La versión sobre el origen mestizo –español y guaraní- de José de San Martín fue lanzada en el año 2000 por el historiador Hugo Chumbita. El Libertador no sería hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, sino de otro militar español, Diego de Alvear -además padre de Carlos María de Alvear- y de una mujer guaraní, Rosa Guarú. El niño nacido de esta relación prohibida habría sido confiado a la familia San Martín para su crianza.
Esta semana, la Justicia rechazó en segunda instancia las pretensiones de ciertos descendientes de Alvear de que se realizara una prueba genética a partir de los restos de José de San Martín, depositados desde 1880 en la Catedral metropolitana, para probar esa supuesta filiación entre el Libertador y Diego de Alvear y Ponce de León, un militar español comisionado por la Corona para trabajar en la demarcación de límites entre las posesiones de España y Portugal, en lo que hoy es el noreste argentino, Paraguay y sur de Brasil.
Diego Sarcona, abogado e investigador, fue uno de los primeros refutadores de Hugo Chumbita, probando, entre otras cosas, que Diego de Alvear llegó a las Misiones para cumplir la tarea encargada recién en el año 1783, cinco años después del nacimiento de San Martín (1778).
En esta entrevista, Sarcona, que actuó como una suerte de perito de parte asesorando al Ministerio de Cultura en la apelación ante la Cámara, analiza para Infobae la pertinencia de los argumentos sobre el mestizaje de San Martín. "Si esto avanza, estaríamos ante otro caso Holgado", dice, en referencia a la demanda de la falsa hija de Perón.
— ¿Cuál fue el argumento de la Cámara para rechazar la pretensión de la familia Alvear de hacerle un ADN a San Martín para probar su parentesco?
— La Cámara revoca el fallo de primera instancia porque dice que la familia Alvear no tendría derecho a solicitar esta acción declarativa. No es una cuestión de ADN sí o ADN no, sino de si están o no legitimados los Alvear para llevar adelante este proceso.
— ¿Por qué no lo estarían?
— Los derechos que invocan los Alvear son: el derecho a la identidad de origen y el derecho a la verdad. Respecto al primero la Cámara entiende que no está afectada la identidad de origen porque lo remoto del vínculo sanguíneo que pretenden aclarar. Estamos hablando de séptima generación y además colateral. Ese derecho a la identidad que invocan tendría sentido si fuera respecto a la certeza de su propio origen. O si algún descendiente de San Martín hiciera este planteo. La Cámara tampoco hace lugar al derecho a la verdad porque sostiene que eso se aplica para casos de violaciones de derechos humanos o de lesa humanidad. Finalmente la Cámara entiende que no existe caso, porque este tema debe discutirse en un ámbito académico. Si no, la Justicia estaría haciendo una suerte de revisionismo histórico.
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— Repasemos los argumentos de Hugo Chumbita, que es quien instala esta teoría. ¿Pudo él probar que Diego de Alvear estuvo en las misiones jesuíticas en Yapeyú en 1778, año en que nació San Martín?
— Bueno, ese es el primer aspecto que yo cuestiono desde el 2000. Yo demuestro que Diego de Alvear estuvo en al zona mucho tiempo después; de hecho, él escribe un diario de esa misión geográfica que le asigna la Corte [N. de la R: demarcación de límites entre las posesiones de Portugal y España] y es de 1796. Incluso su hijo Carlos María nace en esa zona, hoy territorio brasileño, en virtud de que él se encontraba allí. ¿Y dónde está Alvear antes? En Brasil. Entones Chumbita modifica el argumento, sosteniendo que en algún momento tuvo que haber estado, y para eso el soporte documental no es ningún documento precisamente, es la tradición familiar de los Alvear que él utiliza como una especie de comodín, cuando no tiene… Porque de hecho no hay ningún documento que sostenga, ni mencione, ni diga absolutamente nada, respecto a una relación que hubiera tenido Diego de Alvear con una indígena. Además, Chumbita plantea una especie de relación novelesca, de amor, cuando sabemos que si hubo algún contacto entre Alvear y una indígena seguramente debe haber sido fruto de la violencia. Además, se da la particularidad de que en el diario que Alvear escribe de esas misiones su apreciación sobre el indígena es deleznable. Dice que son prácticamente animales. Cuesta creer que se haya preocupado eventualmente por el destino de esa indígena y de esa criatura.
