Las plantas son sensibles al tacto

Una investigación científica realizada en la Universidad de Australia Occidental publicada por Plant Physiology demuestra que, aunque no pueden pensar, las plantas son capaces de “sentir”

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(Shutterstock)
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Un estudio realizado por la Universidad de Australia Occidental (UWA) confirmó lo que para muchos ya era una verdad revelada: que si bien las plantas no emiten señales perceptibles ante los cambios en el ambiente, sus genes se expresan de manera diferente después de ser estimuladas por algún agente externo. Si bien no son capaces de pensar, las plantas sí pueden sentir, podría ser la traducción al lenguaje llano de la investigación publicada por la revista especializada Plant Physiology.

De acuerdo con el estudio liderado por el experto en biología molecular Olivier Van Aken, al no poder huir de situaciones peligrosas, las plantas desarrollaron "complejos sistemas de defensa de estrés para sentir su ambiente y ayudarles a detectar peligro y responder apropiadamente".

El estudio se basó en los cambios en la expresión de miles de genes de plantas que fueron detectados minutos después de que fueran rociadas con agua. Es decir, se trata de una variación genética experimentada durante un corto período de tiempo, lo que permite sostener que pueden responder de un modo dinámico a los cambios en su entorno.

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Además, también fueron identificadas modificaciones ante el tacto, pinchazos y la sombra, lo que podría significar un mecanismo de defensa ante la lluvia y el viento o el contacto con un insecto.

"Observamos que incluso el simple acto de dejar caer gotas de agua sobre una hoja causa una respuesta compleja en las plantas", explicó Van Aken. Incluso las pequeñas vibraciones de una oruga que mastica una hoja son transmitidas hasta zonas más distantes de la planta causando una reacción, sostuvo el investigador del Centro de Excelencia en la Biología de Energía de las Plantas. El estudio sugiere que la respuesta al tacto puede preparar a las plantas para defenderse de los peligros o adelantarse a cambios climáticos favorables.

La investigación pudo también identificar dos proteínas que ayudan a desactivar la respuesta de las plantas al tacto.

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