El gimnasio representa para muchas personas un lugar hostil. Permanecer al menos una hora encerrado entre cuatro paredes cada día se puede volver una tarea aburrida y tediosa que haga desistir al entusiasta de una rutina de entrenamiento. Sin embargo, la posibilidad de realizar ejercicio al aire libre siempre es una opción tentadora y más cuando el clima lo permite.
En los últimos años, el running proliferó no solo en Argentina, sino a nivel mundial de un modo impresionante. Las carreras -tanto las cortas como las maratones- se multiplicaron y encuentran cada vez más participantes interesados. La otra gran actividad al aire libre y, sin dudas no una moda pasajera, es la bicicleta. Desde dar vueltas alrededor de un parque como una vía recreativa o largos recorridos como un modo de entrenamiento. Ahora, ¿qué pasa cuando confluyen estas dos pasiones al aire libre?
El inventor holandés Bruin Bergmeester creó una peculiar bicicleta en la que el usuario no debe pedalear para trasladarse. Con la Lopifit -luego renombrada como cintacleta-, el hombre o la mujer que la use va de pie y debe caminar, trotar o correr y, de ese modo, pondrá en movimiento el aparato.
Una foto publicada por Lopifit Canada (@lopifit_canada) el
En el diseño de la cintacleta, Bergmeester incluyó un pequeño motor de pedaleo eléctrico que detecta el movimiento del usuario y lo potencia, de modo que una simple caminata genera fuerza suficiente para alcanzar velocidades de bicicleta. Se calcula que el invento llega hasta los 25 km por hora y, una vez que se disminuye el paso, la velocidad también se reduce hasta el frenado.
Everybody’s standing at attention for the lopifits! #lopifit #lopifitorlando #orlando
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El sistema motorizado continúa la línea de otro invento que en su momento captó gran interés: las bicicletas eléctricas. De acuerdo al vendedor, permite una caminata hasta 4 veces más rápida que se extiende hasta un máximo de 55 kilómetros de distancia. Bergmeester describió a la cintacleta como una "máquina para correr sobre ruedas". Su longitud total es de 2,3 metros.
Además, la cintacleta cuenta con una pantalla que muestra en qué estado se encuentra la batería. La parte trasera del aparato se puede pensar como un asiento que permite movilizar a otro pasajero sin la necesidad de que él también realice un esfuerzo. El añadido resulta ideal para trasladar a un niño.
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Desde su lanzamiento, el producto cosechó un éxito de ventas considerable en Europa, Estados Unidos y Japón. Sin embargo, su precio lo transforma en un bien inaccesible para la mayoría. La cintacleta, que viene en 6 colores diferentes -negra, azul, naranja, roja, dorada y blanca-, se comercializa por 1.900 euros.
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