— Claro, lo extraño es que él se preocupara por el destino de un hijo nacido en esas circunstancias, al punto de colocarlo en una familia de funcionarios. Recordemos que el padre de San Martín estaba a cargo de las misiones.
— Exacto. Ese es uno de los primeros errores cronológicos que comete Chumbita, cuando dice que en el marco de esa misión geográfica Diego de Alvear le encomienda el cuidado de esa criatura a Juan de San Martín. Yo le demuestro que, en ese momento, la familia San Martín completa con sus cinco hijos ya está en Europa.
— ¿Qué otro argumento ofrece Chumbita?
— El otro elemento es la memoria de Joaquina.
— Que es una Alvear …
— Sí, nieta de Diego e hija de Carlos María de Alvear. Al principio hubo un poco de incertidumbre sobre por qué ella dice en un diario: "Fue el general don José San Martín hijo natural de mi abuelo habido de una indígena correntina…" Es interesante señalar que a esa pieza, a ese documento, no se le hizo ninguna prueba de autenticidad.
— ¿Es un diario o una carta?
— No, en realidad es un libro de comercio donde están pegadas hojas. En realidad nunca se exhibió; lo tiene Diego Herrera Vegas, un genealogista que junto con Chumbita son los que hacen los planteos. Como todo documento debe ser sometido a pruebas de veracidad. Y cuando uno analiza su contenido, advierte que esta declaración habría sido en 1877. Hace unos años en Rosario un historiador, Víctor Nardiello, encontró un expediente judicial de insania, un proceso de demencia que comienza el esposo de Joaquina de Alvear. La sentencia es de 1887. El informe médico es muy claro; los peritos dicen que la mujer tiene alucinaciones, que dice que es un ser que no es comprendido por sus contemporáneos, por su familia, y que crea vínculos con personas con las que no tiene contacto, el Papa por ejemplo, el filósofo Thiers. Es seriamente cuestionable que se tome por cierta la declaración de esa mujer.
— En concreto, el principal dato que tiene Chumbita es esa carta de Joaquina de Alvear.
— Sí, y es notorio que ella en ningún momento individualiza a la mujer en cuestión. Después aparece el nombre de Rosa Guarú, que habría sido una niñera de San Martín. Chumbita sostiene que estos relatos familiares en algún momento se documentaron en cartas que el presidente Marcelo Torcuato de Alvear ordenó destruir. O sea, todas afirmaciones poco corroborables.
— Cuando Juan Bautista Alberdi va a Europa y conoce a San Martín, en 1846, dice "yo lo creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado". Y es uno de los datos que toma Chumbita, pero en realidad, si bien por un lado es indicio de que alguien ya hacía correr la versión de que San Martín era mestizo, por el otro, cuando lo ve se da cuenta de que no lo es.
— Claro, además Alberdi continúa la frase, "yo lo creía un indio pero no es más que un hombre de color moreno, de los temperamentos biliosos"… Chumbita también utiliza la entrevista de San Martín con los indígenas en momentos de la organización de la Campaña de los Andes.
— Ese es otro dato deformado, ¿no?
— Sí, porque San Martín utiliza ese encuentro como un ardid dentro de una guerra de zapa, de acción psicológica, que San Martín manejaba muy bien porque era un gran estratega y entiende que va a ser muy beneficioso conferenciar con los indígenas, pedirles permiso para pasar por el Sur. Está demostrado que las autoridades realistas en Chile desviaron fuerzas hacia el Sur debilitando así la línea defensiva. En el encuentro, San Martín dice "yo también soy indio" pero San Martín no es indígena, según el planteo de Chumbita, en todo caso mestizo…
— ¿No es sólo una forma de generar empatía? Porque de hecho los está engañando, les da una versión deliberadamente mentirosa de lo que va a hacer porque sabe que se lo van a contar a los españoles.
— Bueno, también es la vinculación con el territorio. San Martín nace en un lugar indígena, las misiones jesuíticas, administrado por los blancos pero fundamentalmente de población indígena. Ahora, hay que tener en cuenta que aquella era una época muy discriminatoria, por el origen, metropolitano, criollo… Sin embargo no existe ninguna referencia… y San Martín tuvo muchos enemigos, incluso (Carlos María de) Alvear, que en esta versión sería su medio hermano, fue su detractor. Junto con Carrera y Murgiondo tenían una imprenta en Montevideo donde publicaban panfletos. Pero nunca, nunca hubo un señalamiento de mestizaje a San Martín que hubiese sido un tiro de muerte, mientras que otros personajes de mucha relevancia en la política de aquella época, Monteagudo, Rivadavia, sufrieron constantemente esas descalificaciones por el origen.
