Días después de la desaparición de Santiago Maldonado, un amigo del joven artesano reveló ante el juez federal a cargo de la investigación, Guido Otranto, que el 2 de agosto alguien atendió durante 22 segundos uno de los tres aparatos que pertenecían al tatuador, más específicamente uno con línea chilena. Y que luego volvió a llamar y ya le dio apagado. Ahora, el ingeniero en telecomunicaciones Ariel Garbarz, perito propuesto por la querella de la Comisión Provincial de la Memoria (CPM), aterrizó en Esquel para pedirle a la Justicia que active medidas que intenten precisar dónde exactamente se activó el celular. Pero él lo sabe. "El teléfono se encendió en Argentina", dijo a Infobae en la mañana del lunes.
Durante el domingo, Garbarz junto a integrantes de la CPM, organismo que preside el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, recorrieron las antenas telefónicas de esta ciudad y sus alrededores para evaluar dónde pudo haber sido encendido el teléfono. Fuentes con acceso a la investigación aseguraron a este medio que la antena que detectó el encendido sería una de las de Esquel.
Garbarz cuestionó que ni la fiscal, Silvina Avila, ni el juez Otranto, aún no lo acepten como perito. Visiblemente enojado ("nunca me pasó en 20 años", lamentó), el ingeniero señaló: "Tenemos información muy importante sobre la geolocalización. Es la punta del ovillo de la causa. Impactó en una antena de Movistar, sabemos cuál es pero se lo vamos a decir a la Justicia".
El especialista aclaró que lo más importante sobre saber dónde se activó el aparato de Maldonado es la posibilidad de detectar qué otros celulares estaban encendidos alrededor de éste. "Podrían ser testigos o posibles sospechosos. Y alguien atendió ese celular. Los teléfonos no se atienden solos. Pudo haber sido Santiago. U otra persona", remarcó.
La zona de la Pu Lof, el territorio mapuche donde se vio por última vez a Maldonado antes del operativo de Gendarmería Nacional, no capta señal de celular. De allí hacia el sur, las antenas más cercanas están a 80 kilómetros, en Esquel (en el aeropuerto, en el centro de esquí La Hoya, en los suburbios y en la propia ciudad). Si los hechos fueron como plantea el Gobierno, centrado en la hipótesis de siete gendarmes que actuaron "sueltos" en la orilla del río Chubut, y que alguno de ellos pudo haber matado y abandonado allí a Maldonado, alguien le sacó el celular y lo encendió en otro lugar.
El especialista en telecomunicaciones presume que alguien pudo haber encendido el celular de Maldonado el 2 de agosto para que parezca que el propio dueño del aparato estuvo allí. Pero no descarta que la activación haya sido por accidente. De una forma u otra, Garbarz cree que eso confirma la hipótesis de la desaparición forzada. "Alguien lo puede prender lejos de la escena del crimen para distraer la atención, por eso es necesario tener esa información en la causa", comentó.
El ingeniero repitió varias veces que quiere darle sus datos, trazados a través de lo que se llama "coordenadas polares", al juez Otranto "para que nadie pueda avivar a los responsables de la desaparición forzada". Pero por ahora, ni la fiscal Avila ni Otranto aceptaron su participación como perito de la querella. Según fuentes de la CPM, la confirmación podría ocurrir el martes. Garbarz, que había tenido una reunión hace dos semanas en Buenos Aires con la fiscal Avila, dijo que vuelve a Buenos Aires "indignado porque en 20 años nunca pasó que no reciban a la querella".
Según el expediente, Ariel Garzi, amigo del joven desaparecido, llamó al celular el 2 de agosto a las 15.34. Alguien atendió, pero no contestó. "Escuché ecos y pasos y después cortaron", declaró Garzi. La llamada duró 22 segundos. Fue la última vez que el teléfono estuvo encendido.
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