“A Mirtha le gusta mucho pegar pero no le gusta que le den nada a ella”

“No importa, yo la quiero lo mismo, me parece que lo que hace está muy bien”, dice Silvio Soldán. En esta charla con Infobae el mítico conductor que lleva 56 años de carrera analiza la TV actual y recuerda su paso por la cárcel

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— Estás al aire ya con la quinta temporada de Volver pregunta, ¿qué se siente?

— Estoy muy contento, es la quinta temporada, con un formato absolutamente distinto. En el anterior, respondían sobre un personaje determinado del mundo artístico, deportivo, científico o lo que sea. Ahora son preguntas referidas exclusivamente a la televisión. Va los domingos a las 13hs y se repite los jueves a las 23hs.

— Es un programa muy sano.

— Absolutamente. Hasta ahora todo lo que hice en televisión, a través de 56 años, fue muy sano. No hice ninguna cosa que pueda ser objetada. Me pueden objetar a mí profesionalmente, pero los programas fueron dirigidos principalmente a la familia.

— De alguna manera sos el señor televisión.

— Así me bautizó una vez Mirtha Legrand cuando me hicieron un homenaje por los 50 años de la televisión.

— Ya que la mencionaste, ¿te gusta esta Mirtha que estamos viendo?

— Me encanta. La amo profundamente a Mirtha Legrand. Me gusta muchísimo. Hemos tenido algunos contratiempos en cámara, una vez incluso dijo: "Cómo puede ser que Silvio no venga a mis almuerzos", me retó. Después fui muchísimo. La última vez tuvimos un par de desencuentros porque a ella le gusta mucho pegar pero no le gusta que le den nada a ella. Pero no importa, yo la quiero lo mismo, me parece que lo que hace está muy bien, voy a disentir con mucha gente porque hay muchos que la critican, yo no.

Los programas con opinólogos han copado mucho la pantalla. A mí no me gustan demasiado

— ¿Cómo ves esta televisión que tenemos hoy?

— No veo mucho, pero creo que tenemos una buena televisión. Lo que pasa es que los programas con opinólogos han copado mucho la pantalla. A mí no me gustan demasiado. Hay gente que está opinando simplemente porque es una modelito o un tipo que recién… y desconocen de lo que se está hablando. Un día me invita (Alejandro) Fantino a su programa. La producción me dice: "Es un mano a mano", "Ah fantástico, no hay problema". Cuando llego al canal había veinte opinólogos. "¿Y yo qué, estoy aparte?", pregunté. "No, no". Me fui. Lo esperé a Alejandro, le di la mano, lo saludé, lo respeto y lo quiero mucho. Le dijé: "Mirá, a mí me invitaron para un mano a mano con vos. No tengo ningún problema, pero ahí prefiero no estar". Había gente que podía opinar y gente que no podía o no debía opinar. Una semana después empezaron los mano a mano de Fantino.

— ¿Te gusta Fantino?

— Lo hace fantástico. Lo admiro mucho, me parece un gran entrevistador.

— ¿Tinelli?

— Tinelli tiene la virtud de que todo lo que toca lo convierte en oro, es fantástico. A uno de los que va ahí a mirar, si por alguna razón celestial lo señala, a ese tipo lo hace famoso. Además es un gran entretenedor y como productor es brillante.

— ¿La televisión extraña a los conductores cuando no están o sigue y no falta nadie?

— Yo creo que la gente no extraña a nadie. A mí cuando me dicen hacemos tal cosa porque lo pide la gente, mentira, la gente no sale con pancartas a pedir… A veces uno dice: "¿Por qué haces un programa así, medio deprimente?" "Es que la gente quiere eso". ¿Cómo sabés que la gente quiere eso? La gente no pide nada, la gente tiene que ver lo que hay y lo que ve le gusta o no le gusta, lo sigue viendo o deja de mirarlo. La televisión no se va a detener porque falte nadie. Por más que sea una de las figuras fundamentales de la televisión.

 

— ¿Qué sentís que te dio a vos el medio?

