La habitación en la que Grassi cometió sus abusos fue destruida en un misterioso incendio

Está ubicada en el predio de la Fundación Felices Los Niños en Hurlingham. Allí el sacerdote atacó a “Gabriel”, el joven pupilo que lo llevó a la cárcel. Los actuales directivos de la Fundación consideran que el fuego fue intencional: allí había documentos y filmaciones

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La escalera que lleva a
La escalera que lleva a la “suite”, hoy destruida. (Nicolás Aboaf)

La habitación que perteneció al padre Julio César Grassi, la escena de uno de los casos de abuso sexual más resonantes de la historia argentina hoy es una pila de cenizas y plástico derretido. Alguien la incendió. Y ese incendio, a simple vista, habría sido intencional.

El hasta hoy sacerdote Julio César Grassi ocupaba una pequeña casa en el predio de 65 hectáreas en Hurlingham que fue la base principal de su Fundación Felices Los Niños, una obra de caridad casi faraónica con centros en todo el país. La casa estaba, por así decirlo, en un lugar de privilegio: junto a la "Casa de Adolescentes San Juan Bosco", las barracas en donde vivían los varones de 14 a 16 años que estaban internados en la Fundación.

Esa casa tenía dos oficinas, un pequeño living y un baño, hasta una mini-capilla privada con imágenes de Don Bosco y de la Virgen María pintadas por los niños de la Fundación. También tenía una pequeña habitación en un primer piso, una suerte de altillo al que se accedía por una escalera de madera, con paredes revestidas con madera, un aparato de gimnasio propiedad del cura y una modesta cama.

El lugar estaba en desuso
El lugar estaba en desuso hace años: el ataque habría sido intencional (Nicolás Aboaf)

El primer juez del caso Grassi, Alfredo Meade, llamó a la habitación una "suite nupcial" en un acto de exageración, un término que quedó en la historia. Allí, según las acusaciones en contra del cura, ocurrieron varios de los supuestos abusos sexuales que cometió a sus pupilos. Al menos uno está confirmado: el que sufrió "Gabriel", el joven que lo llevó a la cárcel y a ser condenado por la Justicia, una condena que ayer fue ratificada por la Corte Suprema.

Felices Los Niños sobrevivió, a pesar de los evidentes desmanejos del sacerdote. En los últimos dos años, la Fundación pasó de ser una virtual ruina, una mezcla de pajonales, óxido, abandono y vidrios rotos, a vivir una profunda reconstrucción gracias a la gestión de Juan Manuel Casolati, Gabriel Valenti y el psicólogo Franco Lindon, sus principales directivos que tomaron el mando.

Hoy, 49 chicos víctimas de negligencia y violencia familiar viven en el predio de Hurlingham bajo estricto control judicial, se reactivaron la escuela primaria y el jardín de infantes, así como diversos talleres. Mil quinientos chicos estudian en sus instituciones educativas. Los fondos provienen de la Secretaría de la Niñez provincial. El cambio desde que el cura dejó el mando es significativo, una mejoría indiscutible; de la era Grassi solo quedan las imágenes religiosas en la capilla principal del predio.

Julio César Grassi (Télam)
Julio César Grassi (Télam)

El sector en donde vivía el cura quedó en desuso, los techos se derrumbaron hace varios años: la actual administración, que se niega a usarlo principalmente por los hechos cometidos allí, se lo cedió al Instituto Nacional de Tecnología Industrial, que desarrolla proyectos hace varios años en el predio de Hurlingham.

Sin embargo, hace seis meses, la casa fue incendiada en plena noche, de acuerdo a fuentes en el lugar consultadas por Infobae, que visitó la construcción en ruinas esta mañana.

El ataque fue muy preciso: la "suite nupcial" quedó totalmente destruida, así como la casa del cura en general. No fueron atacadas, por ejemplo, las barracas para menores adjuntas ni las que están enfrente de la construcción, o ninguna otra en todo el predio. En los cálculos privados de los actuales directivos de Felices Los Niños, el fuego fue premeditado. Y los directivos apuntan a una sola dirección: al padre Grassi mismo y a los hombres que todavía le son leales. "O buscaban intimidar o buscaban destruir información", dice alguien que conoce la Fundación por dentro.

(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
El baño privado y la
El baño privado y la capilla personal del cura, todavía intacta (Nicolás Aboaf)

En la casa incendiada, Infobae encontró restos de gran cantidad de CDs y cassettes, así como viejas filmaciones en cinta de 8 milímetros y documentos y libros: todo corresponde a la época en donde Grassi era el jefe del lugar.

No es la primera vez que una estructura de Felices Los Niños es atacada en el curso de los últimos meses; otro merendero de la Fundación fue atacado semanas atrás. Los directivos también oyeron rumores de jóvenes egresados por la Fundación enviados por Grassi a tomar fotos del predio y romper vidrios, así como jóvenes madres que presentan falsas denuncias penales: Juan Manuel Casolati recibió trece en total desde que comenzó su gestión para revitalizar lo que intentó ser la mayor obra solidaria de la Argentina.

Grassi, por su parte, fue condenado en primera instancia en noviembre pasado por el Tribunal Criminal Nº 3 de Morón, acusado de malversar fondos de la Fundación para pagar su alquiler en la quinta La Blanquita, ubicada frente al predio de Hurlingham, donde vivió desde 2003 hasta que terminó en la cárcel y desde donde controlaba la Fundación, que tenía expresamente prohibido pisar por orden judicial.

En 2014, al comienzo de su gestión, Casolati denunció a Grassi por haber desviado alimentos destinados a los niños de la Fundación a la Unidad Nº 41 de Campana donde está preso hasta hoy, una causa investigada por la fiscal Adriana Suárez. Ante la fiscal, Grassi declaró en indagatoria que envió la comida a la cárcel porque si no lo hacía "se iba a pudrir".

Un viejo juguete entre los
Un viejo juguete entre los escombros (Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
(Nicolás Aboaf)
Viejo sticker en el lugar
Viejo sticker en el lugar que reza “Padre Grassi inocente” (Nicolás Aboaf)
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