Aunque asegura que en las reuniones con sus amigos de toda la vida el personaje no entra, comprobamos en esta charla que es imposible hablar con él sin reírse todo el tiempo. Pese al imaginario popular que lo considera un gran compañero para salir de joda, él cuenta que se sorprenderían al saber que en la intimidad su mejor plan un fin de semana puede ser perfectamente ver fútbol, programas políticos o series y comer en casa con su pareja. Hoy, mientras espera que se defina su próximo programa en Telefe, está totalmente dedicado al unipersonal "El trabajo que me dio no trabajar"
—Hay un trabajo de improvisación muy importante en el teatro, ¿sale siempre eso?
—Es lo que más me gusta. Hace muchos años que hago conducción de eventos y tengo como bastante aceitado el tema de jugar con la gente. Después de once años de notero de Caiga…, donde había mucho de improvisación también. Y si me remonto más atrás, cuando estudié teatro con [Agustín] Alezzo. Lo lindo de este espectáculo es que cada viernes que vayas vas a ver una función diferente, porque el 50% es ida y vuelta con la gente.
—En el estreno estaba tu mujer, Jujuy, filmando.
—Estaba en su rol de novia.
—¿Cómo fue su crítica?
—Buena, pero no es muy objetiva, seguramente.
—Ahora voy a volver a ella, pero antes te quiero hacer dos preguntas concretas del espectáculo.
—Ah, pensé que iba a ser si me iba a casar y si iba a tener hijos.
—No, a esas vamos después.
—Voy pensando la respuesta.
—Seguro no te lo preguntaron nunca y no las tenés nada preparadas.
—No, nunca.
—¿La diferencia de edad?
—Menos. Pero si querés lo agrego al final para que estén las tres.
—Dale, perfecto. Te noté un toque pollerudo.
—Me gusta hacerme el pobrecito, el dominado. Es una buena estrategia para ustedes, cuando creen eso, son felices.
—Eso lo hacemos nosotras.
—Bueno, capaz tenga estrategias femeninas en este último tiempo para pasarla mejor.
—¿Las anécdotas que contás en el espectáculo son reales? Hay algo que no podemos contar con el chocolate maravilloso.
—Es verídico, así, exactamente. Te diría textual, con lo cual sólo por eso merecen venir, para ver que no era tan pillo como me hacía en mis épocas de notero de CQC. No hay nada inventado.
—En el arranque hay un video con famosos y se habla del deseo del unipersonal y el ego. ¿Tenés el ego a full o está acomodado?
—Yo creo que lo tengo bien acomodado. No lo pongas como título, porque va a sonar medio raro. Cuando lo tenés mal acomodado, es cuando todo el día vivís la vida de un personaje de la tele, de la radio, del teatro, de lo que sea, y todo pasa por las redes sociales, que ahora se sumaron y tu vida privada, y la verdad es que estoy bastante lejos de todo eso.
—¿Y en algún momento en esa época de CQC se desordenó?
—No. Quizás se me hacía difícil tener ordenada mi vida privada, que es diferente. Era difícil sostener para quien era mi pareja de ese entonces que esté todo el tiempo ahí, en ese rol de coquetear minas en las notas, más allá de que era un chiste.
—¿En esos piquitos alguna quiso pasar a más?
—No, no, no. Y si hubiese sido así, te diría "no".
—Te estás matando de risa, es poco serio.
—No, es que me da risa tu cara… No, muy profesional. Viste, como los médicos, como los ginecólogos, que dicen: "Mi trabajo…".
—No vas a comparar, te lo pido por favor.
—Lo quiero ver a un ginecólogo cuando entra una mina linda; no digo en el momento puntual del trabajo, pero en el momento previo, cuando se desviste. No es lo mismo que vaya mi madre a hacerse ver a que vayas vos. Va a sonar a chiste esto, pero si es mujer para la parte ginecológica prefiero, no para mí, porque todavía no me hice el Papanicolaou, pero si es Sofía quien tiene que ir, de hecho ha pasado, digo: "Fijate, si es ginecóloga, mejor, porque…".
—Qué celoso.
—No cuesta nada, es mirar la cartilla y fijarte el nombre. De la misma manera que si yo tuviera que ir a ver un urólogo, supongo que es mejor que sea un señor que una chica. Y para mí sería hasta más incómodo. Qué sé yo.
