Esta semana, el presidente Mauricio Macri reabrió el debate sobre la legalización de la marihuana en Argentina al asegurar que "siempre hay chances" de que eso suceda, aunque aclaró que solo la habilitaría para uso medicinal. Casi al mismo tiempo, la aparición de cocinas de cocaína en Córdoba y el norte del país puso en evidencia la expansión territorial del consumo de paco, una de las drogas más tóxicas y accesibles, que de la mano del aumento de la pobreza y la indigencia en el país, se abre terreno entre las poblaciones más vulnerables.
En una entrevista exclusiva para Infobae, Roberto Moro, el titular de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), volvió a rechazar la despenalización del consumo y dijo estar "preocupado" por el aumento del uso de "todas las sustancias". Además, reconoció que el presupuesto con el que cuenta su secretaría para este año "no alcanza", y adelantó que pedirá una partida especial.
– En 2012, durante el debate de la Ley de Adicciones que proponía la despenalización de la tenencia de drogas para uso personal usted dijo que no hay que criminalizar al adicto sino tratarlo como a un paciente. ¿Sigue pensando lo mismo?
– Sí, claro. Es más. Creo que deberíamos hacer una campaña. Recién fui a un barrio donde el referente me decía "ayúdenos a no estigmatizar al que consume. A que todos pensemos que es un problema de salud y un problema social y no un problema penal". Y sí, nosotros tenemos que trabajar para no estigmatizar. Hoy si vos le preguntas a cualquier persona qué hace si encuentra a un adicto en la calle te dice que llama al 911. No se le ocurre llamar a Salud para que venga una ambulancia.
– También dijo al asumir que no era momento para la despenalización de la marihuana. ¿Cree que estamos lejos aún? ¿Piensa que sería beneficioso?
– Por el contexto que encontramos, legalizar la marihuana sería un problema, no una solución. Hoy, el debate es cada vez más amplio y nos parece bien. Pero legalizar como hizo Uruguay creo que no nos serviría a nosotros, ellos tenían un contexto más favorable, nuestro contexto es más similar al de Chile. Pero además tenemos que analizar cómo se construye el imaginario social, porque la percepción de riesgo ha cambiado mucho en Argentina. Si uno mira las estadísticas de hace diez años, más del 60% de los jóvenes de nivel secundario opinaban que el consumo de marihuana generaba un daño en la salud. Cuando tengamos los nuevos indicadores, vamos a encontrar que es inverso el porcentaje, la mayoría va a decir que el consumo de marihuana no hace daño, con lo cual estamos en un problema. Si la percepción de riesgo disminuye, aumenta el consumo. Lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).
– ¿Hoy es común ver consumo de marihuana en la calle, en la puerta de un colegio, a la vista de cualquiera. Tiene sentido seguir sosteniendo la penalización del consumo cuando en la práctica, sobre todo a partir del fallo Arriola de la Corte Suprema, no se aplica?
– La verdad es que el consumo ha aumentado considerablemente. En nuestro país se ha dado un mensaje que hay que deconstruir y que dice que el consumo de marihuana es bueno. El consumo de cualquier sustancia es malo. Hoy un pibe consume marihuana porque ha recibido esos mensajes. El consumo de tabaco fue restringiéndose de esa manera. Hace 20 años era impensado decirle a un fumador que no fumara en una oficina o en un bar. Hoy es al revés. Todo eso cambió de tal forma que hoy el consumo de tabaco bajó un 20% en el mundo.
– ¿Pero entonces no debería apuntarse a una campaña de concientización sobre los daños, más que a una penalización del consumo?
– Sí, claro. Debemos atender este problema con una mirada social, de salud, más que punitiva. Pero tenemos que ir paso a paso, construyendo primero la accesibilidad a los servicios y los programas preventivos en poblaciones donde hoy faltan. Después va a venir lo otro.
– ¿Usted cree que en un futuro se podrá despenalizar?
– Totalmente. No se cambian cuestiones conductuales, sociales, de un año para otro. ¿Cuánto puede demorar un cambio cultural como ese? No menos de 8 o 10 años. Este Gobierno lo que no va a hacer es frenar los debates. Está bueno que la sociedad debata qué quiere y cómo lo quiere. El fallo Arriola fue clarísimo, pero es importante también conocer las diferencias entre legalizar, despenalizar, y regular.
