Cómo surgió la Gestapo, la temible policía secreta de Hitler

En su nuevo libro, el reconocido historiador inglés Frank McDonough reconstruye la historia del principal instrumento de terror durante la Alemania nazi. Infobae publica un adelanto

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Portada de “La Gestapo”, de
Portada de “La Gestapo”, de Frank McDonough (Crítica)

Alemania contaba con una larga tradición de espionaje político. Durante la revolución de 1848, el rey Luis I de Baviera consintió el seguimiento de opositores políticos en las cervecerías locales. Cuando se creó el imperio alemán en 1871, el gigantesco estado de Prusia, que abarcaba el 60% del territorio alemán, tenía su propia policía política (Politische Polizei), llamada Departamento V, bajo la dirección de Wilhelm Stieber, nacido en Merseburg, Sajonia, el 3 de mayo de 1818 y procedente de una clase media consolidada. Se licenció como abogado antes de entrar en el cuerpo de policía. Se hizo célebre como el "espía maestro" de Bismarck, y fue decisivo en los servicios de inteligencia alemanes, tanto nacionales como en el extranjero. Stieber dio las siguientes instrucciones a los agentes:

El agente debería ser obligado a mantener algún tipo de actitud que escoja mientras esté externamente en consonancia con los requisitos comerciales o de otra índole del país en el que trabaja … Es preciso comprender que es necesario que nuestro agentes inspiren confianza en los círculos donde se desarrolle su centro de acción, y consolidar esa confianza con la apariencia de una existencia burguesa corriente.

En sus exageradas y, en general, poco fiables memorias, Stieber recuerda que mientras llevaba a cabo operaciones de inteligencia en Londres, de alguna manera logró llegar hasta la casa de Karl Marx, el exiliado cabecilla de los comunistas alemanes, y robar listas de miembros de la Liga Comunista. La principal tarea de la policía política prusiana dentro de Alemania era la vigilancia de partidos e individuos contrarios al gobierno, sobre todo la izquierda comunista.

En 1918, la compleja red de espías alemanes que Stieber había creado en el extranjero se vino abajo, pero el nuevo gobierno democrático de Weimar decidió mantener el cuerpo de la policía política. En Prusia se rebautizó Departamento IA y más tarde pasó a llamarse simplemente Departamento I. En 1928, el ministro del Interior prusiano definió el Departamento IA como la organización encargada de observar, prevenir y perseguir todos los delitos de índole política.4 En 1930 contaba con unos mil empleados que operaban en cada uno de los cuarenta y cuatro distritos administrativos de Prusia. El grueso de los agentes fue reclutado de la policía criminal normal.

La policía política prusiana hacía un seguimiento de las actividades de los comunistas, pero también vigilaba de cerca al Partido Nazi. La policía política prusiana inició un total de cuarenta mil procesos contra miembros del partido antes de 1933. Se hacía un seguimiento rutinario de los discursos y textos de todos los cabecillas nazis, y se creó una comisión especial de inspección de partidos de extrema derecha, ya que ese tipo de organizaciones proliferaron durante el período de la República de Weimar.

El nombramiento de Franz von Papen como canciller alemán el 20 de julio de 1932 transformó la manera en que la policía política prusiana trataba a los "enemigos del estado". La campaña contra los comunistas se convirtió en el principal objetivo. El destacado nazi Hermann Göring se convirtió en el eficaz comandante de todo el cuerpo policial prusiano, que contaba con cincuenta mil hombres e incluía el departamento de la policía política. Göring añadió de inmediato un departamento especial que se ocupara de la lucha contra el comunismo. Despidieron a un total de once jefes de la policía considerados partidarios de la democracia.

Este proceso encajaba a la perfección con el objetivo clave de los nazis de hacerse con el control de todas las fuerzas de seguridad. Las cuatro figuras clave en el logro de dicho objetivo fueron Hermann Göring y Rudolf Diels en Prusia, y Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich en Baviera. En gran medida gracias a los esfuerzos de esos cuatro individuos acabó existiendo la Gestapo. Al final, Himmler y Heydrich tomarían el control total no solo de la Gestapo, también de todo el sistema policial de la Alemania nazi, pero su triunfo no fue en absoluto inevitable.

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