Esta mañana, la división Operaciones Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA, la misma que se encargó ayer de encarcelar a cuatro mexicanos aliados a un cartel del estado de Michoacán y trece cómplices argentinos por el intento de traficar 1800 kilos de cocaína de alta pureza encontradas en Bahía Blanca y Mendoza, allanó el aeroclub de la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco. Una avioneta Cessna esperaba en el lugar, matrícula LV-GKL: fue incautada por orden del juez federal Adrián González Charvay, el magistrado a cargo de la causa.
El titular de la avioneta es Alberto Javier Busciglio, un empresario de Resistencia de 56 años de edad, registrado en el rubro de venta de piezas y accesorios de automotores según la AFIP. Busciglio fue arrestado ayer por la PFA en su casa de la calle La Rioja en la capital provincial; le incautaron tres celulares, dos autos marca Honda y un arma de fuego.
Para la Justicia y la Policía Federal, el empresario chaqueño fue el colaborador argentino clave en el negocio narco del año. Los más de 1500 kilos de polvo de alta pureza encontrados en Bahía Blanca fueron encontrados dentro de bobinas de acero. Su empresa, El Aguila María SRL, cuyos co-titulares son dos familiares directos, está acusada de haber comprado las bobinas. Busciglio mediante esta maniobra, se vinculó con el hombre sospechado de ser el cabecilla de la banda: Rodrigo Naged Ramírez, de 58 años, colombiano de nacimiento, pero con pasaporte mexicano. El pago de los rollos, unos 300 mil dólares, habría venido directamente desde México.
Naged Ramírez cayó ayer en el departamento que ocupaba en Puerto Madero, en un coqueto edificio con frente de ladrillo en la calle Olga Cosettini. La PFA le encontró más de 50 mil dólares y documentación que comprobaba maniobras financieras.
El segundo jefe de la banda, Max Rodríguez Córdova, oriundo de la ciudad de Apaxiguan, con DNI y CUIT argentinos obtenidos legalmente, acusado de ser el articulador del grupo en Mendoza, donde la PFA encontró otros 500 kilos, cayó en el mismo edificio de Puerto Madero. Ocupaba un departamento cuatro pisos arriba del de Naged Ramírez.
De vuelta al Cessna, sus cartas de vuelo dicen algo mucho más comprometedor: la avioneta, según revelaron investigadores de la causa a Infobae, realizó viajes a Bolivia y Mendoza.
Alberto Busciglio es apenas el primero. La investigación de Drogas Peligrosas sacó a la luz a la extensa red de contactos que permitieron a los mexicanos hacer su jugada de polvo valuada en 60 millones de dólares. La empresa de Busciglio no es la única acusada. Hay una segunda firma en la ingeniería narco que es mucho más enigmática: se trata de Can Trade Connections SRL, con supuesta base en Vancouver, Canadá, uno de los puntos a donde los mexicanos planeaban exportar la cocaína.
Registros comerciales demuestran que Can Trade se radicó en Argentina en septiembre del año pasado. Su fin declarado fue, curiosamente, el comercio de bobinas de acero.
El Boletín Oficial habla de un domicilio en la calle Tucumán al 1400 y de una primera composición societaria a cargo de un canadiense, Kenneth James Booth, que luego renunció para ceder su presidencia a Amilcar Darío Martino, un empresario de 65 años oriundo de Loma Hermosa con un curioso perfil. Martino había sido co-titular de varias firmas desde comienzos de la década pasada, una de ellas dedicada a predios feriales. Para Marino, mover bobinas de acero parecía algo nuevo.
El domicilio en Tucumán, un departamento, fue allanado por la PFA. Se encontró documentación de valor para la causa. Martino cayó preso en la localidad costera de Quequén: tenía más de 75 mil pesos, 8 mil dólares y varios celulares. Se le secuestró más documentación de Can Trade Connections al abogado Gonzalo Javier Sánchez, el encargado de conformar la sociedad de acuerdo al Boletín Oficial. Los papeles fueron encontrados en un departamento sobre la calle Casuarinas de Berazategui. Sánchez terminó detenido; su Audi A4 fue llevado a un lote policial.
El principal pozo de dinero de la banda fue encontrado en la calle Arenales al 1800, Barrio Norte, 160 mil dólares en poder de Emanuel García, argentino, de 37 años oriundo de Zárate.
El hallazgo de las bobinas cargadas de coca en el Parque Industrial de Bahía Blanca desnudó también los vínculos de los mexicanos en la ciudad bonaerense. Bahía Blanca sería el puerto desde donde la droga zarparía a sus mercados premium, Barcelona y Canadá. Dos de los presuntos narcos mexicanos, Gilbert Acevedo y Jesús Madrigal Vargas, se instalaron en un hotel de la ciudad a comienzos de enero, supuestamente para supervisar la operación.
La investigación de González Charvay y la Policía Federal no solo llevó al arresto de Damián Limanski, un conocido despachante de Aduana de la zona: una tercera sociedad en el caso también habría operado para los mexicanos como frente. Se trata del Grupo Guasch SRL, dedicado al rubro de materiales de construcción, controlada por tres hermanos del mismo apellido, Juan Ignacio, Jorge y Gastón. Los tres terminaron presos. Guasch SRL, por lo pronto, sería la firma máscara elegido para enviar la droga a otros puertos.
Cómo todos estos jugadores se vincularon a los presuntos narcos mexicanos es algo que queda por verse. Mañana por la mañana, los detenidos serán trasladados desde la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA para ser indagados por el juez González Charvay en Campana. Allí podrán decir lo que saben, o callarse la boca.