– El Presidente Macri dio esta semana una primera señal para habilitar el debate de la legalización, aunque aclaró que sería para uso medicinal. Dijo que lo iba a analizar. ¿Lo consultó?
– Son temas que se hablan continuamente. El debate sobre el uso medicinal del cannabis está en el mundo hoy. Chile permitió el cultivo para el estudio, en Colombia lo anunciaron para el próximo año, al igual que México. Y nosotros tenemos instituciones muy serias como el Conicet, que puede ser un vehículo donde se puede analizar el uso medicinal. Hay que buscar evidencias científicas, algunos ya las están acercando, y el debate está muy bien. Hay que estudiar la posibilidad.
– ¿Habló con la organización Mamá Cultiva y otras que promueven el uso medicinal, como el intendente de General La Madrid?
– No directamente, pero sí con diputados que tuvieron el nexo con las mamás, y ellos nos iban a acercar. He leído algunos testimonios. Cuando hay una mamá angustiada por el padecimiento de su hijo uno tiene que escucharla y ponerse en los zapatos de esa mamá. Por eso me parece que el espacio de debate está bien. Pero algunos, no las mamás, utilizan el dolor de ellas para hacer propaganda de que el cannabis es bueno. Entonces, hay que diferenciar el uso medicinal y el consumo.
– Si viene el Presidente mañana y le pregunta por este tema, ¿usted qué le responde?
– Lo mismo que respondió él. Que lo vamos a estudiar, que vamos a avanzar. De hecho hay un proyecto de ley dando vueltas. Hoy se está discutiendo dónde debería estudiarse el consumo, algunos quieren que sea en General La Madrid, otros en otro ámbito.
– Cuando comenzó su gestión una de las cosas que más cuestionó de sus antecesores fue la falta de estadísticas. Y dijo que para mitad de este año habría un primer análisis territorial. ¿Cómo viene eso?
– El estudio lo vamos a hacer en octubre. Va a ser un estudio nacional tomando población de 12 a 65 años para tener una aproximación de población en general, con la idea de tomar poblaciones de 60 mil habitantes como base, tal como nos sugirieron las provincias en el Consejo Federal de Drogas. Estamos en una etapa preliminar, de logística y trabajo de campo. Si bien el total va a estar el año que viene, en diciembre vamos a tener una primera aproximación, sobre todo de algún indicador básico: edad de inicio y niveles de consumo de cocaína, marihuana, pasta base y nuevas sustancias como éxtasis y demás, teniendo en cuenta también drogas legales como tabaco y alcohol. Las variables más específicas las vamos a tener el año que viene.
– El presupuesto de 2016 prácticamente no ha aumentado respecto al del año pasado, a lo que se suma que a partir de la devaluación el valor real de esta partida disminuyó. ¿Considera que es suficiente el presupuesto asignado de acuerdo a las tareas que deberían realizarse?
– No. De hecho estamos trabajando con Jefatura de Gabinete, específicamente con el licenciado Mario Quintana, que es el que coordina nuestras actividades, para mejorar el presupuesto. Pensando en mejorar la accesibilidad a los servicios en el interior del país hemos encontrado muchas provincias que necesitan mayor asistencia que otras en cuanto a lo que tiene que ver con la atención de patologías vinculadas a las adicciones, en cuanto a la atención ambulatoria, en centros de día y en la modalidad de internación. Así que vamos a pedir una partida especial con fines específicos en el área preventiva.
– Estadísticas no oficiales como las de la UCA hablan de un importante aumento de la pobreza y la indigencia en los últimos meses. Teniendo en cuenta que el consumo de paco se da mayormente en poblaciones más vulnerables debido a su precio y accesibilidad, ¿podemos inferir que crecerá el consumo?
– Todo indica que en los últimos 10 años, de acuerdo a los estudios de la UCA, aumentó tres veces el consumo de todas las sustancias. No hay un sólo factor que determine el consumo, porque si no sería muy sencillo. Hay muchos factores que actúan sobre una persona para que aumente o no su consumo. El aumento de la pobreza es uno, pero no es determinante. La accesibilidad es otro, es verdad. Cuando uno piensa en este tema piensa en la persona, piensa en la sustancia, piensa en el contexto también. Yo creo que si el consumo aumentó tres veces ya no va a aumentar. A partir de ahora tenemos que hacer un gran trabajo para que descienda.
