Alejandro Biscardi es, junto a Alejandro Radetic, uno de los conductores acusados de manejar a más de 240 km/h por diversas calles y avenidas de la ciudad de Buenos Aires. A diferencia del excéntrico empresario, que se encuentra detenido, Biscardi está prófugo de la justicia.
Sin embargo, su abogado, Francisco Oneto, aseguró que su defendido "se encuentra a disposición de la Justicia" pero señaló que le solicitó a la fiscalía que "se expida sobre el pedido de eximición de prisión". Además, afirmó que no está acreditada la responsabilidad y la participación de Biscardi en la picada.
"Mi defendido se declara inocente de haber corrido una picada", expuso Oneto en declaraciones al canal TN. Y agregó que "no está acreditado que haya cometido una falta de tránsito o un delito".
El abogado también expuso sobre la aparición de la camioneta Dodge RAM que pertenece a Biscardi: "Es de mi defendido, pero no está acreditado que sea la que participó de la presunta picada", planteó, y añadió que el pedido de captura ordenado por la justicia porteña es "ilegítima, infundada; no hay riesgos procesales".
Biscardi, que en 2010 había querido pertenecer a un grupo de élite de la policía, exhibe habitualmente sus "hazañas" al volante en las redes sociales.
Mientras que el recientemente detenido piloto de top race Radetic era conocido en el ambiente de los autos a raíz de la exposición que le dieron las carreras de competición y su cargo de director de la categoría "Drift", Biscardi erigió su imagen desde las sombras.
El prófugo fue protagonista en el pasado de videos caseros en los que se lo puede ver esquivando autos en la ruta a bordo de la Dodge RAM 1500 por la autopista, realizando trompos en un Toyota 86 en pleno barrio porteño de Palermo o rompiendo todos los límites de velocidad en un VW Gol en la autopista.
Según dejaron saber fuentes judiciales, Alejandro es hijo del comisario retirado de la Policía Federal Argentina (PFA) Guido Biscardi. En el año 2010 había intentado formar parte de un grupo de investigación de elite y con ese objetivo ingresó a la Escuela de Inteligencia de la fuerza, pero la abandonó ese mismo año.
Fue en las redes sociales, grupos de Facebook, YouTube, Instagram y distintos foros de fanáticos de los autos y la velocidad, donde Biscardi encontró cierta notoriedad, exposición y un reconocimiento que lo terminaría obsesionando.
En la interna de estos grupos comenzó a subir sus propias grabaciones, cometiendo excesos, poniéndose en riesgo a él y a terceros, y empezó a hacerse un nombre a partir de este tipo de desafíos.
En los comentarios cada vez más usuarios comenzaron a alentarlo, al tiempo que le pedían nuevas pruebas, más competencias ilegales y más videos burlando controles y cometiendo infracciones sin ser capturado.
Biscardi mantenía actualizados sus perfiles y compartía periódicamente este tipo de material, hasta que en abril de 2016 adquirió notoriedad pública luego de que sus videos llegaran a los medios nacionales, y lo obligaran a desaparecer.
El anonimato duró sólo unos meses. Hace apenas una semana su cuenta de Instagram (ale.biscardi) contaba con más de 25 mil seguidores, y mostraba en forma pública imágenes y grabaciones, que hace pocos días fueron eliminados.
Hoy el perfil de Biscardi esta casi vacío, tiene 125 seguidores, sigue a dos usuarios, uno de ellos Alejandro Radetic, y muestra sólo una imagen: la Dodge RAM negra.
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