— ¿Qué sentido le da Chumbita a este supuesto origen mestizo de San Martín?
— Para Chumbita ese origen cambia todo, condiciona absolutamente toda la actuación de San Martín en América. Es irónico que diga que quienes creemos que no hace falta avanzar en una prueba de ADN somos representantes de esa oligarquía blanca, criolla…
— Como los Alvear…
— Sí, los Alvear son una familia poderosa, siguen siéndolo. Ojo, que este planteo de ADN es seguido por una minúscula parte de la familia Alvear. Pero frente a este argumento del San Martín indígena, aquellos que no estamos de acuerdo aparecemos como los malos. Americano o indoamericano, su legado está vinculado a este continente. Y no es que nos oponemos a que se toque a San Martín por un prurito, es que no hace falta porque los argumentos históricos que hay son suficientes para no avanzar. La genética forense en este caso sería accesoria.
— ¿Es posible extraer un ADN con restos de una persona después de tanto tiempo?
— La genética forense avanza a pasos agigantados. Pero hay especialistas que advierten que la posibilidad de obtener de los restos de San Martín alguna prueba contrastable es muy remota, porque esos restos sufrieron un trajín muy importante. Estuvieron 11 años en la catacumba de la Catedral de Boulogne Sur-Mer en condiciones no óptimas; después, 20 años en la bóveda de la familia Balcarce en Brunoy, en condiciones extremas, a tal punto que cuando se va a buscar sus restos en 1880 para repatriarlos se advierte que el féretro está en un estado deplorable…
— Suponiendo que se extraiga una muestra, ¿qué pasa luego?
— Ese es otro tema, con qué se la contrasta. Hay depositada una muestra de sangre de la familia Alvear, de uno de los peticionantes. El tema es que, como ha dicho la Cámara, la lejanía de ese grado de parentesco pretendido, estamos hablando de séptima generación colateral, hace que en vez de certezas, que es lo que está pidiendo la familia, se generen muchas más incertidumbres.
— ¿Cuál fue su intervención en este tema?
— Aunque soy abogado, asesoré sobre este tema en materia histórica; el Ministerio, requirió mi asesoramiento por mi investigación. No hay una negativa del Ministerio a colaborar en pruebas científicas de todo tipo, incluida eventualmente una prueba de ADN. Lo que sucede es que los elementos que están en la causa, que forman la hipótesis y que justificarían, según Chumbita, la petición, no son suficientes para avanzar con una prueba científica. Si no, vamos a estar ante otro caso Holgado. Martha Holgado convenció a la opinión pública y a la Justicia de que era hija de Perón. Se avanzó en una prueba científica. Hoy a los restos del general Perón, además de las dos manos, les falta un antebrazo y un muslo que fue necesario extraer para hacer las pruebas, que dieron negativas. Si hay que avanzar sobre una prueba científica que sea por un motivo fundado. Seamos cautos, estamos hablando de la memoria y del legado de San Martín.
— ¿Por qué intervino el Ministerio de Justicia?
— Cuando se inicia la causa en la Justicia Nacional en lo Civil se corre vista al Instituto Sanmartiniano que depende del Ministerio de Cultura y la Asesoría Jurídica del Ministerio contesta esa vista. Me convocan a mí para que les aporte toda mi investigación de casi 20 años.
— Hay una cosa que tal vez sea interesante aclarar y que hasta puede servir como "prueba". Y es que hay una foto de San Martín. Porque hay retratos, bastante disímiles, pero la imagen de San Martín ya anciano, con el cabello totalmente canoso, es un daguerrotipo, una fotografía; son dos incluso, muy similares. Ese es San Martín, tal cual era.
— Ese es San Martín.
— Tal vez haya antropólogos que puedan decir si hay en ese rostro rasgos indígenas.
— Sí, es una foto de un San Martín. Que está enojado además, ya estaba casi ciego, se lo nota algo contrariado, pensemos que el daguerrotipo, como antecedente de la fotografía, requería de un tiempo de exposición al aparato de cerca de 10 minutos. Su hija Mercedes lo convence de posar para esa foto. Y es cierto, sería interesante un estudio de ese retrato.