—¿Cuáles son las preguntas que más odias en las entrevistas?
—A cualquier evento que voy ahora con Sofi me preguntan: "¿Se van a casar? ¿Van a tener hijos?". Y la verdad es que me da lástima, porque parezco un no remador de notas cuando yo me la pasé tratando de que los demás remen las notas.
—Tenemos las tres infaltables que ya nombramos: casamiento, hijos y diferencia de edad. ¿Por fuera de eso, de qué te da fiaca hablar?
—Políticamente, no le creo mucho a ninguno. Tanto que hablan de la grieta, a veces me siento parado en ese lugar, mirando para los dos lados y viendo que de los dos lados hay falencias y que de los dos lados hay buenas intenciones, en algunos y no termino de creer demasiado. Cuando contestás eso, que es honesto, termina siendo como que no te la jugaste o en realidad sos de uno o del otro.
—Sos un tibio, Pelado.
—Claro, esa es la respuesta. Y muy lejos de eso.
—Lo que pasa es que si uno mira para atrás en tu carrera, estuviste muy cercano a la actualidad en un momento. ¿Hoy volverías a hacerlo?
—A mí me gusta mucho el humor, soy actor y no periodista. Soy muy respetuoso del que es periodista, entonces no sé si estaría al frente de un noticiero, porque siento que no me corresponde. Caiga… era otra cosa, era como un resumen semanal de noticias del diario leído. El otro día era el Día del Periodista y a mí me ponen en las redes: "Feliz día", y siempre me la paso aclarando que no lo soy. Esto que hablabas antes del ego: hay más de uno que tiene el ego tan pasado que se pone en la tarjeta: "Soy arquitecto" y no sabe poner un ladrillo.
—¿Qué diría tu tarjeta hoy?
—Trabajador, como mi cuenta de Twitter.
—¿Cómo te llevás con Mario Pergolini?
—Muy bien. Estuve con él en su casa en Cariló este verano, me quedé dos horas charlando. Conmigo siempre ha tenido muy buena relación.
—¿Es buen tipo?
—Conmigo ha sido un diez. Es un tipo bravo, con carácter, por eso destaco que no hemos tenido nunca una diferencia y lo conocí en el 2001, hace muchos años.
—¿Estás con ganas de hacer tele?
—Sí, estoy como en un stand by y definiendo, porque mi año iba a empezar en mayo y por estas cuestiones de los canales Telefe estrenó todo lo que eran proyectos para ese mes y entre ellos frenó el mío; entre la productora y el canal están poniéndose de acuerdo. Ya veré. No me desespera tampoco.
—Vos sos figura de Telefe. ¿Qué pasaría si te llaman el año que viene para el Bailando… con Jujuy?
—Con Marcelo Tinelli tengo muy buena relación off the record, y sería muy halagador que me invite a su programa, pero no puedo bailar, porque no me responden las piernas, básicamente. Para ir a hacer un papelón, no sé. Sofi baila bien, pero no me imagino en ese espacio, la verdad y tampoco me imagino que les interese a ellos que yo esté ahí.
—Olvidate, ellos chochos de la vida.
—¿Vos decís? Bueno, deciles que me manden el contrato.
—¿A qué le decís un "no" rotundo?
—Y, por ejemplo, esto no lo haría. Ir al Bailando… la verdad es que no me lo puedo imaginar. Tampoco haría todo lo que me parezca que no es ético o de joder al otro, es "no" rotundo.
—¿Te puedo ver conducir Intrusos?
—A mí me gusta mucho cómo [Jorge] Rial conduce Intrusos, porque la tiene atada. Alguna vez en una nota de Caiga… fuimos ahí al piso y me dijo: "Mira cómo estiro seis minutos con nada", y no sé qué dijo y empezó a estirar. Pero él lo sabe hacer, yo no sé si podría manejar esa situación o que la piba invitada se ponga a llorar y cómo manejás esa cuestión.
—Cambiando totalmente de tema, quiero tu opinión sobre algunas frases de Napoleón.
—¿Son de Napoleón o es capcioso?
—No, creemos que son de Napoleón.
—Capaz me decís eso y después son tres frases que resulta que dijo el Ogro Fabbiani y yo opinando como que eran de Napoleón. No me molestaría igual.
—No, esas maldades son tuyas.
—Sería de mi propia medicina.
