La ejecución a cuentagotas de Víctor Saldaño: "Está medicado hace años y cuando está lúcido pide que lo maten"

Hace 21 años que está en el “pasillo de la muerte” por la Justicia de Texas. El gobierno de Estados Unidos no tuvo en cuenta el último informe de la CIDH y ya puede ponerle fecha a su ejecución

Guardar

Víctor Hugo Saldaño es cordobés y lleva más de 21 años condenado a muerte en Texas, Estados Unidos. Un informe presentado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estaría por ser desestimado en Washington y, ya sin más instancias de apelación, el gobierno norteamericano puede ponerle día a su ejecución. En diálogo con Infobae, Lidia Guerrero, su mamá, reflexionó sobre la muerte a cuentagotas de su hijo.

La CIDH, haciéndose eco de los argumentos de la defensa, expuso a través de un informe en enero pasado la falta de un juicio justo y el castigo desmedido en el "death row" (pasillo de la muerte). Pero a pesar de la presentación del organismo supranacional, Texas no haría lugar al pedido de conmutación de la condena, ni al traslado del argentino fuera del pabellón de condenados a muerte.

El panorama para el argentino Saldaño no es alentador: se agotaron todas las vías de apelación y fue rechazado el último habeas corpus presentado por su defensa. Hasta julio de este año su nombre no figura en la lista de ejecuciones, pero el Departamento de Justicia Criminal de Texas está en condiciones de ponerle fecha a la inyección letal.

El abogado cordobés Juan Carlos Vega es quien sigue de cerca las últimas novedades en Estados Unidos, mientras a más de 8 mil kilómetros, en Córdoba, Lidia Guerrero, la mamá de Saldaño, espera la confirmación de las últimas noticias sobre la situación de su hijo.

“No digo que no sea culpable, pero no se merece la pena de muerte”, dice Guerrero.
Lidia viajó a Roma para pedirle al papa Francisco que intervenga en el caso de su hijo
Lidia viajó a Roma para pedirle al papa Francisco que intervenga en el caso de su hijo

"Todavía no he leído nada, pero no habría sido positivo", admitió en diálogo con Infobae. La última vez que vio a Víctor fue el 22 de octubre del año pasado, día de su cumpleaños número 44. "Si yo estoy vivo es por vos", recordó que le dijo.

Texas había fijado como primera fecha de ejecución de Saldaño el 18 de abril del 2000. La decisión fue apelada y la sentencia revocada por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, reconociendo que el proceso había tenido vicios racistas.

Ese mismo año se sancionó la llamada "ley Saldaño", que prohíbe invocar la raza en los procesos penales. La norma, identificada como SV-133, modificó el Código Procesal Penal de Texas.

Después de eso, Saldaño permaneció alojado durante cinco años en el "death row" y en 2005 otro tribunal, con jurado popular, lo sentenció nuevamente a morir a través de la inyección letal.

"Llegó a pedir que lo maten. Cuando él está más lúcido es cuando menos resiste la situación", deja saber Lidia sobre los días de Víctor en la unidad Allan B. Polunsky de Livingston, Texas, donde pasa 23 horas al día en su celda, según cuenta bajo el efecto de drogas y durmiendo la mayoría del tiempo.

"Está medicado hace muchos años, se la pasa durmiendo, ya en su segundo juicio él no debería haber sido juzgado, pero no permitieron que se le mostraran al jurado informes psicológicos", recuerda al repasar el segundo proceso. Además, remarca que como consecuencia de tantos años condenado a la pena máxima, su hijo "hasta ha intentado cortarse las venas" dentro del penal.

"Creo que le pasaría a cualquiera, son muchos años, es mucho sufrimiento, es mucho dolor, él sufre allá y nosotros acá", relató la mujer, que en junio de 2016 viajó a Roma y tuvo una audiencia privada con el papa Francisco. Le pidió que interceda.

"Hace 21 años que venimos esperando, yo no digo que no sea culpable, pero no se merece la pena de muerte", agrega Lidia, que desde 1996 mantiene viva la esperanza de que Estados Unidos dé marcha atrás o modifique la condena de su hijo.

Saldaño fue condenado a muerte en Texas, en septiembre de 1996, acusado de raptar y matar a Paul Ray King junto con un cómplice mexicano, Jorge Chávez, el 25 de noviembre de 1995.

LEA MÁS

Última jugada del argentino condenado a muerte en EEUU para salvar su vida

Guardar