¡Quién lo diría! La villa 31, esa vasta ciudadela de la pobreza y marginalidad, podría ser una mina de oro para las abigarradas almas que la habitan.
Believe it or not, si se vendiera según las leyes del juego inmobiliario, cada uno de sus moradores, que hoy pisan barro y respiran mugre… ¡cobraría 100 mil dólares! Y puesto que sigue creciendo –en los últimos diez años pasó de 27 a 44 hectáreas–, acaso su valor oculto haga lo mismo.
Dato no menor (frase de uso para un romance en la farándula o la renuncia de un gran bonete político): los 1.600 empresarios de fuste que este año aterrizaron en la versión América latina del World Economic Forum –primera vez en nuestra metrópoli– vieron, tal vez con sorpresa, que el Foro de Davos sumaba a los consabidos periplos, el Colón y el CCK… ¡la Villa 31!
No por folklore: porque su crecimiento, como en la fábula del zapallo gigante, roza lo milagroso.
Mapas: así creció la Villa 31 en 10 años
StoryMap es una aplicacion de Esri Inc. Su contenido fue compaginado por Aeroterra S.A. a partir de imágenes satelitarias de DigitalGlobe Inc.
El mapa prueba a las claras que el villorrio avanzó desde Retiro hasta áreas impensadas: Palermo y su perpetua explosión de edificios, comidas exóticas y tragos de moda, y Recoleta, su tradición clase A y su paquetería.
El mundo es una villa: buen eslogan…
Datos puros y duros: 43.190 almas de sus diez sectores, instaladas en 10.231 viviendas.
Avanza a buen paso el programa Treinta y todos –una urbanización gigante– para unir ambas villas (31 y 31 bis) con la orgullosa, complicada y ultrasónica Santa María de los Buenos Ayres.
Pero siempre hay un pero. De venderse ese terreno que ocupa 44 hectáreas hoy, lunes 1 de mayo, y según las reglas del Código de Planeamiento Urbano, el valor promedio sería casi mil millones de dólares, de acuerdo al último relevamiento realizado por Reporte Inmobiliario en relación al valor promedio del metro cuadrado para departamentos usados de uno y dos ambientes en los barrios que lindan con la villa, Recoleta y Retiro. Por ley, sólo el 80% del lugar (35.2 hectáreas) puede ser urbanizado.
Si se dividiera el valor exacto (990.880.000 dólares), por la cantidad de viviendas y las 10.343 familias… cada una embolsaría 95.801 dólares. Cien mil, como quien dice.
Por supuesto, no es un vano sueño que alguien invierta en esa vasta tierra.
Si alguien invirtiera los mil millones de dólares en que se cotizan la villa de punta a punta, y levantando edificios de cuatro pisos –máximo permitido allí–, se podría multiplicar el valor de las viviendas por cuatro.
LEA MÁS
Gobierno de la Ciudad: cambio histórico en la Villa 31
La Villa 31, un nuevo destino de visita para los inversores extranjeros