Fue baleado y quedó discapacitado, pero sus agresores están libres

Guido Álvarez tenía 19 años y estudiaba Ingeniería Industrial en la UTN, carrera en la que le iba muy bien y que disfrutaba. Una noche salió a divertirse y a bailar con un grupo de amigos por Ramos Mejía, en La Matanza, pero lo inesperado sucedió cuando emprendía la vuelta a casa

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Caso Guido Álvarez: fue baleado en la calle y quedó discapacitado con 19 años.
Caso Guido Álvarez: fue baleado en la calle y quedó discapacitado con 19 años.

"Alrededor de las 6 de la mañana, salen del boliche y se dirigen a buscar los autos para retirarse del lugar. No salen todos juntos, iban en grupos de dos o tres. A una cuadra y media del boliche (ubicado sobre avenida Gaona), ven un auto Fox blanco y un tumulto alrededor, de ese grupo salen dos muchachos y los cruzan, de frente, caminando. Al instante los pasan corriendo hacia donde iban ellos y giran en la primera esquina. Cuando los primeros amigos de mi hijo llegan a esa esquina, se les aparece uno de estos muchachos (Darío Aguirre) con una pistola en la mano, increpándolos y diciéndoles que los iba a matar. Uno de los amigos de mi hijo, al que amenazó, es el mayor del grupo y seguramente para protegerlos le dijo al agresor que a los demás no les hiciera nada y que si quería matar a alguien que lo matara a él. El agresor trató de separarlo con una mano y disparó un tiro al aire, según sus dichos, para asustarlo". Este relato sobre lo sucedido en la madrugada del 1º de junio de 2014, pertenece a Roberto Álvarez, padre de Guido.

Vino entonces una discusión y disparos. "Mientras van llegando los demás amigos de Guido aparece un Citroën C4 negro del que se baja el conductor (Lucas Morganti) y amigo del que tenía el arma. Hay una discusión, los dos entran al auto y dan marcha atrás violentamente de contramano y en zigzag tratando de atropellar a los amigos de mi hijo que estaban detrás del auto. Hacen unos 15 ó 20 metros en reversa y cuando llegan a la esquina cruzan el auto de modo que Morganti queda del lado donde estaban Guido con sus amigos, bajan la ventanilla y les disparan 8 tiros. La policía encontró las vainas en el piso. Los amigos de mi hijo alcanzaron a tirarse al piso, pero Guido quiso correr para protegerse y no hizo a tiempo. Le pegaron un tiro en la frente y cayó en el medio de la calle. Los agresores escaparon", se lamenta. Fue gracias a uno de los amigos de Guido, que tomó la patente, que dieron con los agresores.

Los amigos del muchacho corrieron a auxiliarlo. Estaba boca abajo y al darlo vuelta ven que de su frente manaba sangre y que no respiraba; desesperados piden socorro y un testigo ocasional le practica RCP y logra reanimarlo. De inmediato los vecinos colaboran con mantas hasta que llega la ambulancia y lo trasladan al Hospital Güemes, de Haedo, donde le realizan los primeros auxilios.

“Le tuvimos que sacar el Certificado de Discapacidad”, contó Roberto Alvarez sobre las secuelas que le quedaron a Guido, su hijo, luego de ser baleado en la calle.
“Le tuvimos que sacar el Certificado de Discapacidad”, contó Roberto Alvarez sobre las secuelas que le quedaron a Guido, su hijo, luego de ser baleado en la calle.
 

El inicio de la causa, los días entre la Fiscalía y los tratamientos para Guido

Una hora después, a las 7 de la mañana, avisan a la familia Álvarez lo sucedido. "A eso de las 10:30 los médicos nos dicen que estaba muy grave y que teníamos que trasladarlo porque requería una operación de cráneo descompresiva y ellos no la podían realizar. Pido el traslado al Sanatorio Anchorena donde el neurocirujano que lo iba a operar nos explica que le tiene que sacar una parte muy importante del cráneo debido a la gran inflamación del cerebro. Iban a tratar de salvarle la vida, pero no nos garantizaron cómo quedaría neurológicamente", recordó Roberto. La cirugía comenzó a las 14 y terminó a las 20. Lograron salvarlo, pero sospechaban que habría secuelas graves. Tras un mes de internación Guido fue derivado a una clínica de rehabilitación en Ituzaingó donde permaneció otros 90 días. Recién en septiembre de 2014, la familia consiguió un lugar en el Instituto FLENI de Escobar donde realizó terapias 3 veces por semana más rehabilitación en kinesiología y fonoaudiología. A fines de marzo de este año fue dado de alta, pero cada 3 meses asiste a evaluaciones médicas.