— El medio me dio todo. Lo único que hice en mi vida fue esto. Vengo de una familia muy pobre, sin condiciones económicas de ningún tipo; comencé a estudiar abogacía y tuve que dejar por falta de dinero. Yo quería ser actor, mis padres querían que sea médico: "Mi hijo el doctor". Empecé a trabajar en teatro independiente. Estaba complicada la cosa, no podía estudiar y lo que realmente me gustaba, que era el teatro, tampoco lo podía hacer porque no tenía plata para bancarlo. Un día un amigo me llevó hasta la puerta del canal y empecé a hacer avisos de televisión, la primera oportunidad que consigo me la da Marta Reguera, una de las grandes directoras de televisión, que en ese momento era la encargada de dirigir los comerciales de una empresa de publicidad y le pedí una oportunidad. Estudié con un entusiasmo terrible un aviso de té. Viene Marta y le pregunto: "¿Y señora?", "Andate". Yo todo rojo, hasta la ropa se me puso roja. "Andate, no te quiero ver nunca más acá, vos no servís para esto". Me echó. Y me fui, pero no me fui del todo, me fui del estudio, me quedé merodeando por ahí. Y me fue bastante bien después. Con el tiempo nos encontrábamos en Canal 9. "Ay" me decía, cuando nos cruzábamos en los pasillos, "como me equivoqué con vos". "Marta no te preocupes, vos tenías razón, el público se equivocó" (risas).

En esa época el director no ponchaba las cámaras como se hace ahora, había un switcher que era el que switcheaba la cámara, en un control estaba la directora y en otro el switcher ¿Sabes quién era el switcher en ese momento cuando di ese aviso?

— ¿Quién?

— Un señor llamado Alberto Olmedo, que comenzó como switcher en Canal 7.

— Guau.

— Después lo descubrieron actor y fue el gran actor cómico.

— Vos venías de un origen muy humilde, ¿a qué destinaste tu primer ingreso importante?

— Le compré un tapado de piel a mi vieja. Pobrecita, soñaba con un tapado de piel y se lo compré.

— En los momentos difíciles, en la cárcel…

— Perdón, perdón ¿qué? No, no, en el country.

— En el country, ok.

— En el country de Devoto. Una zona importante y cara de Buenos Aires.

— ¿Creés que en ese momento algunas cosas te costaron más por la fama?

— Pero qué te parece. Parecía que estaban transmitiendo en cadena nacional, todos los canales. Yo estaba en el country y de repente de un rincón me decían "Soldán, poné Canal 9", estaban hablando de mí. Salía otro y decía "Che, poné Canal 7", "Che, poné el 13". Terrible.

— ¿Cómo te trataron adentro?

— Maravillosamente bien. Una sola vez hubo un problema: había un patio, ahí jugaban al fútbol los internos, el único momento que tenían de expansión, descargaban toda su energía, jugaban, corrían, gritaban, pegaban patadas. Y un día les prohíben jugar ¿por qué? Porque un opinólogo de los tantos programas de televisión, dijo: "Soldán tiene una cámara fotográfica. Está sacando fotos que va a mandar a la televisión. Además tiene un teléfono". Me endilgaron un montón de cosas que no eran ciertas. Lo peor que le pueden hacer a los tipos es que no jueguen más a la pelota. Viene otro de los compañeros de esa aventura y me dice: "Hay bronca con vos". "¿Por qué?" "Por esto, por esto y por esto".

— Qué miedo.

— Puede ser muy grave, te pueden dar una paliza, te pueden matar, cualquier cosa. Pedí inmediatamente hablar con el director y le expliqué: "Yo no tengo cámara fotográfica, no tengo teléfono, no tengo nada. Todo lo que dicen en televisión corre por cuenta de la gente que lo dice, tengo miedo que me pase algo porque ya me dijeron que yo soy el responsable y estos quieren jugar al fútbol, si no juegan al fútbol se la van a agarrar conmigo". Levantó la incomunicación enseguida. Fue el único problema que tuve, nunca más pasó nada, gracias a Dios.

— ¿Se aprende algo?

— Tienen códigos ahí adentro, a veces más códigos que la gente de televisión o la gente de afuera.

— ¿Sí, los presos?

— Sí, sí, sí. Yo no tenía mucho contacto. Tenía contacto cotidiano pero cuando ellos se reunían, a mí me dejaban afuera, yo no era del palo. Ellos se verían para sus cosas futuras seguramente, qué sé yo. A mí no me dejaban acercarme.

— ¿Y en la televisión faltan códigos?

