tanto, según fuentes que presenciaron la declaración testimonial consultadas por Infobae, Juan Carlos Pelozo describió cómo fue el operativo de Gendarmería dentro de la Pu Lof, ya que él ingresó al territorio mapuche. Este agente tampoco identificó a Robledo ni a otros compañeros en una situación de agresión contra los mapuches ni al revés. "Tal vez estuvimos en dos lugares distintos del río", explicó. El agente aclaró que él no vio a todos los gendarmes que llegaron al río porque cubrieron varios metros en la orilla y no se veían por la vegetación.
Esta información llegó a Otranto y Avila en los últimos días. El último domingo, Gerardo Milman, secretario de Seguridad Interior nacional, aterrizó en Esquel con información "relevante" para la causa y ayer agregó nuevos datos en un pen drive que le hizo llegar al juez. Entre estos datos habría estado la declaración testimonial interna de los gendarmes que se presentaron el martes y los dichos de Robledo.
Lo que llama la atención es por qué el Gobierno tardó casi un mes en aportar datos que confirman que Gendarmería llegó al río y se enfrentó con los mapuches, cuando, según consta en el expediente, las declaraciones internas de los gendarmes estaban en manos del Ministerio de Seguridad desde el 10 de agosto. Ese día, Robledo, sin embargo, no le contó a un funcionario de la cartera de Seguridad que hizo las entrevistas con gendarmes que él lanzó un piedrazo a un integrante de la comunidad Pu Lof. El 16 de ese mismo mes sí habrían declarado Ruíz Díaz, Peralta y Pelozo lo que este martes repitieron en Esquel.
"Con esta forma de manejo de información, esto no se puede interpretar como una colaboración con la investigación judicial", comentaron a este medio desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), organización querellante en la causa.
Uno de los manifestantes, frente a Tribunales Federales de Esquel (Nicolás Stulberg)
Si bien las declaraciones de los tres agentes fueron confirmadas por diversas fuentes que estuvieron en el despacho de Otranto, otras fuentes de Gendarmería dieron una versión distinta. "Las declaraciones fueron bien claras, no hay nada que incrimine a Gendarmería", contaron, y explicaron que los tres agentes "aportaron pruebas de los piedrazos que recibieron los gendarmes". Para ellos, la hipótesis del piedrazo de Robledo es una operación mediática: "Un simple piedrazo no dice nada, las versiones periodísticas son responsabilidad del Ministerio, no de Gendarmería".
Más allá de las versiones encontradas, estos tres gendarmes son los primeros de la fuerza en prestar declaración testimonial ante el juez Otranto en una causa que sigue caratulada como "desaparición forzada" pero que no tiene imputados.
Ruíz Díaz, Peralta y Pelozo lo hicieron en medio de una situación de tensión permanente, mientras en la puerta del Juzgado Federal de Esquel unos 50 manifestantes, entre los que estaban algunos mapuches de la Pu Lof (incluido Matías Santana, que dijo haber visto cómo algunos gendarmes pasaban de camión en camión un "bulto" del color de la campera que él le había prestado a Maldonado) protestaban contra los gendarmes y contra el Gobierno nacional.
"¡No estamos solos, falta Santiago!", "Asesinos, asesinos", gritaban los manifestantes. Cuando cerca de las 14 la fiscal Avila salió del Juzgado custodiada por una decena de agentes de la Policía Federal y muchos se avalanzaron sobre la camioneta 4×4 que la trasladó a su casa. Algunos golpearon el vehículo y fueron reprimidos por policías uniformados y de civil. La zona del Juzgado, en pleno centro de Esquel, estuvo colmada de agentes de civil e incluso había un camión con unos 30 gendarmes listos para actuar en caso de disturbios. Tras la salida accidentada de Avila, cuando ya la fiscal se había ido, tres policías sin uniforme golpearon a dos manifestantes.
Una situación parecida se repitió una hora y media después, cuando el juez Otranto abandonó su oficina custodiado por más de 10 policías federales y de Chubut que tiraron gas pimienta para dispersar a los manifestantes. A esa altura ya no estaban los mapuches de la Pu Lof ni los gendarmes. Marcelo Harris, jefe de la Unidad Regional de la policía provincial, reconoció que decidieron disfrazar a Ruíz Díaz, Peralta y Pelozo como policías de la Federal para que no fueran identificados por quienes estaban protestando.