¿Aunque aumente la pobreza usted cree que el consumo de paco puede descender?
– No va a aumentar la pobreza. Es uno de los tres ejes del presidente Macri: pobreza, droga, aumento de la producción. Todos sabemos que este momento es el más duro de los últimos años. Si aumenta la pobreza, hay otros factores que también van a decidir sobre esto. A partir de ahora nosotros tenemos que saber qué números tenemos y ver qué va a pasar hacia adelante. Pero desde mi óptica no va a aumentar la pobreza, entonces ese indicador no va a incidir. Si bien hoy estamos en un proceso de salir de lo difícil, en el peor momento, lo que viene es mucho mejor.
– Hubo una evidente expansión territorial del consumo de paco hacia el interior del país. Lo reflejan estadísticas de la UCA y se vio en Córdoba con el caso de las madres amenazadas por los narcos y el cura Mariano Oberlín. ¿Coincide con el diagnóstico? ¿le preocupa?
– Claro que nos preocupa. En Córdoba el año pasado ya venían diciendo las madres en algunos foros de drogas que había paco, salió en evidencia ahora. El paco es el gran problema en las villas. Es un fenómeno de las grandes urbes. En las villas el consumo de paco es muy fuerte. Uno va y el primer problema que plantea la gente es el paco. Por eso es tan urgente que exista el equilibrio entre la reducción de oferta y demanda. Con los operativos que está llevando con fuerza la ministra (Patricia) Bullrich va a reducir la oferta, con lo cual va a haber menos disponibilidad. De esa manera, uno desde este lugar tiene más espacio para generar políticas preventivas.
– La Sedronar mantuvo hasta ahora los mismos dispositivos territoriales que había ejecutado el Gobierno anterior, con los CET, los CEPLA, que tuvieron muy buena recepción en los barrios. ¿Van a seguir?
– Sí, van a continuar pero con una modalidad distinta. Había varios dispositivos, muchos de los cuales cumplían la misma función: CET (Casa Educativa Terapéutica), PEC (Punto de Encuentro Comunitario), CEPLA (Centro de Prevención Local de las Adicciones) y el Programa País. Van a estar todos unificados dentro de los dos que quedarán, CET y CEPLA. La idea es además generar otros dispositivos en el territorio.
El Observatorio está estudiando cuáles son las zonas más vulnerables de la Argentina. Queremos trabajar con las provincias, con los municipios en los grandes conglomerados, primero generando prioridades y después, en una segunda etapa, llegar al resto del país, que tiene menos problemas pero tiene. En la Argentina de hoy no hay una comunidad en la que no haya problemas de consumo.
– Le voy a mostrar un video de Tucumán. Quiero que me diga qué haría usted con ese chico.
– Primero conocerlo a él, a la abuela que es la que pide ayuda, e inmediatamente darle el tratamiento que necesite. Estamos viendo una noticia, es algo muy acotado en cuanto a la información. Pero por eso decía que tenemos que generar la accesibilidad a los servicios en todo el país. La Ciudad de Buenos Aires tiene buena distribución de servicios. Pero no pasa lo mismo en Tucumán, en Salta, en Formosa ni en Tierra del Fuego. El Estado tiene que ayudar a las provincias a que existan. Él es un caso, pero debe haber muchos más. Nosotros tenemos nociones por la OMS de que en la Argentina puede haber 200 mil potenciales usuarios de servicios de salud con esta patología. Siempre son el 10 por ciento los que piden ayuda. Serían 20 mil. Hoy estamos trabajando entre todo con 5 mil. O sea, que hay 15 mil personas que estarían fuera de los servicios.
– Los chicos con consumo problemático de paco u otras sustancias, y más que nada sus familias, señalan que no existen lugares de atención adecuados, o que muchas veces no son atendidos por su aspecto, su carácter. ¿Esto es así?
– Sí, claro. Es así. Por eso es que el ministro de Salud (Jorge Lemus) pone dentro de la cobertura universal todo lo que tiene que ver con adicción. Ya en algunas provincias estamos capacitando juntos a los primeros niveles de atención, que son los que primero reciben al chico. Hay que capacitar al operador y capacitar al médico de los centros de atención primaria porque son los que ven por primera vez a un adicto, los que hacen el primer contacto. Hay que romper ese estigma y que si viene un pibe sucio, a los gritos, o con un estado de euforia porque acaba de consumir, se lo pueda atender o derivar al lugar adecuado.
