En septiembre de 1983, Gladys de Motta aseguró haber recibido mensajes de la Virgen María, y según la mujer, esas comunicaciones continúan hasta hoy. Ese contacto entre Motta y una de las figuras emblemáticas del catolicismo dio origen al santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, un sitio al que miles de fieles peregrinan todos los años.
Sin embargo, con autorización del Vaticano, el obispo de San Nicolás, Hugo Santiago, resolvió dejar de difundir los mensajes que esa mujer decía recibir de la Virgen porque "es lo más conveniente para la fe mariana en Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás".
En un video, Santiago explicó: "Realicé una consulta a Roma sobre la posibilidad de poner fin a la difusión de los mensajes de la señora Gladys de Motta referidos a la Virgen María, y el Vaticano me contestó afirmativamente".
Santiago además explicó que en 1990, el entonces obispo Domingo Castaña "decidió poner fin a la divulgación a los mensajes de la señora Gladys de Motta referidos a la Virgen por considerarlos suficientes y para evitar que dichos mensajes se desvirtúen, es decir que la señora Gladys presente como dichos de la Virgen lo que, en realidad, eran sus propias reflexiones".
El actual obispo de San Nicolás agregó: "Para que el acontecimiento mariano siga siendo digno de fe es conveniente poner fin a la divulgación de los mensajes escritos por la señora, que seguiré recibiendo y guardando en los archivos del obispado para que, en el futuro (cuando ni nosotros ni la señora estemos en esta tierra), sean analizados por la Iglesia, porque la Iglesia no canoniza a nadie en vida".
En el video, Santiago argumentó que la decisión para poner fin a la divulgación de los mensajes de Motta busca que "el acontecimiento mariano de San Nicolás siga siendo digno de fe y nos lleve a seguir a Cristo". "María no se ha callado, sigue hablando en las sagradas escrituras y llevándonos a Jesús", destacó Santiago.
A mediados del año pasado, el entonces obispo de San Nicolás, Héctor Cardelli, había declarado "de carácter sobrenatural" las supuestas apariciones de la Virgen, al afirmar: "Trabajé en la consulta con peritos y testigos y, consciente de que el deber de vigilar o intervenir compete ante todo al ordinario del lugar, asumo, como los obispos que me precedieron, la decisión de apoyar, orientar y declarar acerca de esta manifestación en San Nicolás".
Cardelli declaró en mayo del año pasado que juzgó las apariciones y los mensajes "según dos criterios: positivos y negativos, y en ambos casos no hubo ni hay errores. Hice discernimiento sobre tres criterios particulares, a saber: el evento ¿es de origen natural? ¿Puede ser obra del enemigo? ¿Es de origen sobrenatural? Y las respuestas a estos interrogantes me dejaron la certeza de que es real y positivo el fruto que supera la mera acción humana".
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