A 2.400 millones de años luz de la Tierra, tiene lugar un suceso espacial histórico. Dos conglomerados enormes, formados por cientos de galaxias, colisionan para formar un aglomerado aún más inmenso que ya tiene nombre: Abell 115.
La fusión en proceso está generando una liberación inconmensurable de energía. Ambas ya crearon una nube de gas turbulenta con una temperatura de 165 millones de grados; diez veces superior a la que se registra en el mismo núcleo del Sol.
El descubrimiento estuvo a cargo de la Universidad de Colorado, en Boulder. El líder de la investigación, Jack Burns, sostiene que tal temperatura se debe a que los conglomerados galácticos chocaron a velocidad supersónica. "Enérgicamente hablando, estos eventos de fusión de racimos de galaxias son las explosiones más grandes en el universo desde el Big Bang", afirmó.
Burns y sus colegas observaron la colisión gracias al observatorio de rayos X Chandra, de la NASA, y al radiotelescopio Very Large Array de Karl G. Jansky, con sede en Nuevo México. "Son sistemas masivos y muy dinámicos que continúan evolucionando hasta nuestros días", sostuvo en la presentación del hallazgo, en la Reunión de la Sociedad Astronómica Americana.
Los dos conglomerados tienen dimensiones incalculables. Cuentan con cientos –o hasta miles– de galaxias individuales; cada una de ellas es igual o mayor que la propia Vía Láctea. Se trata de los objetos gravitaciones más grandes del Universo.
"No esperábamos ver tan caliente el gas entre los componentes del racimo", dijo Jack Burns, sorprendido por la temperatura alcanzada. "Creemos que la turbulencia es como una cuchara grande que agita gases, convirtiendo la energía del movimiento de los racimos de fusión en energía térmica. Es una manifestación de ellos golpeando como dos macetas gigantes. Algo que no hemos visto antes".
Los investigadores encontraron regiones de gas frío alrededor de los núcleos, lo cual es un indicio de que no es el primer encuentro entre las dos estructuras. Creen que los objetos giran como en una danza, se rozan y chocan. De ese modo, intercambian gases antes de la fusión y la concreción de Abell 115.
"Creemos que Abell 115 eventualmente se 'relajará' y se concentrará, lo que resulta aburrido en comparación con lo que estamos viendo ahora", señaló Burns, quien además anunció que investigarán las emisiones de radio de la colisión, las cuales surgen a partir de electrones que viajan casi a la velocidad de la luz.
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