— Si, muchos. No es momento para analizar eso pero hay una falta de códigos total. Además lo que hicieron conmigo fue un descuartizamiento. Después pasó, y no tengo rencor. Jamás hice ninguna vendetta ni nada que se le parezca. Es más, he ido a los programas de la gente que me pegaba muy feo sin ningún problema; pero cada uno sabe lo que hizo, lo que dijo y lo que fue.

— ¿Con Rímolo volviste a hablar con los años?

— No, nunca más, nunca más. La vi solamente en un juicio oral que le hicieron a ella pero a la distancia. Así que no hablé, ni quiero hablar, ni quiero verla. Yo con la gente que termino así, totalmente, es como si estuvieran muertos.

— ¿Te sorprendió que Silvia Suller se fuera a vivir afuera?

— Muchísimo. A ella le habían declarado la quiebra, con un quebranto no podes salir del país. O levantó la quiebra o alguien no se dio cuenta y la dejó salir.

— Si viene hoy alguna de ellas y te dice que quiere tomar un café con vos.

— No tomo café.

—¿Les concedés una charla o no?

— No, categóricamente no. Para mí no existen. En el cementerio, para mí no están vivas. Ojo, ojalá sean felices, les vaya muy bien.

 

— Te traigo de nuevo a la tele, de la nueva generación de conductores ¿quién te gusta?

— Santiaguito del Moro me gusta, creo que lo hace muy bien.

— ¿Intratables te gusta?

— Sí, es un programa que suelo ver bastante. He ido cuando no era político, pero ahora es todo política, no tengo nada que hacer ahí.

— Hay muchos artistas que se acercaron durante los últimos años a la politica y se manifestaron, ¿a vos no te interesó?

— No. Dos veces me ofrecieron si quería postularme para diputado pero dije automáticamente que no.

— ¿La militancia de los artistas qué te genera?

— Cada uno es dueño de hacer lo que quiera. A mí no me gusta. Tengo pensamiento político, no estoy aislado de la vida. En el poco tiempo que fui estudiante de Derecho, un día fue al Aula Magna el general Perón a dar una clase magistral y fui a verlo. Dijo una frase maravillosa: "El apolítico es como la bosta de paloma, no tiene ni bueno ni mal olor". Yo no soy apolítico, si no sería lo que dijo Perón. Pero no me gusta manifestarme públicamente porque lo mío es otra cosa.

— ¿Trataron de acercarse los políticos a vos en estos 56 años de carrera?

— Muy poco. Tuve una buena relación con Carlos Menem, no tengo por qué negarlo.

— Eso nos pasa a los argentinos, hoy parece que nadie lo votó a Menem.

— Yo no lo voté nunca, a pesar de tener simpatía hacia él en su momento por supuesto. Después hizo cosas que, bueno… Estando en el medio y en un lugar más o menos importante siempre te encontrás con políticos. Con Alfonsín también, Incluso con los militares te cruzás alguna vez en la vida. No quiere decir que seas militarista ni mucho menos. Ni que estés de acuerdo con la dictadura.

— ¿Cómo fue para vos trabajar durante la dictadura?

— Y, yo tuve algunos problemas. Por ejemplo estando en Radio Splendid, mi locutor estuvo de turno una noche junto a otro querido amigo y en su turno se rompió la tapa de un inodoro. Al día siguiente el interventor de la Fuerza Aérea, un vice comodoro, al que yo después bauticé como vice inodoro, lo llama y los echa porque eran los responsables del turno. Lo fui a ver inmediatamente en defensa de mi locutor y del otro que no trabajaba conmigo pero también lo quería mucho. Me dijo que no, que él estaba justamente ahí para imponer el orden, la disciplina, bla, bla, bla ¿Sabés qué hice? Renuncié. Fue una determinación que tomé de calentón que soy y no me arrepiento de haberlo hecho.

— Aunque nunca te interesó participar en política, si pudieras ser Presidente por 24 horas ¿qué decreto saca Silvio Soldán?

— No aumentaría tanto las tarifas, fue uno de los grandes errores de este gobierno. Ojo, yo estoy muy a favor de este gobierno, pero creo que se les fue demasiado la mano, la falta de sensibilidad en cuanto a eso. Creo que todo lo bueno que están haciendo, que es bastante, se ve un poquito empañado por eso.

Agradecimiento: Producción de vestuario Paula Balmayor. Maquillaje Michelle Dutrey.

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