Una banda de secuestradores fue desbaratada por una huella digital

El fiscal federal Franco Picardi está a cargo de la investigación

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(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

El 14 de abril pasado, minutos después de la medianoche, dos amigos estaban volviendo a su casa. Viajaban en un lujoso Mercedes Benz C250. En el barrio porteño de Caballito, un Audi A3 les cruzó el paso y desde ese momento nada sería igual para ellos.

Del Audi se bajaron dos hombres: uno con una ametralladora y otro con una pistola 9mm. Obligaron al acompañante a bajarse del auto y al conductor del Mercedes Benz lo tiraron en el asiento de atrás de su propio auto. El amigo del secuestrado hizo la denuncia policial y así comenzó la investigación.

Uno de los secuestradores se fue en el Audi A3 y el otro en el Mercedes Benz. Al dueño del Mercedes Benz le robaron dinero, una cadena de oro y el celular. Lo llevaron a un taller mecánico donde lo tuvieron cautivo por un rato.

Desde el celular del secuestrado llamaron a otro amigo y le pidieron 600.000 pesos de rescate. Lo sacaron del taller mecánico y en el Audi A3 lo llevaron a una cocina de una casa a la que llegaron luego de caminar por un largo pasillo.

El fiscal federal Franco Picardi, quien durante la primera quincena de abril investigó siete secuestros exprés, le tomó declaración a J.A., el secuestrado, que pudo reconstruir aquellos momentos.

Fiscal Federal Franco Picardi
Fiscal Federal Franco Picardi

Al secuestrado lo sacaron de esa casa, lo subieron a un auto y mientras se movían por la ciudad de Buenos Aires combinaban el pago del rescate. En el Puente La Noria se encontraron con el amigo del secuestrado al que llamaron, quien les entregó a los secuestradores una bolsa en la que había 50.000 pesos y otros valores. Minutos después, J.A. fue liberado en Lanús. El secuestrado estaba golpeado y pidió ayuda para volver a su casa.

Hasta aquí la reconstrucción del secuestro. Lo que sigue puede parecer un capítulo de la serie Crime Scene Investigation (CSI), pero sucedió en los tribunales argentinos.

El Mercedes Benz del secuestrado apareció abandonado horas después del hecho en una calle de Lanús. La Delegación Departamental de Policía Científica de Avellaneda-Lanús de la Policía Bonaerense halló una huella digital en el auto. La hicieron correr por el sistema AFIS y se determinó que pertenecía a J.P.A., un hombre que tenía antecedentes penales por robo y había estado preso.

Picardi pidió la detención y el juez Sebastián Casanello ordenó que J.P.A. fuera apresado. Cuando lo detuvieron en su casa de Ingeniero Budge, también le secuestraron su celular.

El Área de Tecnología de la Policía Federal y la Dirección de Apoyo Tecnológico de la Procuración General de la Nación, analizaron el teléfono de J.P.A. y hallaron datos de relevancia para la investigación.

Allí había fotos tanto del Mercedes Benz del secuestrado como del Audi A3 que usaron para cobrar el rescate. Se determinó que el Audi que utilizaron para el secuestro del 14 de abril era de un hombre que había sido secuestrado por la misma banda el 5 de abril.

En el teléfono celular de J.P.A. había mensajes de WhatsApp y comunicaciones con varias personas. Algunos de ellos se produjeron en los momentos previos y posteriores al secuestro de J.A.

Una de las conversaciones se refería a una pistola Glock 9mm similar a la que usaron para el secuestro.
Otro mensaje decía "le falta mucho a los pibes para hacer capeo (…) no podemos hablar por teléfono del chavón, tenemos que hablar de otro teléfono". Capeo, según los investigadores judiciales, significa secuestros en la jerga de la delincuencia.

Con otra persona, al día siguiente del secuestro de J.A., comentó que la noche anterior habían andado "él en un Audi y yo en un Mercedes".

Picardi ordenó la intervención telefónica de varios de los celulares con los que se comunicó J.P.A. y de ese modo pudo armar el esquema de la banda. Una vez preso J.P.A., el resto de la banda hablaba de ir a "buscar autos" o "salir a laburar".

El análisis de las llamadas, más las actividades de inteligencia de los policías federales le permitieron a Picardi dar con otros cuatro integrantes de la banda de secuestradores.

La voz de uno de ellos coincide con la de uno de los que negoció el pago de rescate, otro se asemeja a uno de los que según el secuestrado le había pegado dentro del auto y otro sería el chofer de uno de los autos usados por la banda la noche del secuestro. En las llamadas telefónicas se hablaba de otros delitos: como la compra de armas y la venta de drogas.

El fiscal Picardi pidió la detención de cinco personas. Uno de los integrantes de la banda ya estaba detenido. Tres de ellos fueron apresados esta semana por orden de Casanello y se suman a J.P.A. que fue el primer detenido. Hay un prófugo.

La investigación permitió detener a una de las dos bandas que actuaron en varios secuestros realizados en los primeros meses del año. Una de ellas operaba en la zona de Fuerte Apache y la otra en la zona sur del conurbano. La primera está bajo investigación. La segunda fue desbaratada.

Gracias a una huella digital que quedó en el auto del secuestrado. Como en las series de televisión, pero aquí cerca.

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