"Tengo hábitos de preparación obsesiva, vocalizar, hacer trabajos de relajación y demás, pero creo que este proyecto va a necesitar mucho más que eso, porque si siempre me puse histérico en los estrenos, ahora voy a estar insoportable, es un rol que me desvela este", así describe cómo se siente frente al inminente estreno de Jekyll & Hyde, el 6 de enero, en el Teatro Metropolitan.
La razón queda clara: es el musical que soñó toda su vida y por primera vez se presenta en la Argentina, por eso hasta lo compara con una suerte de paternidad: "Más allá de que el proyecto ahora ya esté en manos de una producción increíble, sigue siendo mi gestión. Es buenísimo, porque cada uno tomó ese sueño, esa posta de creer en un proyecto así. Siempre conlleva un riesgo muy grande, hoy en la Argentina hacer un musical es cada vez más difícil".
—¿Por qué?
—El teatro en general, con la situación económica de estos últimos años, ha ido para abajo, eso desalienta cualquier producción. El musical tiene una inversión monstruosa que cada vez es mucho más difícil. Con esta ley del actor, que, por un lado, es muy buena y, por otro lado, es muy mala, porque si el productor tiene que pagar aportes, cada vez tiene que pensar más en restringir los elencos y hoy los elencos son mucho más chicos que lo que eran antes, entonces hay menos trabajo para el actor.
—Nunca te tentó la actuación por fuera de lo musical, ¿si viene [Adrián] Suar y te propone hacer una tira, no aceptás?
—Quizás es una oportunidad laboral y me encantaría poder hacer también otras cosas, pero la vocación mía pasa por la música, por la combinación de la música con la actuación, es una especialidad particular. Claramente hay quienes la pueden hacer de un lado y del otro, combinar y hacer un mix. Yo sin la música no puedo vivir, de hecho Jekyll & Hyde tiene muchos parlamentos de texto y me entusiasma hacerlo, pero tiene como una globalidad que tiene que ver con la música mezclada con la actuación, con el canto, con la palabra hablada sobre la música, y esa forma de arte es la que me gustó.
—Te escuché decir que el musical perdió sorpresa para el público.
—Drácula, en el año 91, fue un boom. La gente creía que había llegado Broadway a Buenos Aires, semejante superproducción y la gente quedó maravillada. Fue una catapulta para mí para ser una persona reconocida, exitosa. Ese fenómeno jamás se volvió a repetir. Hubo muchos musicales importantes donde debutó junto a mí gente y nunca logró esa trascendencia que yo había logrado con Drácula. El público se acostumbró a que un musical era eso y que eso se podía llegar a representar tantas veces como obras existieran. Hoy ver un musical es más moneda corriente, uno se puede sorprender con un musical como obra, pero ya no como "el musical", eso que logró Drácula, que fue una especie de tsunami. Hoy por hoy es algo más común y hay que ofrecerle al público cosas especiales para que vuelva a recuperar la sorpresa.
—¿Competimos internacionalmente?
—Absolutamente. La única diferencia es que nosotros no podemos tener en una compañía 15 peluqueros, 16 vestidoras y otro tanto de maquillaje. Y si los tenemos, seguramente el productor se funda. Quizás ellos tienen una gran historia creativa de haber probado, haber experimentado, ellos saben todo…
Hay muchos artistas hoy en la Argentina que podrían ser parte de un elenco americano
—¿Quiénes son ellos?
—Los americanos. Nosotros estamos a años luz desde ese lugar de experiencia y de posibilidades. Pero desde lo artístico y desde lo que uno puede pensar de un autor, desde un actor, un cantante, una bailarina, creo que hay muchos artistas hoy en la Argentina que podrían ser parte de un elenco americano.
—¿Valoramos el talento que hay en la Argentina o los artistas tienen que triunfar en el exterior para que nos demos cuenta de la capacidad que tienen?
—Las dos cosas, hay gente que valora; tengo muchos seguidores que me van a ver en todos los espectáculos que hago y me adoran. Pero la realidad es que nosotros somos todos cholulos, y si uno no triunfa afuera, no es la figura. ¿Por qué Elena Roger hoy por hoy es la figura? Porque hizo Evita. Pero Elena Roger, antes de hacer Evita, hizo Fiebre de sábado por la noche, hizo Miserables conmigo, hizo La bella y la bestia, hizo El violinista sobre el tejado, y era una gran artista. La vi en Nine siendo elenco y decía: "Qué bárbara esta chica", claramente la admiraba, pero por qué el público masivo debe admirar cuando uno llega, ¿no? Como Gerónimo Rauch, que era un gran artista, quizás no tuvo la oportunidad acá que se merecía y sí la tuvo afuera. Es un orgullo y se lo merecen, pero somos así, somos exitistas de lo que sucede internacionalmente.
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—Tu mujer es muy joven y trabajan juntos. ¿Cómo se llevan con la diferencia de edad?
—Absolutamente genial, la pareja se arma o lo parejo de una pareja a veces no es lo obvio de la misma etapa generacional. Somos pareja justamente porque encajamos, en la diferencia somos parejos.
—¿Casamiento?
—Sí, tenemos planes de casamiento ya para el año que viene. Con fecha cierta ya, en septiembre del año que viene estamos.
—¿Sos fácil para convivir?
—Sí, y ella mucho más fácil que yo. De los dos, el más difícil soy yo, que me estreso, pero poquito. Nos llevamos muy bien, ella es muy compañera y me banca a muerte, así que estamos fenómenos.
Somos todos cholulos, y si uno no triunfa afuera, no es la figura
—Por último, conociéndolo por haber trabajado con él, ¿cómo lo ves a [Ángel] Mahler en Cultura?
—Lo veo muy bien. Pese a que no tiene experiencia en la gestión administrativa pública, sí la tiene en la privada. Entendiendo que hay mucha gente que tiene experiencia y no hizo nada, o hizo poco, o hizo otras cosas. Él tiene un espíritu de ganas de hacer cosas y de modificar cosas para que culturalmente haya un movimiento. En ese espíritu yo confío. A veces es importante tener el objetivo muy claro y no usar una gestión para hacer lobby o ganar más poder. Me parece que el espíritu de él es justamente que el arte se mueva. Si yo estuviese a cargo, sí, privilegiaría que el teatro se desarrolle mucho más, darles oportunidad a los artistas argentinos a que se desarrollen. Claramente, porque yo estoy de este lado. Creo que él lo entiende así, él está de este lado y como artista le gustaría que un gobernante diera mucho más lugar a esto, de hecho lo está haciendo, y va a seguir creciendo. No sólo el teatro, sino por todas las áreas de la cultura; me parece que es bueno que haya una persona que tenga esa impronta y esa decisión de querer mejorar las cosas, que hasta ahora están.
Agadecimiento: Paula Balmayor, productora de vestuario