—"La realidad tiene límites, la estupidez no".
—Esto de "a veces la realidad supera la ficción" acá sería más o menos acomodado, pero es verdad.
—¿Te has cruzado mucho estúpido por el camino?
—Hay mucho estúpido suelto, hay que tener cuidado. No me quiero poner en contra a todos los pibes del boliche, porque hay pibes copados, pero el típico personaje de la noche; ahora muchos son DJ, porque desde que se inventó el iPod todos son DJ. Yo conozco a Alejandro Pont Lezica, que agarraba dos discos y los mezclaba… Esos personajes nocturnos, pseudo DJ, que leen cuatro libros espirituales y demás, esos me causan risa. Ahí hay mucho estúpido dando vueltas.
—"Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo".
—Está estadísticamente comprobado que el hombre muere antes que la mujer, que es una manera de huir. El infarto del hombre es decir: "Bueno, prefiero irme a otro lugar mejor antes de seguir aguantando". Ustedes tienen un grave problema, que es que, en el momento de la discusión, sabiendo que no tienen razón, siguen discutiendo. Eso es increíble, ¿o no? ¿Me lo vas a discutir? ¿Otra cosa que hacen sabés qué es? Dicen: "Tenés razón, pero…". El pero desacredita todo lo anterior.
—"En la guerra, como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca".
—Bueno, sí, excepto que seas muy dotado. Esto puede salir al aire, ¿no? Es así. Para verla de lejos decís: "Guau, señor López".
—Lo dijo Napoleón.
—Lo que pasa es que estos días decir "señor López" es un quilombo.
—Uf.
—Veo mi apellido en todos lados, menos mal que no soy yo, ¿no?
—"Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor".
—Por el amor uno hace un montón de movimientos, inclusive el que hablabas antes para tener cerca. Por dinero nos movemos también. A mí no me gusta mucho el rosquero, el que rosquea y rosquea y rosquea, para después conseguir un trabajo, que en definitiva es dinero.
—¿Cómo ordenás salud, dinero y amor?
—La salud y el amor son fundamentales. No soy un tipo preocupado, pero si se puede tener para comprar un sanguchito, algo, no me importa tampoco.
—¿No te importa mucho la plata?
—No. Me gusta vivir bien y laburando he tenido ahora la posibilidad de vivir mucho mejor que cuando era más chico. Pero no soy un tipo que está obsesionado por el dinero, ni cerca.
—"La envidia es una declaración de inferioridad".
—Suena a autobombo, pero nunca sentí la sensación de envida, ni de chico.
—¿Y te sentiste envidiado vos?
—A veces siento la energía de la gente. Gracias a Dios, me ha ido bien y hay mucha gente que es envidiosa de que de repente te vaya bien o que estés bien en una relación o, vamos a lo superficial, que tengas un lindo auto. La famosa frase de: "Estás robando lindo, ¿eh?". No, me lo compré trabajando.
—¿Tenés amigos en el medio?
—Me llevo muy bien con mucha gente del medio, pero no tengo un vínculo de amistad de juntarme a comer o de compartir; llega mi cumpleaños y no invito a gente famosa.
—¿Si pudieras elegir una persona viva, muerta, de la historia, de donde sea, para tener una charla de dos horas, quién sería?
—Me encantaría compartir una charla con [Alberto] Olmedo. Siempre lamento no haber sido contemporáneo como notero. Así como generé un vínculo divino con [Ricardo] Darín, me hubiese encantado generar un vínculo con Olmedo.
¿La tele extraña a alguien?
—A mí, por ejemplo, la época de Nico [Repetto] y el formato Sábado Bus me encanta. Miraba y sentía como que estaba en una cena en la cual no podía participar, pero me gustaba la charla y el tiempo de charla. Hoy la tele va tan rápido que a lo mejor no se puede hacer eso. Mario es un personaje que está buenísimo que esté en la tele, pero es una decisión de él no estar. [Jorge] Guinzburg es un personaje que lamentablemente no está más y en la tele no hay otro así.
—La tele siempre sigue.
—Yo hablo de los que extraño o algunas personas. El mejor ejemplo es, si Tinelli, siendo el número uno de la televisión indiscutido durante los últimos 25 años, un año dieron vueltas, quedó afuera y la tele siguió igual. El que se come que es indispensable para la tele está frito.
Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario; Michelle Dutrey, maquillaje.