Cada persona tiene sus secretos para darse ánimo en momentos en los que el cuerpo parece no querer más. Están los que se automotivan, los que se ponen desafíos inmediatos y así van alcanzando uno a uno y también los que insultan cuando "no dan más".
Este último grupo, que parece tener una actitud negativa, posee una ventaja con respecto al resto. De acuerdo a un nuevo estudio, expresar el enojo o la frustración parece aumentar la fuerza por períodos cortos de tiempo.
En investigaciones anteriores se demostró cómo el uso de malas palabras puede aumentar la tolerancia al dolor, debido a que estimula el sistema nervioso simpático, encargado de las revoluciones del ritmo cardíaco y de la respuesta evolutiva de "lucha o huida" cuando se detecta algún tipo de amenaza.
A partir de esto, un grupo de Investigadores de la Universidad de Keele y la Universidad Long Islandia de Brooklyn, EEUU, teorizaron si este comportamiento podría dar a la gente una resistencia inmediata. Para probar su teoría, pidieron a un total de 81 participantes que completen pruebas cortas de potencia anaeróbica e isométrica. Algunos anduvieron en bicicleta fija a una intensidad máxima durante 30 segundos; otros apretaron una mancuerna tan duro como podían.
Así, midieron el rendimiento en dos circunstancias: una vez mientras pronunciaban uno de sus insultos preferidos cada tres segundos, y otra repitiendo un palabra neutra, como "redondo" o "plana".
Como se esperaba, los voluntarios tuvieron una mayor potencia mientras insultaban. Sin embargo, también descubrieron que no hubo diferencias significativas en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, y la conductancia de la piel (una medida que aumenta la excitación fisiológica) entre los dos grupos.
Para David Spierer, coautor del trabajo y ex profesor asociado de entrenamiento deportivo, la salud y ciencias del ejercicio en la Universidad de Long Island de Brooklyn, esto "sugiere que el sistema nervioso simpático puede no ser el factor determinante, después de todo" y que maldecir "puede permitir a la gente cerrar sus inhibiciones".
De esta manera, aseguró Spierer, insultar podría ser útil en cualquier circunstancia en la que se requiera un aumento de la fuerza muscular y una explosión repentina de energía: "Si usted está tratando de abrir un frasco y es muy difícil, no voy a decir que maldecir sin duda permitirá que la abras, pero va a disminuir su conocimiento de qué es lo que está haciendo, y eso sí puede ayudarlo".
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