Las denuncias de abuso en el instituto Antonio Próvolo de Luján de Cuyo, en Mendoza, donde habría más de 60 víctimas, tienen como antecedente al menos 235 casos ocurridos en su sede de Italia, en Verona, desde los años 60.
Varias de las denuncias a un lado y al otro del Atlántico tienen inclusive a un mismo protagonista: Nicola Corradi. El sacerdote, uno de los detenidos el mes pasado en Mendoza, llegó a Luján de Cuyo con 50 años y varias acusaciones por abuso sexual a niños sordos del instituto Próvolo de Verona.
El dato deja de manifiesto un intento por ocultar las actividades de este clérigo, que muy lejos de ser juzgado o sancionado, fue reubicado en nuestro país, previo acuerdo entre las distintas sedes del Instituto Antonio Próvolo de Verona, Mendoza y La Plata.
Nicola Corradi estaba acusado junto a otros 130 sacerdotes de abusar sexualmente de niñas y niños sordos entre 1955 y 1984 en la sede italiana del Próvolo.
A los testimonios que llegaron desde Europa, como el de Gianni Bisoli, un italiano de 68 años que en diálogo con medios argentinos admitió haber sido abusado a los 11 por Corradi en el instituto Próvolo de Verona, se suman los casos de Luján de Cuyo, que permitieron establecer la conexión entre las distintas sedes.
A sus 25 años, Corradi (hoy tiene 82) y otros religiosos en Italia incurrieron en violaciones, masturbaciones obligadas y relaciones de sodomía cometidas en los dormitorios y baños, según las denuncias y los testimonios.
Por los casos de Verona existe un documental que se llamó "La presa: silencio en el nombre de Dios", donde se suman testimonios de las distintas víctimas del Próvolo.
"Escogían a niños que no podían comunicarse bien con sus padres", explica en el documental una de las víctimas de los abusos, todos internos del instituto para chicos sordos e hipoacúsicos.
Además, tras una investigación del medio italiano L´Esperesso, un cura del instituto de Verona que pidió mantener el anonimato a cambio de su testimonio, admitió haber abusado de los menores "unas dos o tres veces por mes", detalló.
"Cuando Nicola nos veía ir al baño, nos venía a buscar. Nos masturbaba y nos obligaba a hacérselo a él. Yo me paralizaba y me ponía colorado", relató Bisoli esta semana desde Italia, tras conocerse sobre la detención del sacerdote de 82 años en Mendoza.
Las nuevas denuncias por los casos ocurridos en Mendoza, pusieron en el candelero el nombre de Corradi, y al desandar sus pasos y su llegada a la Argentina, el vínculo entre las sedes y el intento por cubrir los abusos.
Los delitos cometidos en Italia habían sido denunciados el año pasado en la Conferencia Anual de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico realizada en Washington, donde entre los nombres de los sacerdotes acusados de abuso que habían llegado a la Argentina, además de Corradi, estaban Ricardo Giménez, Jorge Luis Morello, Justo José Ilarraz, Luis Brizzio, Rubén Pardo, Osvaldo Ramírez, Félix Alejandro Martínez, Alejandro Squizziatto, Raúl del Castillo y José Rohr.
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