En un discurso de profundo sentido político, el papa Francisco criticó a los empresarios, al pedirles que acompañen un "cambio en las reglas de juego del sistema económico-social" que permita transformar una "economía que mata" por "una que hace vivir".
Frente a un auditorio de más de 500 participantes en Castel Gandolfo, la residencia de verano del Papa, Jorge Bergoglio propuso como alternativa al sector privado impulsar una "economía de comunión", cuyo objetivo sea modificar la mirada sobre el modo de ver y vivir la empresa.
"Hace falta apuntar a cambiar las reglas de juego del sistema económico-social. Imitar al buen samaritano del Evangelio no es suficiente", aseguró el máximo representante de la Iglesia Católica, en un encuentro organizado por el Movimiento de los Focolares. "Un empresario que es sólo buen samaritano hace la mitad de su deber: cura las víctimas de hoy pero no reduce las de mañana", añadió.
"Es muy importante que al centro de la economía de comunión esté la comunión de los bienes", señaló el Papa Francisco. Según su visión, un "empresario de comunión está llamado a hacer de todo para que también aquellos que se equivocan y dejan su casa puedan esperar un trabajo y un salario digno, y no terminen comiendo con los cerdos".
"Ningún hijo, ningún hombre, ni los más rebeldes, merecen las bellotas", sostuvo Jorge Bergoglio.
En este sentido, el papa Francisco advirtió sobre la tentación de idolatrar al dinero. "El dinero es importante, sobre todo cuando no hay y dependemos de él para tener comida, poder enviar a los hijos a la escuela y garantizar su futuro", dijo.
Francisco agregó que el dinero "se convierte en ídolo cuando lo convertimos en un fin" y recordó que la "avaricia" es uno de los pecados capitales.
"La mejor forma y más específica de evitar hacer del dinero un ídolo -prosiguió- es compartirlo con los demás, sobre todo con los pobres, o utilizarlo para ayudar a los jóvenes a estudiar y encontrar trabajo, venciendo la tentación idolátrica con la comunión".
"El capitalismo conoce la filantropía, no la comunión. Es simple donar una parte de las ganancias sin abrazar y tocar a las personas que reciben esas migas", se posicionó el Papa al referirse a la caridad. "Incluso cinco panes y dos peces pueden alimentar a las multitudes si son lo que uno comparte de toda la vida. En la lógica del Evangelio, si no se entrega todo no se da lo suficiente", animó a los empresarios.
Una vez más, el Sumo Pontífice criticó a "ese capitalismo que produce descartados. El principal problema ético de este capitalismo es que produce descartados que luego trata de ocultar, tratar de hacer que no se vean".
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"El día que las compañías de armas financien hospitales para tratar a niños mutilados por sus bombas, el sistema habrá alcanzado su culmen", añadió. Por lo tanto, Bergoglio insistió en "cambiar las estructuras para prevenir la creación de víctimas y descartados".
"El 'no' a una economía que mata debe volverse un 'sí' a una economía que hace vivir porque comparte, incluye a los pobres y usa las ganancias para crear comunión", les pidió.
La propuesta de la Economía de Comunión fue impulsada por la fallecida fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich. Desde 1991, esa agrupación reúne a empresarios, empresas, asociaciones, instituciones económicas, trabajadores, investigadores, entre otros adherentes.
La columna vertebral de la Economía de Comunión, precisó la agencia vaticana AICA, está representada por empresas y organizaciones productivas comprometidas con la erradicación de la pobreza y la injusticia social, con el objetivo de contribuir a la construcción de una economía y de una sociedad de comunión.