Roque Omar Ibáñez, presunto empleado del sindicato de Personal de Panadería y padre de una hija de 20 años, fue arrastrado 20 metros sobre el asfalto luego de que un auto rojo lo embistiera mientras iba sobre su moto esta mañana en la esquina de Güemes y Habana, en las inmediaciones de la villa Melo, zona de Villa Martelli.
Los dos hombres que ocupaban el auto, con sus caras ocultas con máscaras de payasos, estaban lejos de ayudarlo o siquiera de pedirle disculpas: uno de ellos lo mató con siete tiros. Ibañez murió en ruta al hospital a causa de sus heridas. No le robaron nada, supuestamente. Fue, a simple vista, un crimen sicario.
La Policía Bonaerense ya comenzó la investigación del caso, con la Comisaría 4ta de Vicente López que intervino en las primeras actuaciones, bajo las ordenes de la fiscal Marcela Semería de la UFI Vicente López Oeste. La autopsia al cadáver comenzó en las primeras horas de la tarde en la morgue judicial de la jurisdicción San Isidro, ubicada en el Hospital de San Fernando. Los primeros datos hablan de la particular saña de los sicarios: de siete tiros, tres entraron en la cabeza.
En cuanto a la investigación, por lo pronto, se pudo identificar al auto del ataque, un Renault Clío, un dato que no fue fácil de obtener ya que no hubo testigos presenciales del hecho o al menos ninguno que quisiera hablarle a la Justicia. El hecho ocurrió a una cuadra de la villa Melo: el temor de los vecinos a los transas locales, supo la fiscal Semería, es evidente.
Se espera también en estas horas la ficha de antecedentes penales de Ibáñez, si es que los tiene: se cree que la victima tuvo una causa previa por robo. De acuerdo a los primeros testimonios, confían fuentes policiales a Infobae, la causa de su muerte sería "un conflicto territorial ligado a la comercialización de estupefacientes". Semería, por lo pronto, no descarta ninguna hipótesis dada la escasa información hasta el momento.
Hubo también una reacción inesperada: la de Laura Cardozo, ex pareja de Ibáñez. Curiosamente, se negó a declarar y aportar datos, aconsejada, según supo la fiscal Semería, por un supuesto abogado que ni siquiera dejó sus datos personales. Cardozo hasta pidió con insistencia recuperar el teléfono de Ibáñez. Para la Bonaerense, esto se volvió sospechoso: la necesidad de recuperar mensajes y contactos parecía bastante obvia.
Hubo otro dato inquietante que llegó a oídos de la fiscal: alguien se habría llevado la mochila que cargaba Ibañez en su moto antes de que llegara la Policía a la escena. Esto no suena descabellado. La víctima, vecino de Villa Zagala en San Martín, tiene familiares en la zona donde fue asesinado.
Por otra parte, su condición de supuesto sindicalista panadero está en duda. Tanto Ibañez como su hija, de acuerdo a registros comerciales, están afiliados a la obra social del Personal de Panadería, pero Semería supo que el gremio, al menos en la zona de Vicente López, dice no conocer a Ibañez y que ni siquiera estaría afiliado. "Acá estamos todos comentando y nadie lo conoce. Debe ser alguien nuevo", dicen a Infobae en la central de los panaderos sobre la avenida Belgrano.