Mientras todo eso sucedía, otra batalla se desarrollaba ante la Justicia. Desde su inicio el hecho fue caratulado como "homicidio simple agravado por el empleo de arma de fuego en grado de tentativa y portación de arma de fuego de uso civil". Comenzó el juicio oral en el que declararon los testigos, amigos de los acusados (los que estaban en el Fox blanco y otros que no estuvieron al momento de desencadenarse los hechos). "Declaran que los imputados les cuentan que (Darío) Aguirre realizó un disparo al aire para asustar a unos chicos en una discusión y que desde la esquina Morganti le arrebata el arma a Aguirre, baja la ventanilla y vacía el cargador disparándole a ese grupo de chicos", cuenta el padre de Guido sobre los primeros testimonios orales. Por medio del fiscal (la familia no se presentó como particular damnificado) supieron que los imputados declararon que consiguieron el arma "un día que los quieren robar y pelearon con el asaltante y le robaron el arma", pero al allanar la casa de Morganti encontraron gran cantidad de municiones de ese y otros calibres.

"En los alegatos el fiscal pide 6 años de prisión para ambos. Al terminar y salir de la sala se nos acerca y le comento que me pareció poca la pena solicitada para un hecho de tal gravedad, a lo que responde que consideró eso porque no tenían antecedentes… y me informa que se iba de licencia y que no estaría en la lectura de la sentencia. Concluido el juicio, el Tribunal nos informa que el día 19 de mayo informará la sentencia. Ese día concurrimos con mi esposa y no estaba más que la secretaria del Juzgado y la abogada del imputado Aguirre. La primera anticipa que solo leerá "las partes más relevantes de la sentencia" y ante nuestro estupor dijo que a ambos les dieron 3 años de prisión en suspenso. Cuando concluye la lectura, se acerca y nos dice que si estábamos en desacuerdo quedaba la instancia de la apelación. Salimos de los tribunales y fuimos a la Fiscalía donde le comento a una secretaria lo acaecido, me dice que en cuanto los notifiquen de la sentencia, van a preparar la apelación con urgencia porque contaban con un plazo de 20 días", detalló Álvarez. Al día siguiente y previendo que no podría apelar se contactó con un abogado particular con quien fue a ver si había avances para apelar. "A los minutos sale una mujer que se presenta como secretaria de la Fiscalía y me dice que no van a apelar. El motivo es que no puede apelar porque el Tribunal cambió la carátula del hecho por "lesiones graves" y como la sentencia no es menor a la mitad de lo solicitado por el fiscal, no puede apelarse…". Luego de unos días de incertidumbre respecto de qué pasará con la causa el fiscal confirmó la apelación, pero es improbable que pueda ser aceptada. "Voy a denunciar a los jueces ante el Consejo de la Magistratura. Pedí apelación por el cambio de carátula", añadió. La familia espera que la Justicia pueda revertir la situación y que los agresores de Guido tengan condena firme.

Las secuelas de Guido

 

Guido no podrá volver a estudiar ni continuar con su carrera. "Tiene una hemiparesia izquierda (todavía no mueve la mano y camina con una valva en esa pierna, ya que no tiene buen dominio del pie); al ser zurdo tuvo que aprender a escribir con la derecha. También sufre afasia, que es un problema del lenguaje y algunos problemas cognitivos. A raíz de que no le pudieron extraer la bala de la cabeza, ha sufrido convulsiones y está medicado para ello. En un principio por 4 ó 5 años, pero transcurrido ese tiempo se evaluará si debe seguir con la medicación. También perdió casi medio cráneo en la craneotomía descompresiva que debieron realizarle. Hoy está emplaquetado".

La familia de Guido pide que se respete su pedido de apelación al cambio de carátula y que quienes lo balearon paguen por las secuelas que le dejaron, que no son leves.

 
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