– Hay madres que abogan por las internaciones y otras que piensan que no resuelven nada. Estas últimas reclaman la reglamentación de la ley nacional de Salud Mental, que las acota. Macri derogó esta semana una resolución que iba en ese sentido. Y el director nacional de Salud Mental (Andrew Santiago Blake) está a favor del sistema manicomial. ¿Qué cree que va a pasar?
– En este tema no hay soluciones mágicas ni soluciones absolutas, hay respuestas. Uno tiene que tener la cabeza más amplia y no enojarse ni con una posición ni con la otra. Probablemente para un hijo mío sea buena la internación y para tu hermano no. Esto no es matemática, depende de cada caso. Y en algunos casos, la internación es lo mejor. Ahora, no tenemos que volver al sistema manicomial en el que internábamos a una persona y la dejábamos diez años, la familia se lo sacaba de encima y el Estado lo dejaba ahí. Eso no puede ser, porque si no estamos vulnerando los derechos de la persona. En algunos casos la internación es buena en un tiempo breve, con una buena auditoría del Estado para ver que está cumpliendo la institución con lo que dijo que iba a hacer, y para saber si ese chico está avanzando en su tratamiento. Una internación breve para que el paciente pueda salir del primer estado y después trabajar su integración. No hay que olvidarse que el paciente viene de un contexto, que tiene una familia, sea cual sea, que es una persona, que le pasan cosas, por eso llegó ahí. No llegó porque mágicamente un día pasó por una calle, alguien le dio un porro y quedó pegado. Llegan al consumo por algo, entonces tenemos que deconstruir lo que le pasó para poder ayudarlo.
– ¿Y sobre la ley qué piensa?
– El espíritu de la ley es buena, pero la reglamentación no. Creo que hay que trabajarla porque hace que salud mental y adicciones sean una sola cosa. Y a veces, en el tratamiento un paciente de salud mental no es lo mismo que un adicto.
– ¿Se aumentaron los controles en fiestas electrónicas a partir de la tragedia de Time Warp?
– Sí, lo trabajamos mucho con el director Nacional de Juventud, (Pedro) "Piter" Robledo. Tuvimos reuniones por el consumo abusivo de alcohol y otras sustancias. El consumo de las drogas sintéticas se da en las grandes ciudades: Mendoza, Córdoba, Rosario Buenos Aires. Comenzamos a trabajar con ellos porque creemos que la mejor forma de comunicar no es de un adulto a un joven sino de un joven a un joven. La pastilla sintética es mucho más difícil de detectar que la marihuana o la cocaína, y además no tiene determinados olores o sabores, pero además del control que realiza la seguridad, trabajamos en lo preventivo y en la reducción de daños. Nos aseguramos de que no falte agua en esos sitios.
– ¿Qué trabajo realiza la Sedronar sobre los mensajes publicitarios que incitan el consumo de alcohol?
– Estamos hablando con los diputados de la Comisión de Salud y la de Adicciones, hemos charlado con todos y hemos coincidido en un 90 por ciento con todos los sectores. Les pedimos que nos ayuden a trabajar sobre el artículo 4 de la ley 24788, que es la ley de Alcohol en Argentina. Es el artículo que reglamenta todas las publicidades y que no está puesto en vigencia. Pero además queremos modificar algunas cosas. La ley dice que los espectáculos deportivos no deberían tener publicidades de alcohol, y nosotros vemos que el rugby está patrocinado por una empresa del rubro, o el fútbol durante los mundiales. Creemos que la publicidad, con esta idea que difunde de que si consumo alcohol me divierto más, conquisto más chicas, soy más alto o más lindo, genera estereotipos muy alejados de la realidad.
– Así como el consumo de marihuana se está naturalizando, ¿cree que la cocaína pueda ir en ese sentido también?
– No, con la cocaína no pasa lo mismo. Y creo que tiene que ver con que detrás de la marihuana hay un potencial futuro comercio mucho más grande y mucho más millonario que con la cocaína. Hay gente que quiere que sea un comercio legal.