Emmanuel García es, en más de un sentido, un pionero.
Es decir, pocas personas en la Argentina saben qué son exactamente los bitcoins, la criptomoneda virtual que experimentó ascensos de valor meteóricos a lo largo del planeta en los últimos años, una suerte de futuro para el dinero global. Por otra parte, muy pocas personas en el país saben operar con ellos. García, de 37 años, oriundo de Zárate, trató de erigirse a sí mismo como una suerte de pequeño gurú local en el tema.
Ex vendedor de ropa, titular de una boutique en la localidad bonaerense, luego empleado de firmas como Peugeot, Santander Río y Danone de acuerdo a registros comerciales, el joven broker fundó su propio portal, www.coinstructor.com.ar, que significa algo así como "instructor en moneda", ofreciendo servicios a clientes locales. También llegó a dar charlas de asesoramiento sobre bitcoins, por ejemplo, en el Rotary Club de Villa Devoto. García comerciaba desde su perfil en el sitio localbitcoins.com, una suerte de nodo de brokers en la criptomoneda. "El mejor precio en Buenos Aires", "operamos sin intermediarios", ofrece hasta hoy desde su sitio web.
De acuerdo a su propio relato, García no estilaba trabajar con transacciones bancaria: solo efectivo, entregado en persona, pura confianza. La tentación de comerciar con bitcoins era obvia para sus clientes. La actividad tiene una regulación escasa en el país y el anonimato puede ser casi total; al contrario de una operación con un banco común y corriente, rastrear la información personal de quienes realizan las transacciones es sumamente difícil, con elementos como blockchains de datos de operaciones y nombres de usuario para operar en el mercado virtual que son frecuentemente cambiados. Es decir, no hay tal cosa como un número CBU, con una persona física o razón social acreditada detrás. Todo es un poco más brumoso.
Así, desde su departamento en Barrio Norte, García comerciaba con clientes de todo el mundo con una comisión del 2,5% con la ayuda de un pequeño dispositivo de memoria para sus operaciones llamado Trezor: podían pasar, otra vez de acuerdo a su relato, hasta un millón de dólares por su computadora cada mes. A mediados de julio pasado, la Superintendencia de Drogas Peligrosas allanó su domicilio por orden del juez federal Adrián González Charvay; le encontraron 160 mil dólares en efectivo.
García quedó detenido en el acto. La acusación en su contra fue también propia de un pionero: ser el primer operador de bitcoins en la historia argentina en lavar dinero narco, precisamente, de los mexicanos detenidos en Bahía Blanca en Capital Federal acusados de intentar enviar casi dos toneladas de cocaína a Canadá, los mismos que hoy están sospechados por González Charvay y la PFA de ser los responsables de la pared de más de una tonelada de cocaína exhibida por la Policía canadiense a comienzos de esta semana.
Hoy, García está procesado por González Charvay junto a la banda de mexicanos arrestados en Bahía Blanca y Puerto Madero, con un fuerte embargo impuesto por el juez de trece millones de pesos. El magistrado federal con asiento en Campana fue al menos contundente en sus argumentos para imponer la medida.
En su procesamiento de más de 370 páginas disponible públicamente a través del Centro de Información Judicial, González Charvay le imputó a García haber realizado "desde fecha incierta pero al menos hasta el 18 de junio de este año" "acciones determinadas colocando en el mercado financiero dinero perteneciente a la organización criminal de la que son parte" los mexicanos Max Rodríguez Córdova y Rodrigo Naged Ramírez -arrestados en Puerto Madero-, los también mexicanos Jesús Madrigal Vargas y Gilbert Acevedo Villanueva, que fueron apresados en Bahía Blanca con el fin de que esos montos "perdieran el rastro y eventualmente ingresaran al sistema financiero con apariencia lícita". García, según la acusación, recibió acreditaciones de bitcoins y entregó dólares "sin exigir recibo o constancia alguna" y sin exigir identificación.
El juez de Campana no pudo determinar cuánto dinero narco habría lavado el bróker: González Charvay habla en su procesamiento de un piso de trescientos mil pesos, el mínimo que establece el artículo 303 del Código Penal argentino para hablar de lavado. Sin embargo, el contacto está probado: para empezar, García fue escuchado en las intervenciones telefónicas al teléfono de Gilbert Acevedo.
Así, el bróker de bitcoins fue indagado dos veces. Fueron declaraciones por lo menos inusuales para imputado en una causa narco de gran envergadura: ante el equipo del juez, García contó, básicamente, todo.
El broker aseguró que un hombre residente en México llamado "Vic" o "Víctor" lo contactó a través de su página web para un negocio: "Vic" se identificó como arquitecto, dedicado al negocio de la marmolería -la droga fue traficada a Canadá dentro de rocas y bobinas de acero-, con una sucursal de su empresa en la Argentina, no dio muchos más datos que esos. El mexicano llegaba a García, según dijo el bróker, por una recomendación previa de un cliente. Así, acordaron una "prueba inicial" con una primera operación.
"Vic" apuntó una reunión con un hombre de confianza que recibiría el dinero. El encuentro sería en la confitería Los Dos Chinos de Barrio Norte. No habría documentación para identificarse, credenciales presentadas. La vuelta de tuerca fue por lo menos original; "Vic" aseguró que su hombre llevaría un billete de pesos argentinos y le adelantó el número de serie del mismo. García pudo identificar al hombre de la reunión: señaló en una foto a Gilbert Acevedo.
Así, las operaciones comenzaron, según el descargo del bróker: dijo que fueron 6 o 7, no recuerda bien, quizás 8, por un monto de entre 250 y 400 mil dólares. La Justicia incautó el celular del bróker, luego se lo volvió a entregar. García introdujo su clave del teléfono en una ampliación de indagatoria y reveló los mensajes de Whatsapp y el número de teléfono de "Vic", con un prefijo correspondiente a México DF.
El bróker, por su parte, aseguró ser inocente, no tener nada que ver con la organización narco, que no sabía que la plata venía de presuntos traficantes. Afirmó que simplemente cambió bitcoins con dólares para un supuesto marmolero mexicano y hasta entregó su dispositivo de datos Trezor, similar a un pendrive.
González Charvay, en cambio, no se conmovió por la aparente franqueza de García: aseguró que sus aportes fueron "un vano intento" para mejorar su situación y que el bróker no podía desconocer el origen ilícito de los fondos. Así, no lo mantuvo preso, pero lo procesó y le trabó un fuerte embargo. Sebastián Le Bourgeois, abogado defensor de García, apunta a Infobae: "Planteamos una nulidad en Cámara. A mi defendido se le imputó un accionar, ser parte de una organización delictiva, y luego lo procesaron por otro. Eso, de por sí, es nulo. En su indagatoria, García se defiende acusado de ser parte de una organización delictiva, su cliente era un presunto narcotraficante y él no lo sabía. Estaba en el lugar y momento equivocado".