En un operativo conjunto, funcionarios del cuerpo de investigaciones judiciales de la fiscalía porteña y la Policía de la Ciudad lograron ubicar los vehículos que utilizaron Alejandro Radetic y Alejandro Biscardi para manejar a más de 240 kilómetros por hora por el microcentro porteño: se trata de dos camionetas, una Dodge RAM y una Porsche Cayenne.
La Dodge estaba estacionada en la calle Doblas, entre Rivadavia y Chaco, en el barrio de Caballito, mientras que la Porsche fue hallada en el interior de un estacionamiento ubicado en Paraguay al 5.000, en Palermo.
Mientras tanto, en relación a la situación personal de los conductores, el juez de primera instancia en el fuero Penal Contravencional y de Faltas Pablo Casas ordenó ayer la prisión preventiva para Radetic, en tanto que la Fiscalía de la Ciudad intensificó la búsqueda de Biscardi, que aún se encuentra prófugo.
Entre los argumentos que planteó Casas en su fallo, detalló que "el Fiscal logró demostrar que existen serias sospechas de que Radetic podría impedir el correcto desarrollo de la investigación. En particular, indicó que al momento de llevarse a cabo el allanamiento en la vivienda del nombrado, había en la cochera una gran cantidad de automotores, pero no se encontraba allí el vehículo 'Porsche', modelo 'Cayenne Turbo', dominio EIP-112. Se refirió a la importancia de ubicar ese rodado, y el gps que tenía en el interior, que se puede visualizar en los videos, en tanto sería una prueba de relevancia, ya que en el mismo quedó registrado el circuito completo llevado a cabo el día del hecho imputado, y la velocidad alcanzada en cada lugar por el que circuló".
Según el fiscal del caso, Gonzalo Viña, Radetic podría enfrentar penas que van desde los seis meses hasta los siete años de prisión e inhabilitación para conducir. Sucede que, al delito de "conducción riesgosa", para el que el artículo 193 bis del Código Penal prevé una pena de tres años, se le suma el de daño agravado (penado con hasta cuatro años por el artículo 184, inciso 5) en concurso real.
El abogado del excéntrico conductor, Rodolfo Blaqué, planteó la excarcelación de su defendido y que aún no está establecido que haya sido su cliente quien conducía uno de los automóviles que participaron de la picada por las calles de la ciudad, que fue grabada por unos de los conductores y viralizada luego en las redes sociales, y que Infobae publicó el 29 de abril pasado.
Una vez que las imágenes tomaron estado público, el Ministerio Público Fiscal porteño inició una investigación penal, y mediante diversas medidas investigativas desplegadas por el Cuerpo de Investigaciones Judiciales, siguiendo las instrucciones impartidas por el fiscal a cargo del caso, logró establecerse la identidad de uno de los conductores: Alejandro Gastón Radetic.
El empresario –que se autodefine como piloto de autos, cantante de reggaetón, "fiestero" y "fierrero"– tiene 36 años, y si bien llegó a la primera plana de los medios en los últimos días, su popularidad en las redes sociales no es nueva: en Instagram, tiene unos 65 mil seguidores, con quienes comparte ostentosas fotografías rodeado de lujo, mujeres, armas, automóviles y motos.
El sábado, Radetic fue apresado en su casa del barrio Cabos del Lago, en Nordelta, por efectivos de la comisaría 4ª de Benavídez. Luego, fue trasladado a la fiscalía, donde se negó a declarar.
Durante toda la jornada, el joven empresario –director de la empresa constructora contratista del Estado Marcalba SA– se mostró sonriente cada vez que fue abordado por fotógrafos y periodistas. Incluso, no perdió la oportunidad de exhibir sus manos esposadas con los pulgares hacia arriba.
El imputado quedó detenido en dependencias del Servicio Penitenciario. Deberá responder por el delito de conducción riesgosa, previsto por el artículo 193 bis del Código Penal, en concurso real con daño agravado (artículo 184, inciso 5) y podría recibir una pena que va de los seis meses a los siete años de prisión e inhabilitación para conducir por el doble de tiempo de la pena.
Mientras tanto, las autoridades de las áreas de tránsito y seguridad del Gobierno de la Ciudad consultadas por Infobae admitieron que se notificaron de los hechos por los medios, y que durante todo el recorrido en el que se llevó a cabo la picada no tuvieron denuncias ni alertas de seguridad.
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