"¿Realmente estás empujando a la gente al suicidio?", preguntó un periodista ruso a Philipp Budeikin, la mente detrás del siniestro juego "La Ballena Azul", que causó el suicidio de 130 jóvenes en Rusia. "Sí, realmente lo hice", confesó el joven de 21 años. "Quería limpiar a la sociedad de aquellos que le harían daño", advirtió.
Budeikin, que está detenido desde noviembre pasado, explicó que dividió a las personas que participaban en dos grupos: en gente y "residuos biodegradables". "Ellos (estos últimos) son los que están de ningún valor para la sociedad, o solo hará daño a la sociedad. Estaba limpiando nuestra sociedad de tales personas", confesó en una entrevista con el portal Saintpetersburg.ru.
El joven ruso contó que inició el juego en 2013 con el "F57", uno de los nombres del "grupo de la muerte" de la red social VKontakte, parecido al Facebook. Además, confesó que padece un trastorno de personalidad bipolar, pero relaciona "lo que hace" con el hecho de haber tenido "una infancia difícil". "Mi madre y mi hermano mayor me golpeaban. A menudo en la calle. Estoy seguro de que todo esto tuvo un gran impacto sobre mí", indicó.
El reto de la ballena azul –que ya tuvo su primer caso en la Argentina, con un joven de San Juan que fue internado el martes pasado en terapia intensiva– le debe su nombre a que esa especie marina, por voluntad propia, se acerca a las costas para morir. En los grupos de la red social rusa los administradores proponen distintas pruebas ingenuas como ver en forma continua más de 24 horas de películas de terror, pasando a otras más tétricas y preocupantes como la autolesión: el "dibujo" de una ballena con un cuchillo y distintos retos que llevan al colapso psicológico. La prueba final, después de 50 días, es suicidarse.
"Ellos murieron felices. Les di lo que no tienen en la vida real: calidez, comprensión y comunicación", afirmó Budeikin sobre los jóvenes que se quitaron la vida a partir de su iniciativa, aunque negó que el número ascendiera a 130. "Fueron 17. Hay otros con los que hablé pero que se suicidaron después, sin mi influencia directa", señaló.
En este sentido, compartió el caso de una chica que conoció el 17 de febrero del año pasado, con la que empezó a hablar por Skype y en la que descubrió cosas "que no le gustaron en absoluto", entonces en ese momento "decidí que necesitas deshacerte de esas personas". "No me gusta la gente que incita a otras personas a lastimar o dañar a la sociedad. Ella era una satanista", concluyó.
Budeikin afirmó que no tiene miedo de estar encarcelado. "Si miras la situación: ¿qué he hecho?; algunas personas encuentran argumentos para explicar por qué pienso que es mejor morir que vivir. Ellos toman sus propias decisiones", advirtió el estudiante de psicología que fue expulsado de la universidad en tercer año.
A pesar de no mostrarse arrepentido, el joven admitió que todavía "le cuesta" hablar de las víctimas. "A veces empiezo a pensar que estoy haciendo mal. Están todos estos argumentos banales, diciendo 'usted no es nadie para decidir quién va a vivir y quién va a morir', pero por dentro tengo una sensación de que estaba haciendo lo correcto", confirmó.
Consultado sobre si continuará con su "proyecto",admitió que sí. "Tengo entusiasmo alrededor de las historias que interfiero. Estoy esperando que todo se calme para poder continuar tranquilamente" contó Budeikin y deslizó: "Todavía no puedo decirte un secreto".
LEA MÁS: