Se transformaron en protagonistas de una suerte de plaga. Y su presencia no discriminó zonas rurales, urbanas, barrios precarios o hasta las zonas más acaudaladas de la ciudad. Los alacranes venenosos se convirtieron en una pesadilla en la ciudad de Buenos Aires. La picadura sufrida por Tobías, un niño de 5 años que fue atacado en el cuello y aún sigue internado, disparó la alarma. Pero no fue el único caso.
La historia de Paulina, Luis y la hija de ambos de apenas un año se convirtió en un ejemplo emblemático del problema con los escorpiones que se disparó en cualquier barrio porteño. Paulina y su familia viven en un edificio ubicado en Avenida del Libertador y Montevideo, pleno barrio de Recoleta, y desde hace un mes y medio su día a día se transformó en una pesadilla, debido a la aparición de alacranes venenosos dentro de su hogar.
"No sabemos qué hacer. Imaginate que desde que aparecieron en casa, no podemos dormir ni una noche. Nadie duerme acá. Con mi marido ya lo hablamos, no nos queda otra que mudarnos", afirmó la madre de la familia a Infobae.
La historia de ese edificio con los alacranes data ya desde hace varios meses. "Hace un tiempo, vi que en una de las reuniones de consorcio aparecieron dos alacranes en frascos. Yo vivo en uno de los primeros pisos, y me preocupé. Pero los vecinos me dijeron que me quedara tranquila, porque en el departamento había redes en las rejillas", relató.
Todo pareció estar controlado, hasta hace un mes y medio atrás, cuando se topó con el primer escorpión en el baño de su casa. "Había redes en las rejillas pero no en los sumideros. Entonces, una vez que fui al baño, apareció uno de los alacranes caminando por la bañadera".
El susto en su momento fue enorme, pero la familia pensó que se trató de un suceso relativamente aislado. Hasta la semana pasada…
El último miércoles, Paulina y Luis se toparon con un nuevo alacrán, más grande y oscuro en el patio grande de la casa. Ese fue el encuentro límite. También lo guardaron en un frasco y se dirigieron al Instituto Pasteur para su análisis.
"Nos dijeron que se trataba de la variedad de escorpiones más venenosa de todas. Yo ahí entré en pánico. Así, nos dijeron que tapemos los sumideros, que tapemos los caños de los aire acondicionados, que pongamos más burletes y todo. Pero también nos aclararon que no hay mucho más que hacer ante estos casos. Que las fumigaciones realmente no sirven de nada", detalló la joven.
Se trataba precisamente de la variedad Tityus Trivittatus, la más común y la más peligrosa de la región. Es un animal de hábitos nocturnos que es frecuente encontrarlo en ambientes predomiciliarios con maderas caídas, escombros, tejas, ladrillos, zócalos, huecos de revestimiento de maderas o desagües que conectan con cloacas.
Paulina y Luis viven en su departamento de Recoleta desde hace dos años. Según les comentó un especialista, debajo del edificio seguramente se formó un nido de alacranes debido a imperfecciones edilicias. "Es un edificio muy antiguo, de los años 30. El problema es que fue construido al nivel del mar, como corresponde, pero hace que cualquier animal que se desarrolle cerca de un río, llegue sin problemas allí".
Además, la familia explicó que el verano y las actuales condiciones climáticas no hacen más que complicar el panorama: "Nos dijeron que con el calor y la humedad, estos animales se excitan y se mueven por todos lados. Es como si salieran a pasear", describió Paulina.
Otros vecinos del edificio también sufrieron las "visitas" de los escorpiones (a uno le apareció un alacrán caminando sobre la cabeza) y que, pese a sus intentos de evitar que algún bicho picara a su hija, no se terminan de sentir seguros.
"En los últimos días habíamos traído a nuestra hija a la cama para que durmiera en el medio de nosotros. Pero cuando ayer me enteré de que el chico Tobías fue picado mientras dormía junto a sus padres, me di cuenta de que tampoco servía de nada", explicó Paulina.
La familia aseguró haber intentado ponerse en contacto con el Ministerio de Salud Pública de la Ciudad de Buenos Aires pero que no recibió respuesta alguna y destacó la "impecable" atención recibida por parte de los especialistas del Instituto Pasteur.
En principio, su objetivo más inmediato es salir de su departamento lo más rápido posible. "Ahora nos vamos a mudar unos días a lo de mis padres. Tenemos que irnos de nuestra casa lo antes posible. Después, veremos adónde mudarnos. Realmente nos complica todo porque nos encuentra después de un año terrible y sin que nosotros hayamos tenido la intención de hacerlo", afirmó la joven.
La presencia de alacranes venenosos azotó a diferentes regiones del país. En Córdoba, murieron por picaduras una nena de 4 años y otra de 7, mientras que Tobías, el chico de 5 que fue atacado en el barrio Palermo Soho, todavía sigue internado en el Sanatorio Güemes.
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