Cuando Yésica denunció a su marido por abuso sexual y privación ilegal de la libertad, los investigadores creyeron que se enfrentaban a otro caso espeluznante de violencia de género. Pero a medida que avanzaba el proceso judicial, la causa comenzó a tener características demasiado particulares. Es que la mujer, de 25 años, pidió cancelar la investigación: adujo que había mentido por despecho, que en realidad sólo había sido sexo duro y que ella lo obligaba a él. Sin embargo, la denuncia siguió su curso y finalmente, durante el juicio, llevado a cabo la semana pasada en los Tribunales de San Martín, el jurado no creyó la mentira de la mujer y encontró culpable al hombre.
Yésica (de quien se omite el apellido para resguardar su identidad) denunció a Pablo Sebastián Guzmán (25) por violación dos veces, en octubre y diciembre de 2014, y en enero de 2015, por abuso y además por secuestro. La Justicia ordenó la prisión preventiva del acusado y la mantuvo hasta el miércoles pasado, cuando la causa llegó a juicio por jurados.
En uno de los primeros episodios denunciados, la mujer acusó al hombre de violarla, apuntarle con un arma y luego raparle la cabeza. En el de enero de 2015 ella sostuvo que Guzmán cometió abuso ultrajante y que además la golpeó. La mujer terminó en un hospital de Pablo Nogués, a donde llegó gracias a que el propio marido la llevó. Los médicos aportaron información a la denuncia y por eso quedó el antecedente judicial.
Además, varios testimonios de vecinos dieron cuenta de que ella contaba en el barrio que una vez se había tenido que tirar de la terraza de su casa hacia la vereda para escapar de los golpes del hombre.
Sin embargo, mientras se desarrollaba la instrucción del caso, Yésica comenzó a desdecirse. Aseguró a los investigadores que había mentido porque estaba enojada después de que él le fuera infiel. Dijo que el hombre nunca la violó y respecto del hecho ocurrido el 31 de enero sostuvo que sólo le había pegado, aunque los investigadores pudieron constatar que había existido abuso ultrajante. "Por otros medios se probó que le introdujo un palo de escoba con un profiláctico en ano y vagina y que la tuvo privada de la libertad por 4 días", detalló una fuente del caso a Infobae.
Paralelamente, Guzmán negó habrerla violado y golpeado, pero reconoció que se enojó porque ella le había sido infiel en su casa y con dos hombres al mismo tiempo. "Eso no se lo podía permitir", comentó él, y admitió que esa escena había terminado con la mujer en el hospital de Pablo Nogués.
No obstante, el fiscal Juan Manuel Fernández Buzzi, de la UFI Nº 14 de Delitos Sexuales, mantuvo la acusación. "Había mucha prueba de manipulación y pericias sobre ella que la mostraban como un personaje capaz de ser doblegada por él. Además, sobre algunos hechos había pericias médicas", explicó una fuente judicial a Infobae, quien además remarcó que el discurso de la mujer era poco creíble porque no sólo pidió asistencia psicológica judicial, si no que hay constancia de que la mujer buscó ayuda de forma independiente. "Esa parte no la pudo explicar", comentó uno de los investigadores.
La semana pasada se desarrolló el juicio por jurados. Doce ciudadanos escucharon a ambas partes y la exposición de pruebas desde la defensa y la fiscalía. Pero fueron testigos de cómo tanto Yésica como su abogada defensora sostuvieron la posición de que la mujer había mentido cuando denunció a Guzmán.
Para reforzar su postura y salvar a Guzmán de una posible condena, la mujer dio detalles de la relación. Contó que en realidad ella lo maltrata físicamente a su marido, quien además tuvo que "bancarse los cuernos que le meto todos los dias, y mas de una vez al dia". Yésica admitió que tiene dependencia al sexo y contó que tuvo relaciones con un albañil que trabajó en su casa, con el carnicero, con vecinos "de perritos", que iba a visitar a Guzmán al penal donde está detenido para tener sexo y hasta que falsificó un papel de concubinato para entrar a otra cárcel y hacer el amor con otro recluso. La mujer hasta llegó a presentar como prueba una foto donde se ven dos penes y una vagina, sobre la cual dijo "esa soy yo".
Ante tal descripción durante el juicio, el presidente del Tribunal, Javier Pablo Antonucci, le consultó a Yésica si quería declarar sin público, pero ella se negó. Entonces, el magistrado le preguntó:
–¿Recuerda haber denunciado a su marido por casos de violencia sexual?
-Sí, dos denuncias hice pero eran mentira, él nunca me violó. Las relaciones siempre fueron consentidas, siempre. No recuerdo lo que dije, fue un momento de despecho y fui y lo denuncié. Después volví con él. Después me engañó y volví a denunciarlo. Y luego lo denuncié por golpes solamente. Yo levanté la denuncia por violación.
Y luego la mujer justificó su actitud: "Teníamos relaciones intensas, a mí me gustaba ver porno para tener sexo duro y si no veíamos yo me enojaba. (Y le decía) 'o vemos o no pasa nada'".
"Se denigró lo máximo que pudo. Fue de manual. Ella lo miraba él y decía 'pobrecito demasiado aguantó las cosas que le hice'. Se colocó como una adicta sexual que le fue infiel y no puede parar. Era muy compatible con el discurso de él", comentó a este medio una fuente de la investigación, que presenció el juicio por jurados, y aclaró: "Por eso se planteó que ella está sumergida en un proceso de violencia permanente y que su estrategia de tirarse para atrás es un episodio del esquema de violencia del tipo".
Así las cosas, tras casi cuatro horas de deliberación el jurado determinó que Guzmán era no culpable de los primeros dos hechos (los de 2014) pero que el acusado sí era culpable del episodio ocurrido en enero de 2015, por lo que le cargó los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante (con 11 voyos a favor y 1 en contra) y privación ilegítima de la libertad (por unanimidad).
Se espera que el martes, el juez Antonucci anuncie la pena. Según trascendió Guzmán recibiría 16 años de prisión.
Lo que no se sabe es si Yésica lo lamentará realmente, o festejará en su intimidad la desgracia de su marido.