Cuando amaneció, la Policía todavía estaba ahí. Varias decenas de agentes porteños, con sus cascos y chalecos y caras de enojados, rodearon y custodiaron hasta pasado el mediodía de ayer la estructura tubular bajo la cual el domingo a la noche desalojaron a los docentes. El plan del gremio de los maestros era instalar allí una versión aggiornada de la Carpa Blanca, a 20 años y ocho días de aquel reclamo: planearon un espacio simbólico con arquitectura de escuela y clases públicas. Se iba a inaugurar este lunes. Pero pasó todo lo contrario. Unos 20 obreros finalmente la desarmaron bajo la lluvia.
La situación no careció de tensión. Comenzó cerca del mediodía de ayer, mientras los referentes de UTE-CTERA brindaban la conferencia de prensa en la sede de la calle Chile para anunciar el paro general de hoy y el abrazo simbólico de esta tarde. Un grupo de hombres, con cascos y arneses, llegó a la plaza del Congreso para desmontar la escuela itinerante. Eran los mismos que la habían intentado construir este domingo, y parte del personal que levantó los escenarios de los shows locales de Rolling Stones, Paul Mc Cartney e incluso los festejos del Bicentenario de 2010 sobre la 9 de Julio.
La estructura tubular –con un costo estimado en 700 mil pesos– iba a simular, a partir de tres espacios separados, la arquitectura de una escuela, con un aula, una sala de estar y hasta un mini patio en el centro, con mástil y bandera incluidos. El frente iba a tener el dibujo de la fachada de una escuela pública cualquiera, hecho por maestros de artes plásticas, y una leyenda contundente: "Donde está la escuela, está la Patria".
Según le explicó a Infobae el dirigente de UTE Eduardo López, el sindicato había informado el viernes pasado mediante nota a la Jefatura de gobierno porteña que harían un acto en el lugar. Y que allí funcionaría durante unos días una escuela pública itinerante. Pero el Ministerio de Ambiente y Espacio Público negó la llegada de algún pedido.
"Nosotros queremos desarmar e irnos, nos están apretando y no queremos que nos caguen a palos. El comisario me dijo que saquemos todo ahora", comentó a este medio el capataz del grupo de trabajadores.
Los representantes de CTERA, encabezados por el secretario de Organización, Esteban Sueyro, intentaron frenar al trabajo de los obreros. Pero sin éxito. Sueyro le puso en la oreja un teléfono a uno de las autoridades de la comisaría 6a. Del otro lado de la línea estaba el Defensor del Pueblo, Alejandro Amor. El hombre de la Policía porteña se alejó para hablar. Al rato volvió y devolvió el aparato al dirigente gremial. "Vos traeme el permiso y te armo todo", le dijo. "En diez minutos llega el permiso de Larreta", le respondió Sueyro. "Ese es el mismo hombre que el domingo nos dio dos minutos para parar de armar y a los 30 segundos mandó a reprimir", remarcó, enojado porque un policía de civil lo seguía y lo filmaba.
"Ustedes mandan a sus hijos a la escuela, no tienen cara", les gritó una mujer que pasaba por la avenida Entre Ríos a los cerca de 30 policías del grupo antimotines y también la ligaron los obreros. Una dirigente de CTERA la frenó: "Ellos no tienen la culpa, señora, son trabajadores".
Mientras tanto, los tubos de lo que nunca sería la carpa o la escuela itinerante se iban apilando en el suelo. Otro grupo de obreros los levantaba y los subía a un camión con acoplado. Antes de las cinco de la tarde, cuando empezó el abrazo simbólico, de la escuela itinerante no quedaba nada más que el recuerdo de la violencia de un día atrás.
La Policía todavía estaba allí.