A lo largo del tiempo surgieron diferentes formas, dietas, ejercicios y un sin fin de recomendaciones para bajar de peso. Para algunos, perder kilos es prácticamente una obsesión. Esta inquietud dio lugar a la aparición de gurúes prometiendo métodos infalibles, dietistas aconsejando rutinas alimenticias o estrellas fit influenciando actividades físicas que en ocasiones rozan el límite de la resistencia. Todas ideas novedosas, pero a la vez de dudosa efectividad.
La ciencia también tomó partido en esta disyuntiva. Para hallar respuestas al indescifrable enigma que significa adelgazar, en la comunidad científica se llevaron a cabo cientos de estudios. Con la colaboración de voluntarios y buscando la mayor propiedad posible, los análisis se realizaron a diferentes escalas. A continuación una lista de una serie de consejos certificados los especialistas.
Los mejores ejercicios aeróbicos
La Universidad de Copenhagen, Dinamarca, profundizó las consecuencias de uno de los deportes más populares en los últimos tiempos, el running. Un análisis, publicado en The Journal of Sports Medicine, determinó que correr 5 kilómetros por semana es suficiente para reducir en promedio cinco kilos de grasa, siempre y cuando, se acompañe de una dieta equilibrada.
Pero existe una mejor variante al running, ya que según una investigación de la Universidad de Jena, Alemania, saltar la cuerda es mucho más efectivo que el running, no solo por el consumo calórico sino por casi evitar la exposición a daños musculares. Los expertos arribaron a la conclusión de que este ejercicio aeróbico gasta un 24 por ciento más de energía que correr al realizar ambas actividades a la misma intensidad.
Sumar fibra soluble, el aliado ideal
Sobre una muestra de 1100 adultos, un estudio publicado en la revista Obesity Journal explicó que cada 10 gramos de fibra soluble que los sujetos añadían a su dieta su grasa abdominal se reducía un 3,7 % a lo largo de 5 años, debido al efecto saciante de este tipo de fibra que se disuelve en el agua. Algunos de los alimentos que contienen una mayor cantidad: salvado de avena, avena, cebada, guisantes, manzanas y zanahorias.
Más horas de sueño
Las dificultades que dormir mal producen en el organismo son conocidas. Cualquier persona que haya descansado poco pudo apreciar cómo afecta desde el estado de ánimo, el humor y hasta la capacidad para concentrarse, entre otros. Además de todo ello, también puede afectar la agenda fitness.
Un estudio realizado el Centro de Estudios en Psicobiología y Ejercicio, de la Universidad de San Pablo, Brasil, reveló que existe una relación directa entre dormir mal y la incapacidad para bajar de peso: la falta de sueño disminuye la actividad de las vías de síntesis de proteínas, que son la base estructural de los músculos.
El déficit de las horas de descanso interfiere con los mecanismos desde el apetito y la regulación de los niveles de glucosa hasta la secreción de hormonas, como la hormona de crecimiento, melatonina, cortisol y leptina.
No abandonar las grasas
Eliminar las grasas por completo es una regla que se repite en muchas dietas. Analizando 53 ensayos clínicos, especialistas del Hospital Brigham y de Mujeres y el TH Chan Escuela de Harvard de Salud Pública detectaron que la pérdida de peso se mantenía mejor en el tiempo al seguir una dieta alta en grasas y carbohidratos, que con las que promueven lo contrario.
El informe destacó los ácidos grasos recomendables: Omega 9, que se encuentra en aceites de oliva, aceites de canola, palta, nueces, almendras, castañas de cajú y avellanas; Omega 3, incluido en aceites de pescado, aceites de linaza, nueces, semillas de sésamo, palta, repollo, espinacas, aceites de canola, salmón, arenque y huevos enteros; Omega 6, disponible en aceites de lino, de semilla de uva, de borraja, de onagra, pistachos, semillas de girasol.
¿Cenar a la tarde?
El Centro de Investigación Biomédica Pennington de la Universidad Estatal de Luisiana realizó un experimento para determinar si la alimentación durante franjas del día muy restringidas conlleva a una capacidad mucho mayor para perder grasa, además de desarrollar un riesgo menor para contraer enfermedades crónicas.
Bajo esta premisa, el equipo de científicos elaboró la prueba en la que se redujo la alimentación diaria de más de una decena de voluntarios hasta un margen de seis horas, anticipando incluso el momento de la cena a antes de las 14, lo que implicaría prácticamente suprimirla. De acuerdo a los resultados, la cantidad de grasa quemada aumentó considerablemente.
Incluir sandías en la dieta
Uno de los alimentos adecuados para sobrellevar las altas temperaturas es la sandía. La European Hydration Institute (EHI) afirmó que incorporarlas en su estado natural o en jugos es la salvación para todas aquellas personas que necesitan encontrar sabor en las bebidas porque no son capaces de beber agua corriente.
Una rodaja de sandía aporta 150 ml de agua (equivalente a los 8 vasos diarios que los nutricionistas aconsejan beber). En el mismo terreno, la naranja, el pomelo y el limón surgen como excelentes alternativas para comenzar el día.
Los resultados no son típicos y pueden variar de persona a persona
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