La alimentación es el aliado vital e indispensable para cada entrenamiento. En los hábitos nutricionales radica gran parte del éxito de los tantos gurúes fitness y físicoculturistas que presumen en los canales sociales una silueta tonificada y ostentosa, envidiable, codiciable. Y más allá de los modelos de figuras esculturales, también lo es para cuando lo que se pretende es aumentar la energía, el vigor, la resistencia, la potencia.
Un fiel ejemplo es el atleta de fuerza Brian Shaw, galardonado como el hombre más fuerte del mundo en cuatro ocasiones (2011, 2013, 2015 y 2016) en el reconocido certamen World's Strongest Man. Con 35 años y un peso de 192 kilos, para alcanzar el mérito se somete a diario a una combinación de exigente ejercicios con una dieta extrema: consume al día 12.000 calorías, repartidas en siete comidas diarias. Una suma altísima, comparada con las 2.500 calorías por día que en general ingiere regularmente una persona de sexo masculino.
Inversamente de quienes restringen el consumo de alimentos con un alto aporte calórico, Shaw selecciona aquellos que aportan varios cientos por ración. Galletitas, helados, pizzas, hamburguesas, pollo asado, carne de res, brócoli picado, pastel de queso, pavo y abundantes platos de espaguetis son la preferencias para conformar un potente menú.
Solo con el desayuno ya suma una sinuosa cantidad: consumiendo un batido de cereales (tostadas de canela) y ocho huevos, lo que equivale a aproximadamente 1.180 calorías, 68 gramos de grasa, 74 gramos de carbohidratos y 68 gramos de proteína. Los datos los reveló el equipo Supertraining del colega y también ex luchador Mark Bell, que documentó cada paso suyo en un día normal.
La segunda comida es una hora después e incluye un batido de proteínas que contiene suero de leche, mantequilla de cacahuete, y barras de granola, con una composición nutricional de 1.025 calorías, 25 gramos de grasa, 92 gramos de carbohidratos, y 115 gramos de proteína. Así, en una mañana típica, a solo tres horas de levantarse, ya incorporó 2.300 calorías.
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"Comer para mí es la parte más difícil, porque es constante y no se detiene desde que me despierto hasta que me voy a la cama. Y luego hay que levantarse y hacerlo todo de nuevo", cuenta Shaw. Y agrega algo contraído: "La gente piensa que la formación es la parte difícil, en realidad no es. Eso es divertido: puedo soltarme y hacer lo que quiero hacer. Solo me dan a entrenar por unas horas durante el día, pero esto (comer) es todo el día por lo que es constante. Es un mal necesario".
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El plan alimentario es acompañado de varias horas de entrenamiento. La práctica física es tan brutal y extenuante como cuando muestra sus condiciones en cada competencia. En su cuenta de Instagram sube videos con impresionantes destrezas, maniobrando desde los convencionales aparatos de gimnasio hasta arrastrando vehículos, levantando la piedra de atlas o volteando neumáticos gigantes. De este modo transcurre la vida de Shaw, que es un desafío permanente con los límites del cuerpo humano.
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