Sin dudas que la voluntad es el motor de todo inicio en lo que al entrenamiento físico respecta. La búsqueda constante de excusas para activar el organismo encuentra una aliada notable en el resultado final: la pereza. Pero no es esta la razón -por lo menos no la única- por la que muchas personas posponen el comienzo de una rutina saludable.
Es aquí en donde el plan inicial de ir "tres veces por semana" al gimnasio pasa a transformarse en una, con suerte. A veces cada 15 días y otras, mejor ni recordar cuándo ocurrió por última vez.
Investigadores del Instituto Americano de Diabetes y Enfermedades Digestivas hallaron que las personas con sobrepeso presentan alteraciones en uno de los receptores de dopamina (D2), lo que dificulta su capacidad para el movimiento intenso.
En el estudio, al manipular este receptor en ratones delgados se obtuvo exactamente el mismo efecto (pereza en los ejercicios), aunque en los obesos sucedía de forma natural y no era proporcional a los kilos de más: a medida que los animales engordaban no se volvían más vagos, sino que la desidia empezaba con el fallo del neurotransmisor al comienzo de una dieta alta en grasas.
La publicación en Cell Metabolism sirvió para confirmar que una alimentación saludable -como recomiendan todos los especialistas- potencia la actividad física, actuando de manera complementaria para la pérdida de peso.
Sin embargo, los científicos aseguraron "si no conocemos el fundamento físico subyacente de un comportamiento, es difícil decir que la fuerza de voluntad por sí sola puede cambiarlo".
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